EL MUNDO 12/06/14
· El líder del PSC se siente abandonado por los alcaldes que le apoyaban y sin fuerzas para afrontar el cisma interno
· Su salida agrava la crisis del PSOE
Convergència y Esquerra se llevaron ayer la alegría más grande de los últimos meses. Pere Navarro, el hombre que trató de clarificar la posición del PSC en el debate soberanista después de meses dando tumbos, sucumbió a la presión y anunció que dimite como primer secretario de los socialistas catalanes.
Navarro se había quedado solo dentro del partido tras los desastrosos resultados de las últimas elecciones europeas. Muchos de sus afines son alcaldes, tienen la vista puesta en las municipales del año que viene y no quieren que la ola que arrastra al PSC desde que pactó los tripartitos con ERC e ICV se los lleve también por delante.
Navarro anunció su decisión ayer, aunque llevaba días meditándola. Intentó superar el varapalo de las europeas del 25 de mayo, cuando el PSC perdió la mitad de votos con respecto a las anteriores, haciendo algunos cambios en la dirección. Pero la ronda de contactos que inició tras esos comicios entre afines y críticos le ha convencido de que «la mejor solución» es que él deje de ser primer secretario del partido.
Fuentes próximas al líder del PSC confirmaron que estaba «quemado» tras una trayectoria con más sombras que luces y que ya «no se sentía querido» en el partido. El desangelado coloquio que protagonizó el martes en el elitista Círculo Ecuestre de Barcelona, en el que nadie parecía demasiado interesado en su opinión sobre la situación política actual, le hizo ver que tampoco era muy apreciado fuera de su formación.
La salida de Navarro es la tercera importante en la familia socialista tras las europeas y deja aún más tocado a un PSOE en transición. Tras las renuncias de Alfredo Pérez Rubalcaba y de Patxi López, el PSC busca ahora también nuevo líder, que deberá volver a abrir un debate, el territorial, que, mal que bien y con contestación interna, ya había sido cerrado.
El todavía líder de los socialistas catalanes –lo será hasta el sábado– empezó el día con una intervención muy floja en el Parlament durante la sesión de control a Artur Mas. Poco después, convocaba una rueda de prensa en la sede de la calle Nicaragua en la que anunciaba su dimisión.
«Anuncié que estos días tendría una serie de conversaciones, una ronda de contactos internos y externos, y propondría la mejor solución. Y la mejor solución es dejar paso a una nueva dirección», dijo Navarro. El líder del PSC apostó por «cambios profundos» que pasan necesariamente por la convocatoria de un congreso extraordinario.
Navarro había recibido en los últimos días críticas, incluso públicas, de dirigentes como Jaume Collboni, que él contribuyó a aupar a alcaldable de Barcelona, o del histórico Raimon Obiols, a quien no consiguió captar para el proyecto futuro que estaba preparando. Diputados autonómicos hasta ahora afines como Xavier Sabaté también habían pedido una renovación profunda y alcaldes como el de Granollers, Josep Mayoral, se manifestaban desde hace días sin ambages a favor de un congreso extraordinario.
El líder de los socialistas catalanes, que comunicó ayer mismo su decisión a Rubalcaba y a Mas, dejó en manos de esa nueva dirección incluso su papel en el futuro dentro del partido. Seguramente, seguirá como diputado raso.
El nuevo PSC dará su primer paso el sábado, cuando está convocado un Consejo Nacional que deberá crear una comisión gestora y convocar el congreso extraordinario. Fuentes de la formación se decantaban ayer por un «congreso express», preferiblemente antes de septiembre. La inminencia del 9 de noviembre, fecha que Mas y sus socios han establecido para la consulta soberanista, aconsejaría esa celeridad.
Mientras tanto, representantes comarcales y dirigentes críticos tomaban ayer posiciones para cuando se forme la nueva dirección del PSC. También lo hicieron los tres diputados apartados por votar a favor del plan soberanista de Mas en el Parlament –Marina Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura–, a quienes Navarro reprochó que expresaran «permanente y públicamente las diferencias de criterio» y «vulneraran acuerdos tomados de forma democrática» en los órganos de dirección.
Se refería al Consejo Nacional celebrado en noviembre de 2013, cuando el partido se desmarcó del referéndum de Mas y se mostró partidario sólo de una consulta acordada con el Gobierno español. La propuesta obtuvo un 83% de votos –secretos– favorables.
Elena, Geli y Ventura saboreaban ayer su victoria. Los tres críticos, cuya representación se ha visto enormemente magnificada en los medios independentistas, consideraron que la dimisión de Navarro supone una oportunidad para iniciar un proceso de «reconstrucción» que acerque al PSC a la consulta soberanista y al derecho a decidir.
Empiezan ahora las quinielas, donde los mejor colocados parecen de momento la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, el propio Collboni o Miquel Iceta, el eterno cerebro en la sombra. Falta ver qué papel adoptará en el proceso el ex presidente de la Generalitat José Montilla, que sigue controlando el aparato del partido y que contribuyó decisivamente a aupar a Navarro en su momento.
La dirección federal del PSOE mostró su respeto por la decisión de Navarro y recordó que «siempre fue un político consecuente» con sus principios y que ha buscado el diálogo para resolver el conflicto catalán.