BORJA COBEAGA – EL MUNDO – 23/04/17
· El cineasta reflexiona sobre el éxito de la novela de Fernando Aramburu que, junto al poemario ‘Sin ir más lejos’ de Fermín Herrero, ganó ayer el Premio Nacional de la Crítica.
Intentaré ser original. No sé si lo conseguiré, pero quizás tenga un punto de vista singular para hablar de las razones del éxito de Patria: haber vivido una circunstancia más o menos similar. Ni sé cuántas veces me han preguntado acerca de los motivos por los que 8 apellidos vascos triunfó. Supongo que Fernando Aramburu esté viviendo algo parecido. En mi caso soy incapaz de hacer un análisis de las razones del taquillazo pero la distancia me puede habilitar para especular acerca de la apoteósica acogida de esta novela.
Estaba yo convencido de que el tema del terrorismo no vendía. En los último años se han estrenado varias películas sobre ETA: Lasa y Zabala, Lejos del mar, Fuego e incluso yo he estrenado Negociador. Ninguna tuvo gran repercusión en taquilla. También es cierto que la literatura sobre el conflicto vasco ha calado más hondo. Las novelas de Harkaitz Kano, Ramón Saizarbitoria, Gabriela Ybarra o Bernardo Atxaga pueden considerarse grandes éxitos pero lo de Patria es otra galaxia, los números son mareantes, las reseñas apabullantes.
La explicación más simple puede ser la cierta: que Patria sencillamente es mejor que lo que otros hemos rodado o escrito. O toca una tecla que los demás no hemos encontrado. Intuyo que la razón de su éxito no está en la temática sino en cómo el terrorismo se mezcla con una historia de madres coraje. Sin duda, las protagonistas femeninas de la novela son su punto fuerte: varias madres enfrentadas a grandes conflictos que tienen que ver con la violencia, la familia, la enfermedad. Ahí ha removido algo que los demás hemos sido incapaces.
Tampoco le han venido mal las recomendaciones, aunque vengan de voces tan estrambóticas como la de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno alabó la novela en una entrevista radiofónica. Aseguró que era un libro «imprescindible para quienes quieran saber lo que ha sucedido en los últimos 30 años en el País Vasco». Escuché esta afirmación en vivo, mientras se radiaba, y mi reacción fue de telecomedia: se me atragantó el café, como en esas comedias de situación locas en las que a un personaje le dan una noticia llamativa mientras bebe y expulsa el líquido como un géiser… En mi cabeza resonaban las escenas de tortura policial en cuarteles y en la Audiencia Nacional, las que describe Aramburu sin ambigüedades. Imagino que Rajoy no se ha saltado esas páginas del libro, porque si no es así, estaría admitiendo que la Guardia Civil tortura a los sospechosos de terrorismo.
Pero no estamos en absoluto ante un libro con el que la izquierda abertzale esté cómoda. De hecho se ha llevado muchos palos en Euskadi. ¿Por qué? Porque la novela adopta diversos puntos de vista pero al fin y al cabo la identificación del narrador y del lector está con las víctimas de ETA y los esfuerzos por comprender al terrorista y a su familia se notan más forzados. Es impecable el retrato de la viuda del asesinado pero la elaboración del personaje del etarra es de todo menos sutil. ¿Que Patria habría escaldado menos entre los abertzales si no hubiera sido un éxito tan potente? Lógicamente. ¿Que se le habrían puesto menos peros si el novelista hubiera sido un autor «más de la tierra» (no uno que escribe en castellano y además lleva décadas viviendo en Alemania)? Claro que sí.
Esta vara de medir me recuerda a la que viví con Vayasemanita y 8 apellidos vascos. Tanto el programa de televisión que dirigí como la película que escribí tienen mucho en común: temas, escenas, incluso hay chistes concretos que hicimos en la tele y que repetimos en la película. Sí que es cierto que la versión cinematográfica es menos socarrona y atrevida, pero Diego San José y yo siempre nos referimos a nuestro guión de largometraje como Vaya semanita, la película. Sin embargo, el programa de tele gustaba a todos los sectores entre el público vasco y 8 apellidos vascos provocó algo de urticaria entre los nacionalistas vascos más convencidos. ¿Por qué? Creo que en parte fue por su enorme éxito pero sobre todo porque ya no era ese humilde programa de Euskal Telebista sino un proyecto con el sello de Telecinco. Aunque los guionistas fuéramos locales, «venían de fuera a forrarse a costa de los vascos».
Eso ya no gustó tanto a pesar de que Sálvame o Gran Hermano tienen su mayor audiencia en la Comunidad Autónoma Vasca. Los vascos, que tenemos esa fama de saber reírnos de nosotros mismos, nos sulfuramos si viene uno que no consideramos «de los nuestros» a reírse o a poner el dedo en la llaga. De ahí que Patria se venda muchísimo en Euskadi pero tampoco esté del todo bien visto. Demasiado éxito, demasiado ruido, demasiado para un pueblo ombliguista pero discreto.
BORJA COBEAGA – EL MUNDO – 23/04/17