Piano, piano

ALBERTO AYALA, EL CORREO 21/03/14

· El nacionalismo tira de cohetería ante el inicio del debate del nuevo estatus, tal vez para ocultar que hoy no es su prioridad.

La próxima semana echará a andar la ponencia parlamentaria (grupo de trabajo) encargada de evaluar cómo ha funcionado el Estatuto de Gernika, e identificar fortalezas y carencias. Será el paso previo a la búsqueda de un difícil acuerdo para su eventual reforma.

La consecución de un nuevo estatus fue una de las promesas electorales del PNV. Diecisiete meses después de la cita con unas urnas, y una vez superado lo peor de la crisis, arranca por fin el debate.Nacionalistas del PNV y de Sortu han querido acompañar de cierto ruido el pistoletazo de salida. Cohetería como el cruce dialéctico que ayer protagonizaron, con vehemencia pero sin novedades relevantes de fondo, Hasier Arraiz y Joseba Egibar.

En idéntica línea cabe enmarcar la mesa redonda organizada el próximo viernes por el Colegio de Abogados de Bizkaia para debatir sobre si el derecho a decidir puede tener o no encaje constitucional. El plantel de ponentes, muy ‘ad hoc’, no parece prometer especial pluralidad: el exlehendakari Ibarretxe, junto a abogados y profesores de Derecho de Escocia, Cataluña y Euskadi.

También la consulta independentista que se ha convocado para el 13 de abril en Etxarri Aranatz, uno de los feudos de la izquierda radical en Navarra. Cita que buscar emular las que se sucedieron en Cataluña a partir de la celebrada en Arenys de Munt en septiembre de 2009, germen del actual desafío soberanista al Estado. O la cadena humana por el derecho a decidir del 8 de junio, que a buen seguro reunirá a rostros de todo el espectro abertzale.

Primero, las elecciones

Pese a ello, todo apunta a que la ponencia discurrirá a un ritmo muy, muy pausado hasta el tramo final de la legislatura, o incluso hasta la próxima. La izquierda abertzale solo tiene hoy una prioridad: los presos de ETA. Los jeltzales tampoco están interesados en correr. No al menos hasta después de las elecciones europeas de este año y, sobre todo, de las locales y generales de 2015. Así pues, piano, piano.

Tres décadas y media después de la aprobación de la Carta de Gernika que permite a Euskadi disfrutar del mayor nivel de autogobierno de su historia, no parece descabellado abrir un tiempo para la reflexión. Construir algo con idéntico respaldo resulta ya bastante menos sencillo. Ibarretxe ya demostró hace una década cuál es la vía que solo conduce al desencuentro y la frustración. La misma por la que transita ahora el nacionalismo catalán. El desenlace del desafío que encabeza Artur Mas marcará el cierre de los trabajos en Euskadi.

La decisión del PNV de orillar a EH Bildu para consensuar con los socialistas la puesta en marcha de la ponencia parece un guiño evidente de que los jeltzales pretenden de entrada buscar un acuerdo transversal con los socialistas. Que sea o no posible dependerá, sobre todo, de que quepan en la legalidad las nuevas cuotas de autogobierno a las que aspira el partido de Ortuzar.

Socialistas y populares tienen clara la respuesta al dilema que plantea la mesa redonda de los abogados vizcaínos: el derecho a decidir no cabe en la Constitución. Cosa distinta es explorar la posibilidad de extender la bilateralidad que marca las relaciones económicas Madrid-Vitoria a la política, y hasta dónde.

Ahí, en ese terreno de juego, parece que se jugará el acuerdo transversal. La izquierda abertzale se quedará, de momento, a un lado con el derecho a decidir como única bandera a la espera de acontecimientos. En Cataluña y aquí.

ALBERTO AYALA, EL CORREO 21/03/14