Esta semana, en Bloomberg y CNBC comentamos los peligros de un plan energético equivocado, apresurado y que, encima, no hace ningún daño a Rusia.
El superávit comercial de Rusia se ha disparado a 166.000 millones de dólares en julio, según el banco central, con exportaciones récord a Asia y una ligera caída de las importaciones.
Ya comentamos en esta columna que un embargo a Rusia no tiene sentido sin Asia.
[No hay embargo energético a Rusia sin China]
El comercio de China con Rusia en los primeros siete meses de 2022 aumentó un 29% interanual a 97.710 millones de dólares, según Global Times y datos oficiales.
Song Kui, presidente del Instituto de Investigación de Economía Regional China-Rusia Contemporánea, confirmaba al Global Times que «se espera que el comercio exterior entre China y Rusia este año supere el nivel de 2021 cuando el comercio bilateral se situó en 146.870 millones de dólares, un récord».
Las importaciones chinas de combustibles y productos energéticos de Rusia rusos superaron los 36.530 millones de dólares en los primeros seis meses.
Las importaciones de Rusia aumentaron un 49% en julio, según Asia Financial, tras un aumento del 56% en junio y un aumento de casi el 80% en mayo. Las exportaciones de China a Rusia, afectada por las sanciones, aumentaron un 22% en dólares, según los datos de aduanas de China publicados.
Es, por lo tanto, equivocado orientar las medidas desde la represión y el gasto público. No hace ningún daño a Rusia, no soluciona el problema de seguridad de suministro y destruye la economía europea.
Orientar las medidas desde la represión y el gasto público no hace ningún daño a Rusia
El plan de «ahorro» del Gobierno español no ha generado reducción alguna de la demanda de gas en su primera semana. Como explicaba El Español, si se compara con los mismos siete días del 2021, la reducción de consumo eléctrico fue de 8,6%. Sin embargo, la demanda de gas no solo no ha bajado sino que ha subido.
[España gasta más gas que hace un año pese a la caída del 9,5% del consumo eléctrico tras el plan de ahorro del Gobierno]
El gas natural representó el 33% del mix eléctrico a lo largo de julio, convirtiéndose en la primera tecnología por generación. Las razones son múltiples: Baja hidraulicidad, poca producción eólica y menor generación solar por el impacto en la energía solar de la ola de calor (efectivamente, cuando hace demasiado calor, la fotovoltaica pierde eficiencia).
La clave es solo una: un mix energético cada vez más volátil e intermitente además de no planificable hace que en periodos clave dependamos mucho más del gas, justo cuando es más caro.
Instalar más solares ayudaría pero no solucionaría el problema, y es increíble además que el Gobierno mantenga el cuello de botella administrativo que impide que se pongan en marcha los proyectos aprobados.
En Bloomberg se resaltaba también la baja incidencia de los planes de ahorro, que son fundamentalmente planes de aumentar el gasto público en 280.000 millones de euros e introducir cortes de suministro y limitaciones al consumo.
Los expertos llaman a este plan «apagar un fuego con gasolina», ya que supone mucho más gasto y deuda, que se monetizará en gran parte por el BCE y probablemente perpetúe la inflación elevada. El euro sigue desplomándose y nuestras importaciones de materias primas se encarecen más.
Los expertos llaman a este plan ‘apagar un fuego con gasolina’, ya que supone mucho más gasto y deuda, que se monetizará en gran parte por el BCE
El ministro alemán de economía anticipaba que las medidas de cortes y racionamiento reducirían la demanda un 2%-2,5%, es decir, un impacto irrelevante en la demanda para un efecto en la economía muy severo.
No podemos olvidar que, según la IEA, la demanda de gas natural de la Unión Europea ha caído un 10% en los primeros seis meses y las exportaciones de Rusia al mundo se han disparado.
Reducir la demanda de gas natural un 15% en la Unión Europea supondría menos de 60bcm (miles de millones de metros cúbicos) para una demanda de 400 bcm.
La noticia positiva es que los almacenamientos de gas natural de la Unión Europea están a niveles del 77-80% y con ello, se facilita el suministro a enero de 2023 incluso si se para el flujo de Rusia completamente.
Lo veamos como lo veamos, la solución no es la represión y la destrucción de la economía europea ni lo ha sido nunca. Eso sí, es cómodo para los líderes europeos introducir medidas represivas y luego echarle la culpa al ciudadano cuando no funcionen.
La demanda de gas natural de la Unión Europea ha caído un 10% en los primeros seis meses y las exportaciones de Rusia al mundo se han disparado
Es peor, y después, ¿qué? El problema de estos planes es que están diseñados a toda prisa y por políticos para poner cara de velocidad y dar la impresión de hacer algo, pero no responden a la pregunta más importante.
¿Qué va a pasar en Europa tras el invierno? ¿Van a mantener medidas de represión y cortes de suministro durante todo el año 2023? Lo malo de estas medidas es que no hacen nada para fortalecer la seguridad de suministro y mejorar la estabilidad del mix energético a largo plazo.
La Unión Europea no puede solucionar un problema de suministro ruso desde la represión. Va a hundir su economía para un impacto mínimo. La solución es diversificar y aumentar las fuentes de suministro de gas natural, fortalecer las renovables desatascando el retraso burocrático, apostar por la nuclear e hidráulica y permitir el desarrollo de nuestras fuentes de energía limitadas o prohibidas por ley.