PNV e izquierda abertzale compiten en soberanismo en el primer Aberri Eguna sin ETA

DIARIO VASCO, 8/4/12

Los actos de hoy escenificarán la pugna nacionalista y abren la precampaña a las autonómicas

Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la pérdida de arraigo social e influencia de la celebración del Aberri Eguna. Una preocupación que no ocultan ni siquiera los propios dirigentes nacionalistas vascos. Sin embargo, este año, el denominado Día de la Patria Vasca se presenta con tintes especiales. Será el primero sin violencia de ETA y el último de una legislatura cuyo final atisban ya el PNV y la izquierda abertzale, preparados para una pugna por la Lehendakaritza que, con permiso de PSE-EE y PP, se prevé más cerrada que nunca entre los dos referentes del abertzalismo. Lo que no cambia es la división con la que las dos fuerzas afrontan este nuevo Domingo de Resurrección, con actos separados por enésima vez.

Por tanto, los mensajes que lancen hoy los dirigentes de ambas partes serán una especie de banderazo de salida de la carrera a Ajuria Enea que concluirá, a más tardar, en febrero de 2013. Los dos partidos han ‘calentado’ la cita de hoy con un cruce de declaraciones previo al mejor estilo de los grandes derbis de fútbol. Los jeltzales acusando a la izquierda abertzale de «mantis religiosa» que se come a sus socios. La antigua Batasuna criticando al PNV por hacer hoy «un acto de romería más que de soberanía».

La soberanía será, precisamente, el eje sobre el que ambos competirán hoy en sus respectivos mítines, de cara a unos comicios vascos en los que las encuestas vaticinan una tremenda igualdad no sólo por la hegemonía del abertzalismo, sino por el poder en la Comunidad Autónoma Vasca, con socialistas y populares en tercera y cuarta posición.

Los jeltzales, en su manifiesto, dejan bien claro que en este primer Aberri Eguna sin violencia «ya no hay excusas para vetar la autodeterminación». El mitin de este mediodía en la Plaza Nueva de Bilbao será una oportunidad para que Iñigo Urkullu vuelva a reivindicar su propuesta de nuevo estatus político para Euskadi para el año 2015, una iniciativa descalificada por la izquierda abertzale, que la ve como un nuevo intento jeltzale de «acomodarse en el Estado».

Pero el PNV entiende que es el momento, ya sin «el azote del terrorismo», de reclamar «el derecho a nuestra soberanía». Y es que la igualdad que ya pronostican las primeras encuestas, tanto públicas como internas, entre los dos bloques abertzales obliga desde hoy al PNV a no quedarse atrás en las reivindicaciones identitarias. Habrá que ver si a medida que se acerque la fecha de los comicios, y en especial durante la campaña electoral, los jeltzales pueden mantener alto este pistón soberanista. Este domingo toca elevar la presión, pero es difícil desligar cualquier mensaje que se lance hoy del contexto de una fecha, el Aberri Eguna, que incita a elevar el perfil abertzale ante la militancia. Además, como se suele decir en estos casos, a la hora de embarcarse en una estrategia centrada en priorizar el soberanismo, se corre el riesgo de que muchos votantes se queden con el ‘original’.

Y aquí, el mundo de Batasuna quiere ir hasta el final. La adhesión de la izquierda abertzale, EA, Aralar y Alternatiba al acto organizado en Pamplona por la red Independentistak supone toda una declaración de intenciones. Como el propio nombre de ese colectivo indica, la coalición soberanista va a hacer hincapié hoy en un discurso centrado en la reivindicación independentista, señalan los líderes de este sector. Un discurso que no es propiedad de la izquierda abertzale, ya que el propio presidente del PNV, Joseba Egibar, señalaba hace una semana en este periódico que, «por lógica económica y proyecto político, este país camina hacia la independencia».

Pero en Sabin Etxea son conscientes también de que sus posibilidades de éxito en las urnas pasan por pescar una buena cuota en los caladeros de votos socialistas y hasta populares, lo que probablemente aconsejará a sus estrategas una modulación en su discurso, más en línea con las tesis del presidente del partido, Iñigo Urkullu. Y no solo eso. La cerrada lucha entre PNV e izquierda abertzale no invita a pensar en posibles pactos postelectorales, por lo que los peneuvistas tampoco pueden ‘echarse el monte’ si aspiran, por ejemplo, al respaldo del PSE-EE o el PP para volver a Lehendakaritza.

Esta dicotomía jeltzale se reflejará en la elección del candidato del PNV a lehendakari. La lógica y los movimientos internos llevan a pensar que el elegido será el actual líder del Euzkadi Buru Batzar. Pero Egibar ya ha puesto sobre la mesa el nombre de Juan José Ibarretxe, pese a que éste descarta volver a la política. Sin embargo, el rescate de la opción del exlehendakari más que a un debate sobre nombres obedece a una discusión sobre la estrategia soberanista que debe aplicar el partido en las autonómicas.

En la izquierda abertzale observan con curiosidad este debate. En línea con lo que señalaba Egibar en la entrevista en este periódico, la formación independentista asume que Ibarretxe sería el candidato más peligroso para sus intereses electorales. Pero al mismo tiempo, confiesan que con él sería más factible «un pacto soberanista» que ven imposible con Urkullu.

Para el mundo de Batasuna el Aberri Eguna de hoy sirve, además, de catapulta en su objetivo declarado de lograr el Gobierno Vasco. La acumulación de fuerzas, como escenificó ayer en el acto previo de Iparralde junto a EA, Aralar, Alternatiba y los vascofranceses de Abertzaleen Batasuna, es su baza. De hecho, a finales de este mes presentarán el nuevo acuerdo estratégico a futuro consensuado entre estas cinco formaciones.

En la izquierda abertzale están convencidos de que la gestión de Bildu en Gipuzkoa, con la problemática de las basuras o los Presupuestos, no desgastará en las urnas a una entente que quiere poner la autodeterminación y la independencia en la mesa en la actual coyuntura sin violencia de ETA. Además, diagnostican que la situación económica de crisis puede atraer hacia sus siglas a los electores si se articula una buena campaña en claves de izquierda.

Su reto es acercarse a los 300.000 votos en la Comunidad Autónoma Vasca, 15.000 más que los logrados en las generales, con los que calcula que podría acercarse a los 25 escaños, una cifra que le daría la primera plaza. Para ello, además de mantener el tipo en Gipuzkoa, su principal bastión, se han marcado el reto de crecer en Bizkaia, donde más pueden hacer daño al PNV.

En el caso de los jeltzales, ocurre al revés. Lograron 323.000 votos el 20 de noviembre, con especial éxito en territorio vizcaíno. Pero los escaños se reparten a partes iguales con Gipuzkoa y Araba, y en estos dos territorios pueden estar esos asientos que al final marquen la diferencia en una presumible foto finish electoral.

La diferencia entre quedar primero y segundo no es baladí, en especial para el PNV, que es quién más se juega de los dos en las autonómicas, ya que la reconquista de Ajuria Enea se ha convertido prácticamente en un fin.

La victoria le daría al PNV la manija de los pactos postelectorales. La derrota no anularía sus opciones de gobernar, pero le situaría en el incómodo terreno de tener que pactar con una de las dos fuerzas constitucionalistas para derrocar a la izquierda abertzale. Y en el caso del PSE-EE, con quien la relación atraviesa por los peores momentos, no es descartable que el peaje sea desbancar a Bildu de la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián. Con el PP podría parecer más factible el acuerdo, aunque también supondría mayor coste interno entre las bases.

Todo un galimatías para el PNV y su presidente, que sabe que si da el paso de presentarse a la batalla por la Lehendakaritza, obligando al partido a elegir un nuevo líder del EBB apenas un año después del último proceso interno, tiene que ganar sí o sí.

Quedan todavía diez meses y tiempo para perfilar todas estas estrategias, pero seguro que hoy se empiezan a ver las primeras cartas en la fiesta más simbólica de los nacionalistas vascos.

DIARIO VASCO, 8/4/12