Pues nada, que gane la mejor
Hace solo año y medio que Pablo Iglesias ungió a Yolanda Díaz como sucesora en la tarea de asaltar los cielos. Pablo la miraba con buenos ojos, aunque nunca la habría nombrado sucesora a título de candidata si no fuese porque Irene Montero se negó a desempeñar el papel político que había reservado para ella el macho alfalfa: bajar a la arena madrileña a competir con Isabel Díaz Ayuso por la Presidencia de la Comunidad el 4 de mayo de 2021. Irene se negó y el líder asumió la tarea con el resultado de todos conocido: un fiasco de proporciones extraordinarias.
Así fue como Pablo dimitió y Yolanda fue nombrada vicepresidenta en su lugar. Siempre se había llevado bien con él. Estos días me he encontrado con un viejo tuit del secretario general dirigido a quien llamaba “la niña del PCE” y que decía: “Basta. Vuelvo a Harvey. Os dejo una canción que me cantaba mi padre frapero de peque. Besos y piolets, pezqueñines”. La canción era un engendro de Pedro Faura, pseudónimo para la clandestinidad obligada por la dictadura de Bernardo Fuster, que era el cantautor del FRAP.
Esto lo tengo muy fresco porque en estos días me estoy preparando para comparecer ante la justicia en Zamora, donde el padre de Iglesias me ha puesto una demanda por haber vulnerado su derecho al honor. Presuntamente, claro, aunque yo no concibo esa razón, porque es su hijo quien reiteradamente califica a su progenitor como ‘mi padre frapero’ o se autodefine como ‘hijo de un militante del FRAP’. Tal vez sea que en Podemos se lleva una lógica invertida que les lleva a jactarse de lo que dicho por otros consideran injuria o quizá calumnia.
Recordemos que Irene Montero acusó al PP de “fomentar la cultura de la violación”. ¿Con qué pruebas, si puede saberse? Con unos carteles en los que la Xunta de Galicia y la Comunidad de Madrid recomendaban a las mujeres a no volver solas por lo oscuro, a no perder de vista su copa en los bares por el aquel de la burundanga y otros consejos que cualquier madre daría a su hija y que la ministra de Igualdad interpretaba como cultura de la violación, cuando esos carteles van firmados por el Ministerio que Irene desgobierna.
Todo parece indicar que Pablo Iglesias ha vuelto a mandamiento y a impulsar la carrera política de la madre de sus hijos al descalificar en términos muy duros a quien era hace año y medio la gran esperanza blanca de la coalición progresista, a la niña del PCE, que no descuidaba la relación con Sánchez mientras trataba de guardar la ropa con algunas consideraciones piadosas que ponderaban la intención de la ley pero se guardaban de pisar la raya de las ofensas a los jueces y seguía la estela del presidente llamando a la prudencia y a esperar a que se pronuncie el Supremo, que ya lo ha hecho y no precisamente al gusto de la Fiscalía.
No es bastante y Pablo considera que no defender a machamartillo a Irene es una actitud miserable, cobarde y estúpida, de donde parece que vuelve a apostar por la ministra de Igualdad como candidata de Podemos. No es que Yolanda sea un modelo intelectual admirable, ni que sea significativo el hecho de que sea la ministra mejor valorada, recordemos que ese honor le cupo hace algún tiempo a Alberto Garzón, pero algo debe de significar cuando Montero y su alter ego, Ione Belarra, son las peor valoradas de los 22.
No acaba de tener salida esto para Podemos. Sigma 2 ha hecho un sondeo según el cual, el 60% de los ciudadanos consideran que la aplicación de la Ley Sisí ha permitido la excarcelación de violadores porque está mal hecha y creen que deberían asumirse responsabilidades, un suponer, la dimisión de la ministra. Esperemos a la Ley Trans, que esto va. a más.