EL MUNDO – 24/07/16
· Podemos se encuentra en una situación extraña. Acostumbrado al carrusel de emociones o a vivir permanentemente a la carrera, por primera vez ha salido de los focos.
· Durante más de un año, ha sabido rentabilizar como nadie el protagonismo político, incluso fuera del Congreso, ya fuera por golpes de audacia o por salidas de tono.
Pero la nueva aritmética parlamentaria le ha hecho perder influencia en estos compases iniciales de la legislatura, cuando todo el interés está concentrado en la formación de Gobierno. Y ahí no tiene la capacidad de iniciativa de la etapa anterior, cuando Pablo Iglesias jugaba una papel absolutamente decisivo. Hoy, en cambio, a Podemos no le queda más remedio que esperar.
Esta semana ha sido especialmente dolorosa para la formación morada porque en la configuración de la Mesa del Congreso disparó la última bala que le quedaba en la recámara. Y falló. Iglesias constató que ya ni siquiera podrá alimentar que existe la posibilidad de formar un Gobierno alternativo al de Mariano Rajoy. Hace unos días, tiró la toalla y dio por «imposible» una hipótesis que siempre se dio por enterrada desde el PSOE.
La consecuencia de todo esto es que Podemos se encuentra ahora mismo en el limbo, al contrario que Ciudadanos, y a la espera de que los movimientos de los demás le hagan entrar de nuevo en el juego. Así que todo parece indicar que tendrá que resignarse a ejercer durante los meses de verano una suerte de oposición al PSOE. Aguarda la oportunidad de rentabilizar una abstención en la investidura que todavía no está sobre la mesa de Pedro Sánchez.
El último intento para recuperar el protagonismo fue la arriesgada maniobra para situar a Xavier Domènech en la Presidencia del Congreso. La jugada ha terminado siendo un fracaso y ha tirado por el desagüe el discurso sobre el Gobierno alternativo.
Pero las consecuencias pueden ser aún peores. La gestión que hizo Podemos de las negociaciones con el PSOE, Convergència y ERC encresparon los ánimos de estas formaciones, que en el mejor de los casos se sintieron molestas. El remate llegó al día siguiente, con un duro cruce de reproches entre Iglesias y los líderes de Convergència y el PNV a cuenta de los «misteriosos» 10 votos para el PP. Unas declaraciones en medios y redes sociales que han tensado la relación entre Podemos y estos partidos nacionalistas.
El problema es que Iglesias está obligado a entenderse con ellos si quiere que en el Congreso prosperen iniciativas al margen del PP y Ciudadanos. Podemos se ha aislado un poco más. O, al menos, PNV y Convergència le ven ahora con más recelo y están más tirantes.
Podemos confía en que su falta de protagonismo actual tenga fecha de caducidad pronto, en cuanto arranque el trabajo parlamentario al uso. Algo que no deja de estar condicionado por los movimientos que vayan a darse en las próximas semanas. A su favor tiene que la geometría variable del Congreso le augura un papel muy importante durante la legislatura. Pues ahí se dan múltiples combinaciones para sacar adelante iniciativas. Incluso yendo de la mano con Ciudadanos en asuntos sobre regeneración.
En cualquier caso, el partido de Iglesias tampoco ha estado especialmente rápido de reflejos para intentar activar cuanto antes la vía parlamentaria y agitar su proclamada labor de «oposición pura» al PP.
Más ágil, el PSOE ha sabido anticiparse en ese papel y como principal partido de la oposición ha tomado la iniciativa, aprovechando la apertura del Registro del Congreso para presentar una batería de propuestas. Muchas son de calado social, donde Podemos y el PSOE están llamados a entenderse, como una iniciativa para combatir la pobreza energética. Y hay otras iniciativas de control al Gobierno en funciones. Por ejemplo, los socialistas han reclamado la creación de una comisión de investigación sobre la gestión de Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior, tras las escuchas que apuntan a supuestas maniobras contra los partidos independentistas de Cataluña. Asimismo, ha registrado la petición de comparecencia de los ministros en funciones de Hacienda, Cristóbal Montoro; Economía, Luis de Guindos; y Empleo, Fátima Báñez.
Podemos, en cambio, parece que se va a tomar las cosas con más calma. No ha presentado todavía ninguna medida, aunque sí ha anunciado que seguirá el mismo patrón que en la pasada legislatura, incidiendo en una ley de «rescate ciudadano» y en la derogación de las leyes más controvertidas del PP, como la reforma laboral, la ley educativa o la llamada Ley Mordaza.
Mientras arranca, los focos han dejado de alumbrar a Podemos para dirigirse al PSOE y Ciudadanos, en cuyos votos está la investidura de Rajoy y la decisión de si ésta se convierte en el culebrón del verano. A Iglesias sólo le queda aparecer en él como un actor secundario más.
EL MUNDO – 24/07/16