Tonia Etxarri-El Correo

La cita fue en el polideportivo Magariños. Con la izquierda a la izquierda de Pedro Sánchez instalada en la confrontación, a dos meses de las elecciones locales y autonómicas. En la breve, pero intensa, historia de Podemos figuran las purgas más descaradas que los actuales dirigentes aprendieron de sus mayores en el Partido Comunista. Han quedado muchos proyectos de líderes en la cuneta del olvido, como juguetes rotos. Desde Carolina Bescansa hasta Tania Sánchez o el abogado Calvente, que se atrevió a investigar las irregularidades financieras del partido. Pero Yolanda Díaz ha traspasado la línea de la obediencia debida al cortar el cordón umbilical con quien la colocó en el Gobierno de la Moncloa para caminar por libre arrinconando lo que fue su plataforma de lanzamiento. Y ayer, con Pablo Iglesias, Irene Montero y Ione Belarra haciéndole vudú con sus ausencias, la vicepresidenta segunda y candidata de Sumar oficializó la puesta de largo de su plataforma aunque no se vaya a presentar hasta diciembre. Una vez desplazada la influencia de la extrema izquierda en el Gobierno de la Moncloa al haber sido sustituida por la de Yolanda Díaz, se han declarado la guerra entre ellos. El Podemos oficial prefiere no sumar. Y la candidata del nuevo Podemos sirvió su venganza personal rodeándose de quince formaciones de izquierdas y de desencantados y purgados de los que se han pasado años cantando «Sí, se puede» junto al núcleo duro de los podemitas. El presentador televisivo del corazón Jorge Javier también se ha cambiado de bando. Tic Tac.

Yolanda Díaz, promocionada ahora por el presidente del Gobierno como su ‘opción B’ sigue con su plan. Tratando a sus ex compañeros como un partido más. Es decir: situando a Pablo Iglesias a la misma altura que a Ada Colau o Iñigo Errejón y Mónica García, sus competidores en la batalla electoral de Madrid.

Ya han escenificado que no se aguantan entre ellos. No por diferencias programáticas sino por la ocupación del poder. Pero se necesitan. Son conscientes de que, divididos, no suman. De ahí el emplazamiento no sólo de la ministra Belarra a Yolanda Díaz para pactar unas primarias abiertas hasta el último momento, sino el llamamiento desesperado del ministro Bolaños para que se pongan de acuerdo. Al PSOE le conviene tener a su izquierda un conglomerado unido porque les volverá a necesitar para montar otra mayoría para gobernar. Irene Montero y Yolanda Díaz por separado ¿concentrarán fuerzas o las disuadirán?

Después del 28-M se verá con qué representación electoral se queda Podemos. No hace muchos meses que Pablo Iglesias estalló contra su heredera Yolanda Díaz llamándola estúpida por creer que si a Podemos le va mal en las elecciones locales, va a tener ella mejor suerte con una candidatura de izquierdas en las elecciones generales. No están discutiendo de proyectos sino de liderazgos.

Yolanda Díaz, más que ser un «Sánchez a las cuatro de la mañana» como dijo Elías Bendodo desde el PP, parece querer emular a una Evita Perón, con su populismo y personalismo exagerados, vestida de pasarela y dirigiéndose a los más desfavorecidos sin más programa político que el de la protección social. Ayer tomó el relevo de Podemos, sin el núcleo duro. Ella se cree que puede llegar a ser la primera presidenta de España. A Sánchez le conviene este plan. Siempre que no le haga el ‘sorpasso’.