EL MUNDO 04/06/15
· Iglesias y Rivera ignoran sus compromisos de transparencia y celebran a escondidas sus encuentros con líderes del PP y el PSOE.
Todos los partidos, los históricos y los emergentes, mantienen encuentros cruzados esta semana para intentar desentrañar la madeja de los pactos imprescindibles para asegurar la gobernabilidad. Y lo hacen en secreto, al margen de los votantes. Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y hasta Pablo Iglesias intercambian cromos, sopesan posibilidades, calculan presidencias, consejerías, alcaldías y concejalías con absoluta opacidad. Según los propios partidos, el reparto de poder se cocina en «reuniones privadas», «citas discretas» o «lugares neutrales». Estos es, muy lejos de la transparencia que prometieron –especialmente las dos fuerzas nuevas– cuando pedían el voto a los españoles.
Los jefes de filas de Ciudadanos y Podemos se han ajustado en esta ocasión a los cánones de la vieja política. Iglesias y Rivera han aparcado, al menos de momento, sus compromisos de claridad diáfana con los ciudadanos y se reúnen a escondidas con los líderes del PP y del PSOE.
El martes comenzó el baile. Ese día se saldó con el almuerzo en La Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno, que no del PP, entre Rajoy y Rivera. El líder de Ciudadanos emitió un breve comunicado confirmando el encuentro. Nada más.
Desde el lado gubernamental el apagón informativo fue completo. En Moncloa este tipo de citas no figuran en la agenda pública del presidente. Se asegura que Rajoy «habla con muchas personas» en pro del interés general, aunque muy pocas veces se sabe con quiénes ni de qué. Los encuentros se recogen en la «agenda privada», un ámbito al que no llega el espíritu iluminador de la Ley de Transparencia.
En ambos bandos, sin embargo, nadie dudaba que el foco estuvo puesto en calibrar las posibilidades de acuerdo en comunidades como La Rioja, Castilla y León, Murcia e incluso Madrid. «Analizar la situación política general» en estos momentos en España implica hablar de pactos, como admiten todas las fuentes.
El líder de Ciudadanos, antes de acudir a La Moncloa, mantuvo otra cita con el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez. Una reunión «cordial» en la que se abordó la situación de las comunidades de Madrid y Valencia, pero de la que apenas trascendieron detalles.
Ayer, las reuniones continuaron. En Moncloa hubo un segundo almuerzo, en esta ocasión entre Rajoy y Sánchez. Una vez más, opaco. El líder socialista, que había convocado previamente una rueda de prensa en Ferraz, fue preguntado por la posibilidad de que fuera a reunirse de manera inminente con Rajoy. Optó por no contestar. Minutos más tarde era recibido por el presidente en La Moncloa. Su equipo incluso rehusaba confirmar el almuerzo después de que en Presidencia lo hubieran admitido.
El PSOE ha rodeado también de secretismo las citas de su líder con Pablo Iglesias (anoche) y con Albert Rivera (el martes), pese a que en ellas se han abordado asuntos del máximo interés público. Ambos encuentros se produjeron en hoteles de Madrid para evitar la presencia de cámaras.
Cuando a Sánchez se le interrogó ayer, justo antes de que se encontrara con Rajoy, por esta opacidad en un partido que presume de «transparencia» su respuesta fue que en estos días de efervescencia política los contactos son para «establecer marcos de diálogo y confianza». «La política», dijo, «tiene momentos para hacer públicas las reuniones y momentos para mantener una cierta discreción».
Entre el PSOE y el PP hay ahora mismo un asunto candente: la investidura de Susana Díaz. Sin embargo, desde Ferraz se aseguró a toro pasado que la pretensión de Sánchez era abordar el «calendario legislativo» con Rajoy y presentarle iniciativas en este sentido para los próximos meses. La posibilidad, no obstante, de introducir nuevas propuestas de ley en las Cortes está cerrada porque el fin de la legislatura está a la vuelta del verano.
Los dos partidos nuevos –Ciudadanos y Podemos– no se han comportado de manera diferente. Su actitud ha sido en este sentido la más asombrosa. Ni Rivera ni Iglesias han aprovechado la ocasión para empezar a poner en práctica el ejercicio regenerador de luz y taquígrafos del que han hecho alarde durante meses. Hasta ahora se han acomodado a los hábitos de la vieja política que, según ellos, los españoles rechazaron en las urnas.
Ciudadanos ha sido uno de los partidos que más ha insistido en la necesidad de iluminar los pactos. «Hay que explicar con luz y taquígrafos si se llega a acuerdos y para qué. En qué consisten esos pactos y en qué condiciones se han producido», ha llegado a afirmar Rivera tras los resultados de las municipales y autonómicas.
«Hemos puesto unas condiciones para negociar con transparencia», ha sido otra de las frases repetidas insistentemente desde un partido que tiene a gala, como aseguró el martes su secretario de Comunicación, Fernando Páramo, la pretensión de «encabezar también la regeneración en la forma de comunicar». «Hay que hacer campaña cada día para mantener el contacto con el ciudadano».
En el caso de Podemos, cuyo líder mantuvo ayer una cena con Pedro Sánchez, no hay que rebuscar en las hemerotecas para encontrar declaraciones a favor de abrir una nueva etapa de transparencia en el fondo y en las formas.
«Hay que acabar con el secretismo a la hora de hacer política, con las reuniones en reservados de restaurantes donde se toman decisiones al margen de los ciudadanos», dijo Iglesias nada más irrumpir en escena hace un año, tras las elecciones europeas.
La rendición de cuentas y la transparencia han sido dos de los emblemas más agitados por Podemos. Ayer, en cambio, el partido justificaba la opacidad de la cita entre Iglesias y Sánchez echando mano de la fórmula del «encuentro informal y discreto», una primera «toma de contacto» y no una negociación formal.
A lo más que llegó la formación es a emitir pasada la medianoche un comunicado pactado con el PSOE, en el que se indicaba que la reunión se había desarrollado en «un clima de cordialidad» y que ambos líderes habían acordado que los líderes territoriales dirijan las negociaciones de los pactos en las comunidades autónomas. En el texto Podemos se compromete a concertar otra reunión con Sánchez que «sí será pública», pero sólo cuando ya se hayan cerrado los pactos postelectorales.