ABC – 27/07/15
· Los pactos políticos en Navarra han otorgado 38 ayuntamientos y dos consejerías clave del nuevo Gobierno foral a la izquierda abertzale.
La nueva consejera de Interior del Gobierno de Navarra, María José Beaumont, prometió su cargo el pasado jueves «obligada por la ley», que viene a ser lo mismo que la fórmula de «por imperativo legal» que empleaban los cargos públicos de Herri Batasuna, Batasuna, Bildu o Amaiur para acceder a los puestos públicos. Nunca en la historia de la Democracia Bildu ni la izquierda abertzale había llegado tan lejos ni había adquirido tanto poder. Y lo hace, paradójicamente, en Navarra
Si nos limitamos estrictamente a Bildu, su trayectoria es corta. Fue legalizada por el Tribunal Constitucional la noche del 5 de mayo de 2011 después de que el Supremo la ilegalizara por ser un proyecto «gestionado, dirigido, coordinado y articulado por el complejo ETA-Batasuna».
En las elecciones de aquel 2011 obtuvo 117 ayuntamientos, 45 junteros (parlamentarios provinciales) y 7 parlamentarios forales. El cargo más alto fue el de Diputado General de Guipúzcoa, que ocupó Martín Garitano, y el de alcalde de la capital de una provincia, que recayó en Juan Carlos Eizaguirre, en San Sebastián.
Apoyo de Podemos
De hecho, en 2015 Guipúzcoa ha abierto los ojos: Bildu perdió buena parte del poder que obtuvo en 2011. Allí, la unión de PNV y PSE les han arrebatado buena parte de los Ayuntamientos y la Diputación. En Navarra ha pasado todo lo contrario. El apoyo del PNV, que en la Comunidad foral está integrado en Geroa Bai, junto con el apoyo incondicional de Podemos y de Izquierda Ezkerra, ha provocado que Bildu obtuviera en las elecciones municipales y forales del pasado 24 de mayo un poder que no se lo imaginaba ni en sus mejores sueños.
En Navarra la moda era «derrocar al régimen», lenguaje belicista con el que atacaban a los que eran los principales partidos en la pasada legislatura –UPN y PSN– por lo que nacionalistas y populistas no dudaron ni un segundo la misma noche del 24 de mayo en afirmar que «el cambio había llegado». Y ese cambio, sin hablar siquiera entre ellos, pasaba por darle todo el poder a Bildu, sin pensar en lo que acarrearía para la Comunidad foral, pese a que los abertzales obtuvieron casi un 35 por ciento menos de votos que UPN.
Bildu se ha hecho en Navarra con 38 ayuntamientos
En 25 de ellos obtuvo mayoría absoluta, en buena medida porque fueron muchas localidades en las que fue la única fuerza presentada. Todavía hay lugares donde presentarse contra Bildu supone un grave peligro. Sin embargo, el salto cualitativo que ha dado la coalición abertzale en estas elecciones de 2015 ha sido enorme.
Se han hecho nada más y nada menos que con la alcaldía de la capital de una Comunidad Autónoma (foral en el caso de Navarra), Pamplona, de la mano de Joseba Asirón. Pero más importante, si cabe, es la obtención de dos consejerías en el Gobierno de Navarra que preside Uxue Barkos (Geroa Bai).
En los tres casos se escudan en que ninguno tiene el carnet de Bildu. Pero tienen a la formación abertzale detrás. Tampoco el anterior alcalde de Pamplona, Enrique Maya, era de UPN cuando accedió a la alcaldía y bien que Bildu se encargó de machacarle acusándole de pertenecer a los regionalistas.
La piedra preciosa
Navarra siempre ha sido el diamante del nacionalismo vasco. Al fin y al cabo es la cuna de los vascones y el único de sus «territorios» que ha sido independiente de España en algún momento de la historia. Y ya han conseguido lo que querían, ya se han hecho con la región menos vasca de las siete que componen su «Euskalherria» imaginaria (las cuatro provincias españolas y tres de Francia).
Son sólo dos consejerías de las nueve que componen el nuevo Gobierno de Navarra, pero estas consejerías permiten el control de todo el territorio navarro. Una de ellas es la de Administración Local, es decir, la que trabaja con los ayuntamientos, y hay que tener en cuenta que Bildu ha obtenido también 38 alcaldías en la Comunidad foral, salvo la de Tudela y Burlada, las más importantes de Navarra.
Pero quizá la mayor visualización del poder que tendrá Bildu será la dirección de la Policía Foral. En la retina de los pamploneses permanece la coordinación entre las policías durante los incidentes provocados por afines a la izquierda abertzale en las huelgas generales de 2012. Ahora resultará un poco complicado que la Policía foral, con mando abertzale, trate de impedir los posibles incidentes que puedan provocar los propios abertzales. Claro que ahora, con un gobierno nacionalista, será difícil que provoquen incidentes. Sería como tirar piedras contra su propio tejado.
Y también será complicado ver a la Policía foral trabajar hombro con hombro con Policía Nacional o Guardia Civil en la lucha antiterrorista. Tras las últimas detenciones etarras en Francia, donde cayeron dos de los presuntos cabecillas de la banda terrorista, Iñaki Reta y Javier Goienetxea, Sortu –integrado en Bildu– no tardó en criticar la operación policial porque dificultaba el «proceso de paz si se detiene a quien pretende desarmarse». La Policía foral, a cargo de alguien que no desea la detención de etarras, difícilmente colaborará en el desmantelamiento de la banda terrorista.
ABC – 27/07/15