EL MUNDO – 25/02/16 – VICTORIA PREGO
· Ambos saben que no van a obtener más apoyos que unos cuantos votos marginales que no les van a sacar de la cuneta de la investidura. A partir de ahora de lo que se trata es de que cada uno afee la conducta al partido que tiene al lado, de modo que en el ánimo de la opinión pública prenda la sensación de que la culpa de que esto no salga adelante es de los otros dos: de Podemos y del PP. Esa táctica tiene la vista puesta más allá de la sesión de investidura y se posa en el 26 de junio.
El acuerdo tiene puntos de indudable interés y podría ser aceptado en alguna de sus partes, no en su totalidad, por el Partido Popular antes que por Podemos. Pero la pretensión de Rivera de que Mariano Rajoy se avenga a apoyar un pacto que recoge parcialmente algunas propuestas populares, tiene un envés difícil de justificar. Porque si se trata de un acuerdo que se acerca tanto al PP como él dice, ¿qué justificación tiene que el PP no lo haya encabezado? Porque hay que insistir en que ese partido es el que ha ganado las elecciones y resulta chocante que se le invite a participar en un acuerdo del que previamente se le ha excluido de una manera tan rotunda y tan sostenida como lo ha hecho el líder socialista. Por lo tanto, nadie se va a sorprender de que Rajoy mantenga su negativa a facilitarle el acceso al poder al hombre que le ha negado cualquier posibilidad de acercamiento.
¿Sería deseable que se produjera ahora una abstención del Partido Popular que resolviera de una vez la formación de Gobierno? En un escenario sin memoria, sí lo sería. Pero esa es una hipótesis inverosímil que debemos apartar para no perder el tiempo inútilmente. Porque todos sabemos que Pedro Sánchez va a obtener, también de forma sostenida, la respuesta por la que ha estado trabajando con denuedo desde antes del 20-D. Él no puede, y los demás no debemos, esperar otra cosa.
Por lo que se refiere a Albert Rivera, el pacto alcanzado con el PSOE le va a resultar rentable a muy corto plazo, lo que dure el encantamiento de ayer. Pero cuando los votos se conviertan en veredicto la semana que viene, el líder de Ciudadanos va a tener que lidiar con lo que los votantes del PP que le prestaron su apoyo van a ir rumiando con el paso de los días. Un proceso al que los populares van a contribuir con entusiasmo reprochando a diario y a coro al joven político el mal uso que ha hecho de ese préstamo con un «cambio de chaqueta» cuyos réditos se van a querer cobrar los de Rajoy a poco que tengan la oportunidad.
De todos modos, ha sido Errejón el que ha dado la clave del momento político que estamos viviendo: «Por el momento» ha dicho el número dos de Podemos, «se ha frustrado una oportunidad histórica». Lo que importa de su afirmación son las tres primeras palabras. Por el momento. Porque todos, absolutamente todos, se preparan para reanudar el juego a partir del día 5, cuando Sánchez haya fracasado en su intento de ser investido. Y porque lo que estamos viendo ahora sólo son los primeros fotogramas de un largometraje que parece que nos va a tener entretenidos hasta que apunte el mes de julio.
EL MUNDO – 25/02/16 – VICTORIA PREGO