Luis Ramón Arrieta Durana-El Correo

  • En Cataluña se trabaja desde la política y la sociedad civil por el retorno de las sociedades que salieron tras el ‘procés’

La Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (Sbees) de Foment del Treball inauguró hace unos días su sede en Madrid. Esta patronal tiene su origen en 1907, cuando nace en el seno de Foment del Treball Nacional, entidad fundada en 1771 con ámbito de acción en toda España, como marcaban sus estatutos. Posteriormente, con el nacimiento de la CEOE, decidió centrar su actividad en Cataluña.

En los actos de presentación participó su presidente, Josep Sánchez Llibre (exsenador de CiU), quien, respondiendo a preguntas de los periodistas, manifestó que la vuelta de las empresas catalanas a su comunidad ha sido uno de los temas más importantes de trabajo desde la asunción de su cargo. Indicó también que era optimista sobre el futuro y que creía que el regreso se produciría con seguridad, en un escenario de mayor normalización institucional en Cataluña.

En otro ámbito, el político, en los últimos meses se viene hablando de una ‘operación retorno’ para habilitar diversas medidas que faciliten la vuelta de empresas a Cataluña. Con diferentes iniciativas, Junts, ERC o el PSOE se han manifestado, e incluso parece que han pactado, a ese respecto.

Recordemos que la inestabilidad institucional catalana comenzó en 2012 con los debates sobre un posible referéndum, se acentuó con la ‘consulta popular’ de 2014 (que se estima ya generó salida de empresas) y sobre todo se intensificó con el ‘referéndum de independencia’ (suspendido por el Tribunal Constitucional, pero realizado el 1 de octubre de 2017) y la ‘declaración de independencia’ del día 27 del mismo mes. El Constitucional suspendió también esa declaración el 31 de octubre de 2017, y dictó su inconstitucionalidad el 8 de noviembre del mismo año. En ese entorno de extrema inseguridad jurídica, e incluso social (recordemos los graves altercados), miles de empresas, para garantizar su continuidad y la de sus empleados, decidieron trasladarse a otras comunidades.

Con los datos oficiales de los registros del pasado año, la cifra de salidas se evalúa en unas 8.700 empresas. Dicho traslado afectó fundamentalmente a sus sedes sociales y muy poco a sus sedes operativas o centros de decisión. Por ese motivo, la incidencia en la evolución de los datos macroeconómicos de Cataluña no ha sido muy significativa hasta el momento. Así, el volumen de inversión en su economía (‘stock’ de capital), PIB y empleo han seguido evolucionando de forma positiva.

La situación de Euskadi es muy diferente. Lamentablemente, el deterioro que tuvo nuestra economía en las décadas del terrorismo de ETA fue muy intenso. Somos un caso único en el mundo occidental. Ningún país sufrió como nosotros y durante tantos años (casi seis décadas) el impacto negativo del terror. Así, perdimos el 43% de ‘stock’ de capital y el 24% de PIB relativos con el conjunto del Estado (esa pérdida es mucho mayor si nos comparamos con Cataluña). En nuestro caso, no se puede estimar con precisión el número de empresas que salieron, ya que los datos de los registros mercantiles de la época no están digitalizados; pero diversos estudios cifran en más de 15.000 los empresarios y directivos extorsionados, en 30.000 los empleos perdidos y varias decenas de miles de personas (entre 80.000 y 150.000) las que tuvieron que abandonar Euskadi por el terror. Pero, y quizás es lo más preocupante ahora, en los últimos diez años, desde la declaración del fin de ETA (que curiosamente coincide con el período de inestabilidad en Cataluña derivado del ‘procés’), nuestros datos macroecómicos siguen evolucionando peor que los de Cataluña y los correspondientes a la media española.

Así, en este tiempo, el PIB del País Vasco ha crecido menos que el del Estado, un 28,7% frente al 31,9%; y mucho menos que otras comunidades como Cataluña (32,8%) o Madrid (36,2%). Adicionalmente, y de acuerdo a un reciente informe (septiembre 2023), el crecimiento del empleo en el sector privado en Euskadi, en los últimos cinco años, ha sido el menor de España, un 1,8%, frente al 5,7% de Cataluña o el 6,2% del promedio de las autonomías. Por último, y a diferencia de Cataluña, que se encuentra por encima de la media, nos situamos en los últimos lugares en emprendimiento de todas las comunidades (informes GEM).

Frente a la evidencia de los datos, en Euskadi no estamos impulsando una acción de recuperación de las empresas y empresarios que salieron de nuestra tierra en los años del terrorismo, que tanto impactó en nuestro tamaño y modelo económico, pero que, además, sigue comprometiendo nuestro futuro. Hoy tenemos la oportunidad y las herramientas para hacerlo. ¿Nos ponemos a ello?