José I. Torreblanca-El País

Sánchez desperdicia cuatro regalos: Gürtel, el giro de Ciudadanos a la derecha, la crisis de Podemos y la elección de Torra

Según la afortunada frase del Nobel y ministro de Hacienda, José Echegaray, si el creyente teme a Dios, el ministro de Hacienda teme al déficit. Y los presidentes del Gobierno, podría haber añadido, a las elecciones. Lo que Echegaray no se hubiera esperado es que la política española desembocara en algo tan inédito como que el líder de la oposición, que en cualquier democracia está deseando medirse con el jefe del Gobierno, parezca estar rehuyendo unas elecciones anticipadas.

Es el caso del PSOE de Pedro Sánchez, que no ha forzado una moción de censura después de haber exigido la dimisión del presidente del Gobierno y la convocatoria de elecciones y no haberla obtenido, sino como primera opción. Ese orden de prioridades resulta incomprensible por varias razones.

 En las últimas semanas, el PSOE había emprendido un giro político hacia el centro que permitía, de perseverar, augurar un remonte en las encuestas. Ese giro tenía que ver, a su vez, con la evidencia de que el Ciudadanos que se envolvía en la bandera y en el desastroso himno de Marta Sánchez se estaba escorando demasiado a la derecha, haciendo dudar a muchos votantes de centro y centro-izquierda de su lealtad al partido de Rivera, cada vez más parecido a un mero recambio del PP.

Ese giro, que en otras circunstancias podía suponer el riesgo de dejar el flanco izquierdo desguarnecido, se beneficiaba de una circunstancias excepcionales: con Podemos paralizado por el asunto de la dacha Iglesias-Montero, el riesgo era mínimo.

Además, la elección de Torra, como muy bien ha visto Sánchez, permitía al PSOE dejar atrás las dudas y veleidades plurinacionales que tanto daño electoral le han hecho este último año y que sin duda ha provocado la fuga de muchos votantes hacia Ciudadanos. El perfil de Torra, claramente derechista, xenófobo y supremacista, permite situar al independentismo catalán en un marco de populismo de derechas, y combatirlo dentro y fuera de España desde la izquierda a la vez que desde la democracia y la unidad, proyectándose, como hizo al reunirse con Rajoy, como leal líder de la oposición y apoyo al 155.

Estos tres regalos (Marta Sánchez, la dacha de Iglesias y Torra) sitúan otra vez al PSOE como una alternativa de gobierno creíble. Y entonces aparece el cuarto regalo: la sentencia Gürtel, que dinamita, a la vez, a Rajoy, y a su partido.

El PSOE tiene ante sí una oportunidad inmejorable de competir exitosamente contra el PP, Ciudadanos y Podemos. Por eso extraña que prefiera aceptar los apoyos de Unidos Podemos, ERC, PdeCAT y PNV para llegar al gobierno, lo que le alejaría otra vez del centro dónde se ganan elecciones y le desplazaría a la izquierda nacionalista donde se pierden. En lugar de aprovechar esos cuatro regalos, Sánchez da otro bandazo y desorienta nuevamente a sus futuros votantes. ¿Por qué?