JULIÁN QUIRÓS-ABC

  • Sabe perfectamente que no puede concurrir a la gran cita de junio de la convocatoria europea arrastrando dos lastres como los del País Vasco y Cataluña

Si uno fuera Javier de Andrés no hubiera mostrado anoche tanta alegría por el resultado de las elecciones vascas, y si fuera Feijóo no estaría contento. Estaría más bien preocupado. Poco que celebrar cuando se sube un escaño y los adversarios independentistas se pegan un festín en las urnas. El marcador del País Vasco no por previsto carece de gravedad; complica sobremanera el horizonte del Partido Popular y le obliga de hecho a obtener un éxito incuestionable en las inminentes elecciones catalanas. El PP no puede fallar en mayo, no se puede permitir dos patinazos seguidos. Y su líder, tampoco. Así que vamos a ver aflorar los nervios en las próximas semanas en torno a la sede genovita. El PP sabe perfectamente que no puede concurrir a la gran cita de junio de la convocatoria europea arrastrando dos lastres como los del País Vasco y Cataluña. Debería resolver de una vez si sus asignaturas pendientes obedecen a parecerse poco a esos territorios o a no distinguirse mucho de las mayorías dominantes en esos territorios.