EL MUNDO – 21/07/15
· El ‘número uno’, Romeva, promete declarar la secesión con sólo la «mayoría suficiente».
La lista única por la independencia de Artur Mas dio ayer por hecha la secesión unilateral e inevitable de Cataluña. El número uno de la candidatura advirtió al Estado de que el Govern desobedecerá cualquiera de sus intentos por abortar la ruptura con España. «Vamos a por todas, ya no tenemos margen», avisó Raül Romeva.
Bajo la única premisa de que la lista soberanista se imponga el 27-S con una «mayoría suficiente y necesaria», el ex eurodiputado de ICV sostuvo con contundencia que, «si el Estado español bloquea política o jurídicamente al Govern o al Parlament [salido de las elecciones], Cataluña procederá igualmente a la proclamación de su independencia». «Que todo el mundo entienda que esto va de verdad», remachó.
La puesta de largo de Junts pel Sí –nombre oficial de la candidatura– sirvió para ratificar la hoja de ruta que CDC, ERC y las entidades soberanistas pactaron la pasada semana y pretenden seguir para culminar esa «desconexión» del conjunto de España.
El guión definitivo establece que, si el 27-S vencen las tesis secesionistas, el Parlament aprobará inmediatamente una «declaración solemne», anunciando que se inicia el «proceso de independencia». Esta declaración será remitida al Gobierno, las autoridades europeas y la comunidad internacional con el mero objetivo de que se den por enteradas. En ningún caso la candidatura soberanista plantea la posibilidad de abrir un proceso de negociación para alcanzar la independencia de Cataluña por una vía acordada.
A continuación, ese Govern de concentración presidido por Mas se propone empezar a redactar la Constitución catalana y a poner en marcha denominadas «estructuras de Estado», como la hacienda propia o el cuerpo diplomático propio de la Generalitat.
Sin más dilación, la hoja de ruta de Junts pel Sí ya fija la «proclamación de la independencia que supondrá la desconexión respecto al ordenamiento jurídico español». A partir de ese momento, Cataluña quedaría sumida en un estado de provisionalidad que la candidatura de Mas pretende resolver con la aprobación de una «ley de transitoriedad» que permita mantener vigente el derecho autonómico catalán, el español y el de la Unión Europea. Asimismo, subrogaría los contratos entre el Estado y la Generalitat, y ofrecería a los funcionarios del Estado integrarse en la Administración del nuevo Estado catalán.
El proceso se culminaría en un periodo «máximo» de 18 meses con la convocatoria de unas elecciones parlamentarias constituyentes y la aprobación de la nueva Constitución catalana por referéndum.
Además de para pormenorizar los pasos hacia la secesión, la puesta de largo de la candidatura unitaria de Mas sirvió para ver y escuchar por primera vez a los principales integrantes de la lista independentista del 27-S.
Quizás amparado en la autoridad que le confiere poner rostro al bloque secesionista, Romeva fue el más claro al admitir que la confección de la candidatura responde a un patrón «muy extraño». «De esto van estas compañías», llegó a decir el ex de ICV en presencia de Mas, Junqueras, la ex presidenta de la ANC Carme Forcadell y la todavía líder de Òmniun Cultural, Muriel Casals.
El mismo día en que se conocía que el ex entrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola, cerraría la lista única por la independencia, Romeva defendió la necesidad de orquestar una lista y una pauta hacia la secesión «extraordinarias, sorprendentes y que pueden desconcertar», por la negativa del Gobierno a autorizar la convocatoria de un referéndum de autodeterminación vinculante.
También Oriol Junqueras subrayó esa excepcionalidad, mientras Mas concretaba que el guión para culminar la independencia se basará en los trabajos de su comisionado para la Transición Nacional, Carles Viver Pi-Sunyer, figura que actualmente se encuentra suspendida por el Tribunal Constitucional después de que el Gobierno recurriese su nombramiento.
Forcadell fue la encargada de certificar que el propósito de la lista unitaria de Mas es «volver a desobedecer al Estado», como ocurrió el 9-N, para consumar la secesión.
EL MUNDO – 21/07/15