Presos bajo control

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 15/01/13

Durante el pasado año un total de 85 reclusos vinculados a ETA salieron de las cárceles en las que hay ahora casi un centenar menos de presos que los que había el día el 20 de octubre de 2011, cuando la banda anunció la renuncia al terrorismo. Todavía habría menos si ETA se hubiera disuelto porque habría evitado unas cuantas detenciones. En 2012 hubo 23 nuevos encarcelamientos como consecuencia de diversas operaciones policiales. En 2013 ya hay otros dos encarcelados más porque mientras los etarras sigan en la clandestinidad con sus armas a cuestas, vigilando sus arsenales, seguirán las detenciones.

Las cárceles albergan actualmente a 593 presos alineados con la ortodoxia etarra y a una docena de críticos integrados en la denominada ‘vía Nanclares’.

Desde que se anunció el abandono de la violencia, ETA y los presos ortodoxos han maniobrado para asegurarse el control del conjunto de los reclusos. A ese esfuerzo han dedicado muchos meses del pasado año mediante la creación de una estructura de dirección del colectivo de etarras encarcelados. Se han asegurado de que, al menos a corto plazo, la mayoría de los internos se mantengan alineados con las tesis oficiales de rechazo al cumplimiento de la legislación penitenciaria para poder acceder a los beneficios que ofrece la legalidad, incluidos la posibilidad de alcanzar antes la libertad condicional, los permisos de salida o los terceros grados, en función del comportamiento individual de cada recluso.

El mensaje de los representantes de los presos ha sido condicionar la posibilidad de dar pasos por su parte a la desaparición de la dispersión. Lo hicieron en una declaración del mes de mayo y lo han reiterado en una comunicación enviada a las cárceles a finales del pasado año. Esa posición sólo se sostiene si se considera que lo que ocurra con los presos es un problema del Gobierno y de las instituciones y que éstas necesitan solucionarles la papeleta a los etarras. Pero no es el caso. La situación de los terroristas encarcelados, como ha señalado con acierto el líder del PSE, Patxi López, es un problema de Batasuna y sus seguidores, no de los demás. Y no es planteando exigencias como podrían mejorar su situación, sino haciendo una autocrítica por su pasado terrorista, como volvió a reclamar ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu.

Que miles de personas se manifiesten en apoyo a los presos de ETA revela la ya conocida capacidad de movilización que tiene Batasuna, pero no añade más peso político ni jurídico a sus argumentos, de la misma forma que el hecho de que sean decenas de miles los norteamericanos que le han pedido a Obama que construya la ‘Estrella de la Muerte’, la nave espacial de la película de La Guerra de las Galaxias, no añade racionalidad a su demanda.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 15/01/13