ABC – 22/12/15
· Confían en que si llega al Gobierno pondrá fin a la dispersión como anticipo de la amnistía.
· Recelos Los presos desconfían de Sortu, que les prometió beneficios tras el cese de la violencia, y no ha cumplido.
Presos de ETA propusieron hace un año que desde la «izquierda abertzale» se votara en las elecciones generales a Podemos, y no a Bildu, al considerar que un Ejecutivo controlado por Pablo Iglesias tumbaría la política penitenciaria y les acercaría al País Vasco y Navarra como anticipo de su excarcelación. Lo cierto es que el pasado domingo, los herederos de Batasuna perdieron en la comunidad autónoma vasca 101.679 votos respecto a 2011.
Los analistas están convencidos de que un elevado porcentaje de los apoyos que ha perdido Bildu han ido a parar a Podemos, que en su estreno en unas generales ha acumulado 316.441 votos en las circunscripciones de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. Ello, sin olvidar que una cifra nada despreciable ha podido caer en el saco de la abstención promovida por los sectores irreductibles de la «izquierda abertzale», como Iraultzen Bilguneak (Ibil) o Amnistía ta Askatasuna (ATA), muy críticos con que Bildu haya dado prioridad a la vía institucional en detrimento de «otras formas de lucha», como la presión e incluso la «kale borroka».
Pero aunque en estos momentos sea complicado cuantificar qué porcentajes de votos se han desviado en una u otra dirección, los expertos subrayan la relevancia que tiene el trasvase de votos desde Bildu a Podemos alentado por los presos de ETA. Entre otros motivos, porque demostraría que en aquellos que cumplen condena por numerosos crímenes ha calado la posición de Podemos, contraria a utilizar la política penitenciaria como instrumento antiterrorista. Son numerosas las ocasiones en las que el propio Iglesias defiende el fin de la dispersión. El pasado mes de junio, en una entrevista a una publicación británica, el líder de Podemos veía «trágico» que aún haya cerca de 500 presos de ETA a cientos de kilómetros de sus casas. Antes, calificó la dispersión como «medida de excepción» y dijo que «se podría revisar porque condena también a sus familias».
Los presos de la banda vienen recelando desde hace tiempo de los abogados del «frente de makos» y también de Sortu y Bildu. Cuando ETA anunció el cese definitivo de su actividad terrorista, hace cuatro años, los Permach y Rufino Etxeberria les prometieron que, a cambio, el Gobierno modificaría su política penitenciaria. Pero, agotada la legislatura, no se han cumplido esas promesas porque el Ejecutivo exige antes que ETA se disuelva y entregue las armas. Ante ello, los reclusos etarras miran ahora hacia Podemos, convencidos de que si entra o controla el futuro Gobierno, se beneficiarán de un acercamiento y, después, de una amnistía encubierta.
100.000 votos menos
El caso es que el varapalo de Bildu alcanzó tal dimensión que ni el más fanático se atrevería a ponerle paños calientes. Las cifras hablan por sí mismas. De los 285.290 votos que logró Amaiur en 2011 a los 183.611 del pasado domingo. Una fuga de más de 100.000 papeletas que contrastó con la irrupción de Podemos, que se fue hasta los 316.441 votos como primera fuerza. En los comicios forales de mayo la formación morada venía de cosechar 148.626; un salto de casi 170.000 apoyos que tuvo a la coalición de la «izquierda abertzale» como gran damnificada (el PNV, con respecto a hace cuatro años, se dejó algo más de 22.000).
El golpe fue especialmente acusado en la provincia que mejores réditos ha dado a los herederos de Batasuna: Guipúzcoa. De rozar el 35% de los votos con 130.055 en 2011, a quedarse en el 20,89% con 80.880 hace dos días. En números redondos, una merma de 50.000 papeletas. O lo que es lo mismo, la mitad de la sangría en el conjunto del País Vasco. Mientras, el partido que lidera Iglesias llegaba en esta provincia al 25,27%, con casi 98.000 votos.
Cuando Hasier Arraiz, líder de Sortu, hablaba de «día triste» y admitía que se habían «caído», seguramente pensaba en municipios que hasta ahora eran sus feudos. No solo perdieron San Sebastián, donde se dejaron 10.000 votos y Podemos mejoró el dato de Amaiur de 2011 (27.478 frente a 24.435). La fuga fue aún más hiriente en Mondragón (del 40,7 al 24,1%), Vergara (del 49,7 al 29,9%), Rentería (del 32 al 18%), Hernani (del 49 al 32,4%) o Pasajes (del 36,1 al 18,3%, la mitad de apoyos).
Podemos, que en campaña se mostró a favor de acercar los presos, logró adelantar a Bildu en Rentería, Pasajes y Mondragón, y en el resto de los casos le pisó los talones. Donde más duele.
ABC – 22/12/15