SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo

Hay que seguir todos los días el proceso que se sigue en el Supremo a los golpistas catalanes y a las golpistas catalanas, presuntos y presuntas, naturalmente. Hoy, a seis días de la constitución del Congreso, hemos sabido que los cinco procesados que han obtenido plaza de diputados (Junqueras, Rull, Turull, Sànchez y Romeva) van a poder asistir el martes a la sesión constitutiva de Las Cortes por decisión del Supremo, que por la misma resolución rechaza suspender el juicio, tal como reclamaban las defensas de los procesados.

El espectáculo que van a dar los nuevos diputados va a ser más bien discreto, pero hay precedentes. El 26 de febrero de 1987 se celebró en el Parlamento vasco la sesión de investidura del lehendakariArdanza, en la que también se postuló para el cargo el terrorista Juan Carlos Yoldi, procesado por tres delitos relacionados con el terrorismo: pertenencia a banda armada, estragos y lesiones y depósito de armas. Yoldi estaba en prisión provisional en la cárcel de Herrera de la Mancha. El candidato preso fue trasladado a Nanclares por proximidad y el 26 de febrero fue conducido por la Ertzaintza hasta el Parlamento, donde leyó su discurso de candidato, perdió la votación, disfrutó de un vis a vis con su novia en una sala con diván y la Policía vasca volvió a llevárselo a Nanclares.

Ese va a ser, más o menos, el procedimiento a seguir con los cinco presuntos golpistas. Hay una diferencia: estos llegarán al Congreso en coches camuflados de la Guardia Civil y entrarán por el garaje. Allí se hará cargo de su custodia la Policía Nacional durante la sesión constitutiva para seguir el camino inverso que les devolverá a prisión al término de la misma. El mismo TS ha rechazado la petición de las defensas de suspender el juicio por haber pasado a disfrutar, en su creencia, de inmunidad sobrevenida a partir del momento en que se hagan con sus actas de diputado. Habrá más intentos. Las defensas son perseverantes y pedirán que los nuevos diputados puedan asistir a cada pleno que se celebre a partir de ahora, pero el caso Yoldi también proporciona enseñanzas prácticas. El terrorista fue parlamentario hasta el 5 de mayo de 1988, en que su condena fue confirmada por el Supremo, y fue privado de su condición parlamentaria.

Ayer también se conoció que la Junta Electoral ha aceptado la argumentación de Instituciones Penitenciarias para denegar a Junqueras el permiso para participar ayer, desde la cárcel en un debate electoral en la cadena amiga. El debate se celebró ayer a las diez de la noche y le han dicho que no son horas, que la sala de videoconferencias se cierra a las ocho, que es la hora en la que todos los presitos buenos tienen que estar recogidos en sus celdas. Y además, Miquel Iceta ha anunciado que no irá a verle a la cárcel, tal como había pedido ERC. Y digo yo, que aprovechando que el día 21 no habrá juicio por falta de materia prima, si podrían encomendarle la presidencia del Congreso, con carácter provisional al juez Marchena. Más que nada para volver a oírle decir: «Mire, no empezamos bien. Aquí todos estamos por imperativo legal…».