Según ETA, las actas de la negociación contienen compromisos políticos, por lo que preguntar al presidente por un papel que ha firmado precisamente con los terroristas y que ahora resulta que sí existe, es -lo dice el PSOE- hacer el juego a ETA. Luego, nadie quiere molestar al presunto inocente con una sencilla pregunta: ¿qué dicen las actas?
No sé si la derecha es más cainita que la izquierda, como piensan algunos. Pero sí que parece más cándida, a juzgar por la asombrosa facilidad con la que una parte de la derecha mediática ha comprado esta semana el argumento socialista sobre las actas. Que Rajoy se excedió, que no se puede exigir al presidente que pruebe su inocencia y que hacerlo supone aceptar la palabra de ETA.
Preocupada aún esa derecha por la inocencia injustamente mancillada del presidente, el principal medio de a izquierda, El País, admitía ayer que sí, que las actas existen y que están en el Centro Henri Dunant de Suiza. Y que el Gobierno no puede enseñarlas puesto que quien las guarda es la Henri Dunant.
Es posible que, además de más cándida, la derecha también sea más desmemoriada. Porque la existencia de esas actas fue revelada por ABC, no por ETA, a principios de noviembre del año pasado. Y fue sistemáticamente negada desde entonces por el Gobierno y por todo el conjunto de la izquierda. En otras palabras, según el hoy presunto inocente, las actas no existían y eran un invento etarra que la derecha utilizaba. Y tanto le creyeron, que, cuando Rajoy mentaba las actas el martes pasado, una parte de la propia derecha aún dudaba de su misma existencia.
Es decir, mientras la derecha iba, la izquierda ya volvía, por lo que a esa derecha preocupada por la inocencia presidencial aún no le ha dado tiempo a preguntarse qué sentido tienen unas actas de negociación con un grupo terrorista depositadas bajo llave y compromiso de no ser reveladas en un centro extranjero de mediación internacional, cual acuerdo entre potencias en guerra.
Según las fuentes que informaron a ABC, esas actas contienen compromisos políticos. El problema es que, según ETA, también, por lo que preguntar al presunto inocente por un papel que ha firmado precisamente con los terroristas y que ahora resulta que sí existe, es, lo dice el PSOE, hacer el juego a ETA. Luego, nadie quiere molestar al presunto inocente con una sencilla pregunta: ¿qué dicen las actas? A Rajoy se le ocurrió hacerlo y lo han convertido en presunto culpable. Por desconfiado.
Edurne Uriarte, ABC, 9/7/2007