Rosa Belmonte-El Correo
- El domingo afeó Nadia Calviño a Feijóo que no estuviera haciendo noches en la puerta de la Moncloa como una quinceañera para ver a Taylor Swift
No ha sido Nadia Calviño una de las mayores palmeras de Sánchez. Ha elogiado menos que Montero la Grande o Alegría, pero tampoco se ha encogido en el halago. El domingo afeó a Feijóo que no estuviera haciendo noches en la puerta de la Moncloa como una quinceañera para ver a Taylor Swift. Que si te llama el presidente del Gobierno, vas, aunque no sepas el orden del día o para qué. Que «es de primero de democracia y de educación».
Hay un libro de John Dewey titulado ‘Democracia y educación’, un clásico de la pedagogía del siglo XX. El autor deja claro que la educación es una modalidad de la acción política. El Gobierno, cualquier Gobierno desde la Logse, no sabe qué hacer con la educación. Y lo que hace no parece dar resultados. Tampoco con ellos mismos. Porque recordar que ir a ver a Sánchez es de primero de educación y democracia cuando Sánchez mandó a Óscar Puente a contestar en la investidura de Feijóo, pues no sé de qué curso será.