PSE y PP certifican al PNV que no tendrá apoyo sin pacto previo en los municipios

Las reuniones de los jeltzales con socialistas y populares constatan la dificultad para desbancar a Bildu. La formación de López presiona a los nacionalistas y avisa de que no se unirá a ellos para «gobernar desde la oposición»

El ajetreo en los pasillos del Parlamento Vasco fue ayer más intenso de lo habitual. La Cámara se convirtió, por un día, en el centro de operaciones de los pactos postelectorales de diputaciones y ayuntamientos. La razón, la ronda de contactos del PNV con las formaciones con representación parlamentaria, que continuará el lunes con Bildu, que no tiene representación en el legislativo autonómico. Pero el ir y venir en los despachos no se tradujo en ningún avance. Las posturas siguen enrocadas.
PSE-EE y PP certificaron al PNV que no le apoyarán en la Diputación de Gipuzkoa si no suscribe con ellos un pacto global antes del día 11, fecha de la constitución de los ayuntamientos, para impedir que Bildu lidere tanto la institución foral como el Ayuntamiento de San Sebastián. Los jeltzales, por su parte, no variaron su posición de rechazo a pactos que excluyan previamente a la coalición de EA, Alternatiba e independientes. Así las cosas, a día de hoy, el diagnóstico compartido en privado por todas las fuerzas implicadas es que Bildu gobernará en minoría tanto Gipuzkoa como Donostia, salvo un giro de 180 grados de la situación.
Socialistas y populares dejaron claro a la delegación del PNV que el día 11 es la fecha límite para intentar reconducir las negociaciones. Las dos formaciones están ahora a la espera de lo que decida la asamblea nacional que la formación jeltzale celebrará este lunes, tras reunirse con Bildu, para hacer resumen de su ronda de contactos. Salvo sorpresa, parece muy difícil que el PNV cambie radicalmente de discurso para desbloquear el asunto. PNV, PSE-EE y PP han puesto desde el primer minuto tan alto el listón de sus condiciones que ahora se les hace muy difícil corregir su posición sin sufrir un serio déficit de credibilidad.
La delegación del PNV estuvo compuesta por su líder en Gipuzkoa, Joseba Egibar, el presidente alavés, Iñaki Gerenabarrena, y el dirigente vizcaíno Andoni Ortuzar, lo que permitió al partido exponer la versión de cada territorio. Los nacionalistas vascos se reunieron, por separado, con los distintos dirigentes territoriales de PSE y PP, además de con Aralar y Ezker Batua.
Puerta abierta
En sus declaraciones públicas de ayer, los partidos no se atrevieron a cerrar por completo la puerta y mostraron un resquicio a la esperanza. El consejero de Interior, Rodolfo Ares, presente en la reunión, explicó que el PNV está a la espera del resultado de su asamblea nacional del lunes para responder a la propuesta socialista de pacto. Pero Ares precisó que no ha visto en los nacionalistas vascos «una posición cerrada» a su «mano tendida», por lo que entiende que «hay posibilidad de acuerdos». En la misma línea, el portavoz del PP, Iñaki Oyarzábal, coincidió con Ares en que no hay ninguna puerta cerrada para llegar a acuerdos con el PNV, aunque este partido «todavía tiene que aclarar muchas cosas» en Gipuzkoa.
Su oferta sigue, por tanto, en pie, aunque dejaron claro al PNV que no habrá dos fases negociadoras: una antes del día 11 y otra después de la constitución de los ayuntamientos, insistiendo en que ayuntamientos y diputaciones deben ir ligados. En este sentido, socialistas y populares confían en que, a última hora, al PNV le entre el «vértigo» ante la pérdida de la institución foral y numerosos ayuntamientos y «recapacite». El PSE-EE es quien defiende esta teoría con más énfasis. Fuentes socialistas de toda solvencia aseguran que al PNV le están asaltando «muchas dudas y no tiene una decisión cerrada».
Los medios socialistas consultados agregan que el PSE ofreció ayer al PNV sus votos para que gobierne la Diputación de Gipuzkoa y todos los ayuntamientos que quiera, además de prestarle apoyo para controlar las correspondientes mancomunidades, claves para la política de residuos urbanos y para mantener el proyecto de la incineradora. A cambio, los socialistas reclaman los votos para gobernar San Sebastián (algo que rechazan los jeltzales), Errenteria y Andoain. En todo caso, el PSE-EE no cree que el PNV llegue al extremo de pactar con Bildu en Gipuzkoa, pero le advierten de que los socialistas «no van a tutelar a la coalición abertzale desde la oposición ni participar junto a los jeltzales en una especie de gobierno desde la sombra».
El partido de Iñigo Urkullu y Joseba Egibar se niega a desalojar a Bildu para no darle opciones al victimismo y porque supondría una contradicción interna en Gipuzkoa desplazarles de las instituciones de la mano de los constitucionalistas después de haber defendido en los últimos meses el mensaje de la unidad abertzale. También descartan de plano, por el mismo motivo, que la gobernabilidad se cierre tras un acuerdo entre Urkullu y el presidente Zapatero en Madrid. Además denuncian que la oferta global de los socialistas no es tal, ya que sólo incluye a Gipuzkoa, no a Álava, donde el PSE está atado a compromisos con el PP, según fuentes del EBB.
La formación de Patxi López, de momento, sigue metiendo presión a los peneuvistas. El consejero de Vivienda y Transportes y líder del PSE-EE de Gipuzkoa, Iñaki Arriola, sostuvo ayer, ante las posibles intenciones de Bildu, que «no es el momento de dar pasos atrás» en grandes infraestructuras como el Tren de Alta Velocidad, el puerto exterior de Pasaia o la ampliación del aeropuerto de Hondarribia.
PNV, PSE y PP se han citado la próxima semana en una segunda vuelta para intentar desbloquear la complicada situación. Para ello, deberán agarrarse a argumentos más sólidos que, como gusta de ironizar al eibarrés Arriola, la intercesión final «de la virgen de Arrate».
DIARIO VASCO, 3/6/11