Florencio Domínguez, EL CORREO, 31/7/12
El secretario general del PSOE y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sostuvo ayer en los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, que ETA ha sido derrotada por la eficacia del Estado. Y lo hizo a pesar de que admitió que, al igual que ha ocurrido en Irlanda, podría darse alguna ruptura en la banda terrorista. Lo que quedase, precisó, «no sería la ETA que hemos conocido».
Los éxitos electorales de la izquierda abertzale en los comicios celebrados el pasado año hacen que a mucha gente le cueste aceptar la idea de la derrota de ETA. Sin ignorar el problema que supone el peso político adquirido por quienes durante décadas han estado jaleando a la banda terrorista y sus crímenes, no es realista ignorar que ETA ha tenido que anunciar la renuncia a la violencia formada por la acción de los instrumentos policiales y judiciales del Estado. Que un paso como el anunciado el 20 de octubre nunca había estado en los esquemas de la banda, una banda que en un boletín interno elaborado en abril del pasado año tenía que reconocer que no había ganado aunque alegara luego que la lucha que habían realizado no había sido en balde .
Una de las evidencias de la derrota de la estrategia de los terroristas es el giro copernicano de ETA respecto a los presos. Históricamente se ha negado a negociar la excarcelación de los reclusos para dar prioridad a la negociación política.
Durante la tregua de 19981999, un dirigente de ETA encarcelado, Julián Atxurra ‘Pototo’ afirmaba en una carta que le fue intervenida a ‘Iñaki de Rentería’ que «en el proceso político los presos tenemos una misión bien importante: jamás aceptar la consigna de ‘paz por presos’». En la siguiente tregua, la de 2006, ETA escribía en su boletín interno: «cuando nos dedicamos a la solución del conflicto, nos referimos a una solución de contenido completo, dejando atrás la paz aséptica o los tiempos del confuso esquema ‘paz por presos». Y los representantes de ETA en aquel proceso dijeron a los del Gobierno que no estaban dispuestos a negociar sobre presos porque le correspondía solucionar la cuestión al Ejecutivo.
Hasta hace cuatro días la idea de ‘paz por presos’ ha constituido un anatema liquidacionista en las filas de ETA, pero desde el mes de octubre se ha convertido en el eje central de la estrategia de la banda terrorista que condiciona su desarme a un acuerdo que conlleve la excarcelación de los reclusos y la vuelta de los huidos. Hace algunos años cualquier gobierno hubiera aceptado un planteamiento de este tipo, pero la persistencia de la actividad terrorista y la continuidad de los crímenes ha terminado por reducir el margen de maniobra del Ejecutivo. ETA se ha cerrado puertas a sí misma, incluidas aquellas por las que juró que nunca pasaría y que ahora reclama como un derecho.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 31/7/12