EL MUNDO – 31/12/16
· Promete aun así convocarla en 2017 y aplicar el resultado sin dilaciones para calmar a la CUP.
· Carles Puigdemont priorizará la búsqueda de un pacto con el Gobierno para celebrar la consulta sobre la independencia de Cataluña.
· Así se desprende del tradicional mensaje de Fin de Año, que el presidente de la Generalitat pronunció anoche y en el que trasladó al Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy que «siempre continuará con la mano tendida» para alcanzar un acuerdo sobre el referéndum de autodeterminación.
Como ya ocurriera tras la cumbre sobre la consulta, celebrada la pasada semana, Puigdemont evitó las alusiones explícitas a la unilateralidad y destacó su intención de «tejer amplios consensos en Cataluña alrededor del referéndum». Con esta referencia, el presidente de la Generalitat realiza un nuevo guiño a la alcaldesa de Barcelona, una Ada Colau que se incorporó formalmente al frente que defiende la celebración de un referéndum de autodeterminación acordado con su presencia en el cónclave que sirvió para resquebrajar la unidad del soberanismo.
A pesar de que la CUP exigió a Puigdemont fijar un plazo máximo de tres meses para alcanzar un pacto con el Estado, Puigdemont evitó utilizar su mensaje de Fin de Año para apremiar al Gobierno a sellar un acuerdo en el corto plazo. El president siguió así la recomendación de Colau, quien tras la cumbre del referéndum sugirió: «Quizás es mejor no poner fechas a corto plazo o la sensación de tener prisa, porque si no se cumple, lo que suele pasar es que se genera frustración. Puede tardar más tiempo y la cuestión es hacerlo y hacerlo bien».
Puigdemont únicamente destacó que todavía no han recibido respuesta del Gobierno, a pesar de que ya en septiembre, durante el debate de la cuestión de confianza celebrado en el Parlament, lanzó una oferta para pactar la fecha, la pregunta y las reglas de la consulta. Oferta, que insiste en su mensaje institucional, reiteró durante una conferencia pronunciada en Madrid en octubre y que ayer volvió a subrayar con insistencia.
Puigdemont continúa demorando la culminación del proceso independentista a sabiendas de que, del otro lado, Mariano Rajoy se mantiene inflexible. Ayer, el presidente del Gobierno reclamó al Ejecutivo catalán que no dé «más pasos en la mala dirección», después de que el jueves Junts pel Sí y la CUP anunciaran un acuerdo para impulsar la ley de transitoriedad jurídica, la norma con la que las formaciones independentistas pretenden amparar la celebración del referéndum y el paso de la legislación española a la de la «República catalana».
Durante su rueda de prensa para hacer balance del año, Rajoy insistió en que «no se puede celebrar» un referéndum sobre la secesión catalana, «para liquidar la soberanía nacional, la unidad de España y la igualdad de los españoles». Por contra, el presidente del Gobierno, incidió en su voluntad de ahondar en el diálogo para «hacer cosas en positivo». «Decir que no se van a cumplir las leyes no tiene ningún sentido, yo ofrezco algo más razonable: hablar. Pido que no se den más pasos en la dirección contraria al sentido común», abundó Rajoy.
La contundencia del Gobierno y, sobre todo, la necesidad de continuar contentando a la CUP para que apuntale al Govern y apruebe sus Presupuestos, también llevó a Puigdemont a garantizar que el referéndum se celebrará en 2017, tal y como recoge la hoja de ruta independentista acordada con los anticapitalistas.
En su mensaje de Fin de Año, el presidente de la Generalitat sostuvo que en 2017 los catalanes «decidirán libremente su futuro en un referéndum legal y vinculante». Y añadió que el Govern y el Parlament deberán aplicar su resultado «sin dilaciones ni excusas».
Puigdemont enfatizó que el objetivo de la vigente legislatura es «llevar el país del posautonomía a la preindependencia», defendió estar «cumpliendo fielmente el mandato surgido de las elecciones del 27 de septiembre del 2015» y estar haciéndolo «con valentía y coraje».
«Estamos a punto y lo demostraremos», culminó Puigdemont, en la frase más contundente de un discurso con una sobria puesta en escena, en el que primó la moderación y en el que el presidente de la Generalitat también prometió «mantener la cohesión social» en un año llamado a deparar el choque definitivo entre el Ejecutivo catalán y el central.
Puigdemont aseguró que gobernará «buscando el bienestar para todos los catalanes sin excepción porque las personas, piensen lo que piensen y sean de donde sean, son el centro de la acción del Govern». El presidente de la Generalitat no olvidó vincular las oportunidades de mejora en el plano económico y social con el «derecho a decidir». «Cataluña se ha ganado su reconocimiento como nación en el marco de Europa», zanjó Puigdemont, para evidenciar que la independencia continúa siendo un mero anhelo.
EL MUNDO – 31/12/16