EL MUNDO – 31/01/16
· Carles Puigdemont y Artur Mas analizaron ayer en una entrevista las peculiares circunstancias en las que se produjo el relevo en la Presidencia de la Generalitat.
· El ex jefe del Ejecutivo catalán y su sucesor departieron en El Punt Avui TV acerca del papel de la CUP en la defenestración de Mas, de las dificultades por las que pasa Convergència y, sobre todo, del proceso soberanista.
· En este ámbito, ambos constataron que el Rey Felipe VI no es «neutral» con respecto a los objetivos de los independentistas.
«Yo lo veo un punto atrapado en su rol», dice Puigdemont en un momento de la conversación, en alusión al Rey. Se refiere a la diferencia que observa en su papel actual con el que tenía cuando era, entre otros títulos, Príncipe de Gerona. «Quizás lo que querría hacer, o lo que la figura histórica del Jefe del Estado podría hacer en este momento, no se corresponde con una agenda política que lo condiciona excesivamente y le hace perder neutralidad», afirma el actual jefe de la Generalitat. «Quizás una mayor neutralidad habría sido deseable, y no la ha tenido. La tuvo como Príncipe de Gerona», añade.
Según Puigdemont, la agenda política del Rey se alteró cuando se convirtió en Jefe del Estado. Cree que Felipe VI es una persona «informada» y que «entiende la complejidad» de las demandas de los independentistas. Tanto él como Mas afirman que «no le asusta el diálogo», pero esperan poco de él. «Nunca me fié de los que me dijeron que él tendría un papel clave para resolver esto en sentido favorable al derecho democrático que tiene cualquier pueblo y nación a decidir su futuro», explica el ex presidente catalán.
Mas intuye que el Rey «en privado, ha intentado ablandar alguna posición», pero que no va a defender la posibilidad de que los catalanes elijan si quieren seguir siendo o no españoles. «No lo veo jugándosela a favor del respeto a ese derecho de cualquier pueblo o nación», añade.
Y es así porque, según el ex presidente de la Generalitat, el Estado –«generaciones y generaciones de altos funcionarios», especifica– ve a Cataluña como una propiedad. «Sí puedo decir que es una persona que de verdad quisiera que el asunto catalán se resolviese, pero quieren que se resuelva de una manera que para la mayoría del pueblo catalán, hoy por hoy, no es aceptable», añade sobre Felipe VI.
Pero el formato –una entrevista conjunta en tono distendido– permite también que Mas se explaye con los pormenores de su renuncia al cargo. En ese sentido, queda claro que no ha superado que la CUP le obligase a hacerse a un lado, y tiene palabras duras contra el partido anticapitalista. «Yo era el personaje más perseguido por los grandes poderes políticos, mediáticos, económicos y judiciales. A mí me querían cortar el cuello. Y encontraron en Cataluña la alianza con la mitad de la CUP, que tiene como norte luchar contra estos poderes», asegura.
También carga contra Anna Gabriel, a quien Convergència culpa del desenlace. «Ha demostrado tener más ganas de cargo que yo mismo», dice. Tras recordar que sólo se apartó cuando creyó que la estabilidad del Govern estaba garantizada, afirma que lleva «siempre encima» el acuerdo con la CUP, y recuerda a los antisistema que se han comprometido con Junts pel Sí: «La estabilidad del Govern está en juego en las votaciones del Parlament. Si no, el acuerdo se incumple».
Puigdemont, que reconoce que nunca pensó que podría ser president, dice que no se ve prorrogando su mandato más de los 18 meses previstos para esta legislatura. Todo lo contrario que Mas, que no descarta volver a presentarse. Dependerá, afirma, de los partidos, que tendrán que «decidir si a la gente le conviene o no» que él tenga otro papel en el futuro. «Pero cuando estás en la reserva no tienes por qué volver. Y yo he estado tantos años en primera línea que, objetivamente, no tendría que volver», concluye.