Qué buena ocasión…

IGNACIO MARCO-GARDOQUI, EL CORREO 15/02/13

· Los representantes de Confebask lanzaron ayer una seria advertencia sobre la situación actual y sobre los planteamientos que nos hacemos para salir de la crisis. No hay duda de que la ocasión merece el recordatorio. Los cierres de empresas se multiplican, como lo hacen las dificultades para sobrevivir en este entorno mercantil tan desfavorable, en medio de la indiferencia, cuando no de la alegría de algunos. Porque aquí estamos muy equivocados y utilizamos criterios muy erróneos. Si se fijan bien, toda la vida económica se resume en fabricar primero una tarta y repartirla luego entre todos los ciudadanos. Las teorías comunistas afirman que cada uno debe aportar según sus capacidades y recibir según sus necesidades; pero eso es un ideal muy ilusionante… que llegará, si llega, en otro estadio de la evolución humana superior al actual. Vayan a Cuba, a Corea del Norte o a Venezuela y comprobarán que todavía no ha llegado.

Si se fijan bien, verán también que dedicamos grandes debates y muchas iniciativas para definir el reparto de la tarta, pero muy pocas para mejorar su fabricación. Nadie se siente concernido y todos delegamos esta ingrata tarea en los empresarios, aunque nunca reconocemos su labor. Exigimos que se comporten bien y les abrasamos a impuestos. Luego, si fracasan les llamamos tontos y si triunfan sospechamos, cuando menos, de los métodos empleados para ello. Por eso, uno de los eslóganes más exitosos de los últimos tiempos es aquel que pide «que aporte más quien más tenga», como si no ocurriera eso desde hace muchas décadas. No traten de averiguar cuánto más paga el que más tiene, pues casi nadie lo sabe y los que lo saben no lo dicen. Menos aún cuánto de más debe pagar quien más tiene, pues eso es un mantra exitoso, pero sin concreción. Nadie se toma la molestia de leer la memoria fiscal del Ministerio de Hacienda. Es muy tedioso y no hace falta para triunfar en la carrera de progresista.

Claro está que hay una gloriosa excepción. En este país se puede ser de izquierdas y clamar en contra de la solidaridad entre regiones (observen a los miembros de ERC, del PSC e ICV, por no hablar de la derecha nacionalista en Cataluña; o a Bildu y a otros muchos en Euskadi), aunque esa solidaridad sea cuatro o cinco veces menor que la exigida entre personas. Todo un chollo. Hoy se habla de impuestos en el Parlamento vasco y nada me gustaría más que castigaran mi egoísmo aplicándome los mismos criterios de solidaridad que piden los partidos de izquierda a las regiones. ¡Qué digo los mismos!, ofrezco de saque el triple de progresismo y solidaridad.

Perdón, creo que, llevado por el entusiasmo, he descarrilado el comentario sobre Confebask. Vuelvo a ello. Hoy en el Parlamento tendremos una magnífica prueba de lo bien o mal que entendemos el proceso. De lo mucho o poco que valoramos a nuestro tejido empresarial y de la agudeza o la miopía con que vemos el proceso de la economía. ¿Para cuándo un plan realista de creación de riqueza? ¿Para cuándo un plan de apoyo a los creadores de la tarta? ¿De qué hablarán hoy en Vitoria nuestros representantes, de cómo agrandar su tamaño o de cómo repartir la migajas? ¡Qué buena ocasión para empezar a poner las bases de una situación más lógica y conveniente. La solución, en unas horas…

IGNACIO MARCO-GARDOQUI, EL CORREO 15/02/13