JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC
- «Lo del Reina Sofía parece un chiste o un truco de magia de proximidad practicado mil veces. Con un par, lo van a volver a hacer. Llámenlo selección amañada»
He podido afirmar en la clausura del Foro Nacional de la Cultura, celebrado en Zaragoza con gran éxito, que la mejor política cultural es la que no existe. Después he matizado: cíñanse los poderes públicos a la gestión del patrimonio. Aprovéchenlo, además de conservarlo, para convertirlo en fuente de riqueza. Soy toledano desde hace cuatro años y me duele que la atracción más vistosa en el casco sea la exposición de instrumentos de tortura que jamás existieron. No hay que inventarse nada: ahí está Francia. Imitémosla. Si Toledo estuviera en Francia, cada recoveco, cada calleja, cada esquina y cada piedra irían acompañadas de su relato y rendirían como el inmenso activo que son. En cuanto al resto de la cultura, quite el Estado sus sucias manos de ella.
El ministerio que no debería existir se ha llevado una lección con la sentencia de los toros y el Bono Cultural Joven. Solo la contaminación nacionalista de Iceta (personaje que encarna el PSC, que es el PSC) puede explicar el intento de extirparle la Fiesta a la cultura. No hace falta ser aficionado (no lo soy) para admitir el peso de la tauromaquia sobre la pintura o la poesía. Sí hace falta ser un analfabeto funcional para no reconocer la fértil presencia de expresiones taurinas en el uso del español.
Ahora el ministerio del desatino se ha entregado a una, digamos, selección de personal. Resulta que Borja-Villel, pese a las apariencias, no ostentaba un cargo vitalicio. Gran contratiempo para «el sector del arte» (otra forma de decir extrema izquierda cuando esta tiene ínfulas). Les ha faltado tiempo para expeler una carta que, en plan Gómez Dávila, es escolio a un texto implícito. Este: no vayan a tocar lo mío.
Puesto que uno se conoce el PSC como si lo hubiera parido, y dado que Iceta es el PSC, ahora mismo no puedo dejar de reír. Me preocupa porque acabo de comer y me quedan unas horas de carretera, pero es que me parto. Reconozco las familiares pautas de aquella tropa de calle Nicaragua que han acabado definiendo la naturaleza del PSOE –al quedarse este sin ninguna– y empujando a España barranco abajo. Lo del Reina Sofía parece un chiste o un truco de magia de proximidad practicado mil veces. Con un par, lo van a volver a hacer. Llámenlo selección amañada. Simulas buscar un perfil que encaje con un puesto, pero, en realidad, previamente has definido el puesto con las características del amiguete, del recomendado, del primo, del conmilitón al que hay que buscarle una salida, del tipo que tenemos agarrado por las pelotas y no podrá decirte nunca que no. A nada. Como repetía hasta el paroxismo ‘La Vanguardia’, diario de anuncios: «sí a todo, hotel y domicilio, VISA».
Dirigir un museo no puntúa mucho para dirigir este museo; preferirían un comisario. Ser especialista en artes plásticas carecerá extrañamente de importancia, fíjate tú: lo que se requiere es un experto en cuestiones de género, y que el candidato trabaje en temas sociales. Temas sociales: ¿okupas, por ejemplo? ¿Las señoritas aquellas de las gallinas violadas? Hay temas sociales serios, claro, pero no es eso a lo que apunta la selección. Lo cachondo es que si fuera en serio destacaría más la falta de relación con la museografía. Decir tema social, sin más, e invocar cuestiones de género (vaya usted a saber) equivale a dos guiños rápidos y un codazo: «O sea, uno de los nuestros».
Les invito a concretar más el perfil, amigos socialistas del PSC (PSC-PSOE), hoy PSOE (PSC-PSOE). Creen haber asegurado el efecto (el truco de mago) pero en su molde entra más de uno. Puede existir un auténtico ejército de tipos sin oficio ni beneficio ligados, así en general y a lo bestia, a los temas sociales y de género, y encima ejerciendo de algo equivalente a comisario en cierto asunto lejanamente parecido a una expresión artística. Por ejemplo, unas pintadas con dos bolas y un palito en su calle. Por ejemplo, otra exposición sobre los navajeros de Barcelona. Ya tú sabes.
Por eso les aconsejo, como homenaje y en consideración a aquellos años salvajes de las Joventuts Socialistes de Catalunya, que añadan tres o cuatro rasgos más al perfil del próximo director del Reina Sofía. No sé, que hable aranés. Que tenga una peca en la mejilla izquierda. Que haya hecho unos cursillos de artesanía en l’Alguer. Ya me entiendes. Que ganara algún certamen fotográfico en blanco y negro en la Lérida de los años ochenta. Ciérrame el perfil, Miquel, ciérrame el perfil, haz lo que te digo que a estas alturas hay mucha gente en el rollo, los ‘good for nothing’ florecen en los parterres de las ciudades, millares de graduados en nada arrastran su pereza y su indignación, y a la que vean hueco se van a lanzar como panteras, y habrá zarpazos, y se desconocerá la piedad. Páralo a tiempo y pide carné, qué coño.
Como fuere, seguid vosotros con la cultura del palo. En cuanto a la otra, y volviendo al Foro que en Zaragoza ha tenido la gentileza y el valor de invitarme, he dejado un par de preguntas que paso a consignar. ¿Sigue siendo posible la provocación? Si la novela es la que puede salvar el mundo (de acuerdo con Vargas Llosa, anteayer en París), ¿será la novela a lo Tolstoi, con la explícita voluntad de salvarlo a su capricho, redimiendo terroristas como en Resurrección, o bien será la novela a lo Dostoyevski, retratando a los nihilistas que prefiguraron el terrorismo de los siglos XX y XXI, como en Los demonios? ¿Pasarán a un segundo plano las obras en favor de la identidad o identidades intersectadas de sus autores? En la academia ya es así, como en el Nobel. ¿Se puede romper el canon cuando no se conoce el canon? Gracias.