Gregorio Morán-Vozpópuli
  • Uno tiene la impresión de que los comentaristas se la cogen con papel de fumar y hacen esfuerzos por acotar el tamaño del escándalo y la naturaleza de sus protagonistas

Si lo recuerdan son las palabras del corrupto capitán Renault en “Casablanca” cuando advierte con descaro lo que lleva ocurriendo desde siempre en el café de Rick. Allí se jugaba; en el Parlamento Europeo también y ese es el único motivo por lo que Eva Kaili está detenida. Porque la pillaron con las manos en la masa de billetes; de no haber sido por este “incidente” aún estaría pendiente del trámite. La pregunta inútil sería la de preguntar desde cuándo, pero lo ilustrativo es iluminarnos sobre quiénes. No busquen ningún dato interesante sobre Qatar en la Wikipedia; las líneas que le dedican parecen redactadas por alguno de los implicados en la trama.

Uno tiene la impresión de que los comentaristas se la cogen con papel de fumar y hacen esfuerzos por acotar el tamaño del escándalo y la naturaleza de sus protagonistas. No es cierto que el grupo político al que estaba adscrita sea “el socialdemócrata” sino que es más preciso e inclusivo ya en sus siglas S&D: socialistas y demócratas. La tapadera “socialdemócrata” tiene algo de ambiguo blanqueo. El grupo denominado Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo lo encabeza Iratxe García Pérez, conocida quizá en su Baracaldo natal tanto más que en la Universidad de Valladolid donde se diplomó en “trabajo social”, ciencia de la que soy tan ignorante que no sabía ni que existiera. En resumen, funcionaria del PSOE desde su adolescencia hasta los 48 años que acaba de cumplir. A ella se debe una idea inquietante y desmadrada ante estos hechos: “siempre que haya alguien que quiera corromper, habrá un corrupto”. Por tanto, estamos condenados. Con esa actitud podemos garantizar que a esta mujer la esperan grandes misiones.

No es cierto que el grupo político al que estaba adscrita sea “el socialdemócrata” sino que es más preciso e inclusivo ya en sus siglas S&D: socialistas y demócratas

Dentro de las omisiones que rodean la organización criminal del Qatargate me parece sobresaliente el olvido de que 55 miembros de S&D se negaran hace dos semanas a denunciar a Qatar en la Comisión de Derechos Humanos, entre ellos Iratxe García Pérez. No les parecía oportuno mezclar Política y Deporte, y más teniendo en cuenta que se trataba de “un país cuyas reformas han inspirado al mundo entero”. Una idea que promovió la ahora detenida Eva Kaili.

El Parlamento europeo es una Reserva Natural donde abrevan unos para cumplir sus últimas horas políticas y otros para adaptarse. Todos bien alimentados y con notables regalías que les alivian el aburrimiento y la sensación de estar aparcados. El más representativo del Qatargate, un grupo de delincuentes, sin presunción, -el dinero lo recibían en billetes de 20 y 50 euros, listos para su uso- merece especial atención Pier Antonio Panzeri.

Su edad provecta consintió a Panzeri un recorrido notable en el intrincado recorrido de la izquierda italiana tras la desaparición del PCI. Una figura en el panorama político de Milán. Simpático y arrogante como buen lombardo, ejercía como peso pesado del movimiento obrero que como todo en Milán está intrincado en la vida política. Sindicalista de la influyente CGIL. Según un diario extranjero de referencia, desde 1990 se convirtió en “la voz más escuchada de la izquierda milanesa”. Se adscribió al Olivo, luego al Partido Demócrata y en fin al Movimiento Democrático y Progresista, que le consintió su tercer mandato en el Parlamento europeo. Cosa curiosa tratándose de un hombre que solo habla italiano: se ocupaba de la Comisión de Asuntos Exteriores y no se cortaba en la defensa de los Derechos Humanos, fundando una ONG.

Todos bien alimentados y con notables regalías que les alivian el aburrimiento y la sensación de estar aparcados. El más representativo del Qatargate, un grupo de delincuentes, sin presunción

Sería muy ilustrativo el relato detallado de la trayectoria de la docena de corruptos, hasta ayer impunes, porque nos relativizaría unos conceptos que se usan como si fueran instrumentos pensados para justificar y calmar nuestra irritación. Luca Visentini, detenido pero “en condicional con brazalete”, no le pillaron con la prueba del delito, era Secretario General de la Confederación Internacional de Sindicatos y no me escandaliza porque en España al presidente del sindicato minero Soma-UGT, Fernández Villa, todopoderoso hacedor de cargos políticos, el que acompañaba a Guerra y Gonzàlez en los reverenciados mítines de la campaña de Rodiezmo, le descubrieron al fin unos fondos millonarios en Suiza.

No tuvo condena porque alegó alzhéimer agudo, ¡y tanto! Ni siquiera fue recogido por nuestros medios de incomunicación y ahí sigue ese hombre que empezó su carrera política como confidente de la policía franquista y terminó convertido en paradigma del movimiento obrero asturiano. Un libro reciente del periodista Xuan Cándano, “No hay país”, lo cuenta por lo menudo.

Sé que me están engañando pero he de hacer como que no me entero. Los dineros de Qatar, o de Marruecos, no son solo un suceso de corrupción, blanqueamiento de bienes y organización criminal. Como sabe cualquier parlamentario honesto de Bruxelas, nunca ha habido límite alguno al agujero sin fondos de una parte significativa de los aprovechados de la sinecura europea. Forman parte de la nube, de la que solo tenemos noticia cuando alguien les obliga a llover.

Entre las hazañas de los doce implicados en la asociación criminal había un interés geoestratégico que se nos pasa por alto

Nos referimos al lobby de Qatar, o de Marruecos, pero cualquier espectador está al tanto de que en Bruxelas hay tantos lobbystas como parlamentarios; aunque no tantos como consejeros. Ellos son la cara invisible del monstruo impune. Fuera de los regalos inferiores a 150 euros, que nadie se cree, hay otro mundo que en comparación disfrazaría nuestros parlamentos en sedes conventuales de eremitas sujetos a ordenanzas. Entre las hazañas de los doce implicados en la asociación criminal había un interés geoestratégico que se nos pasa por alto.

En el caso de Qatar, atacar a su poderoso vecino Arabia Saudí, otra dictadura teocrática, que la somete a una erosión que trata de esquivar con lo único que tiene, gas y mucho dinero. En Qatar no se pagan impuestos, para qué si son apenas doscientos mil nativos y un par de millones de trabajadores esclavos. El caso de Marruecos y sus lobbys españoles daría para más de un artículo, que incluso podría escribir Pedro Sánchez si no hubiera tantas plumas dispuestas a facilitarle la tarea. Sin exagerar un ápice, Ucrania tiene un vecino criminal que es la Rusia de Putin, nosotros tenemos otro de menor virulencia en el Marruecos de la dinastía alauita.

Sería bueno que fuéramos conscientes del valor en el mercado de nuestros silencios y nuestras predilecciones. Así se haría más fácil detectar los lobbys y cuál es el papel que nos asignan como víctimas de esas asociaciones con ánimo de lucro; públicas y privadas, que también las hay. Algún día se sabrá, pero quizá algunos no lleguemos a tiempo: ¿Quién dio el cante de la trama de Qatar? Lo único seguro es que no fue el Parlamento Europeo.