¡Qué escándalo!

EL MUNDO 29/08/13
ARCADI ESPADA

No veo aún en los periódicos el cintillo titulado El escándalo de las declaraciones de la renta de Rubalcaba. Me extraña. En los últimos diez años Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido diputado, ministro, vicepresidente del Gobierno, primer secretario del Partido Socialista y jefe de la oposición. Entre otras cosas. Un hombre clave de España. Medio millón de googles con su apellido. Por hacer todo eso, el señor Rubalcaba ha cobrado, durante esos años, una media de 4.700 euros netos mensuales. Faltan las dietas, pero en su caso le darán para tabaco, omeprazol y Gol-tv. Menos que el redactor-jefe de un periódico importante, éste sin ir más lejos. Menos que un piloto de líneas aéreas, que es lo que fue su padre. Y menos que un electricista de éxito. Se me permitirá el favor, y la piedad, de no hablar de los interlocutores habituales del señor Rubalcaba, empezando por las estrellas de la radio y la televisión, y siguiendo con banqueros y bancarios, empresarios y médicos, deportistas y magistrados supremos: la inmensa mayoría de las personas que el señor Rubalcaba ha tratado en esta última década ganan mucho más que él. Se dirá que su sueldo está algo por encima de un catedrático universitario con muchos trienios; pero se olvida que la cátedra es vitalicia y la política una decisión del pueblo veleta. De la nómina del señor Rubalcaba solo pueden deducirse dos cosas: que miente o que dedicarse a la política en España es un verdadero escándalo económico. Como el señor Rubalcaba disfruta de esa presunción de inocencia que tanto le cuesta conceder a otros, la duda ha de resolverse por la inexorable vía del escándalo.
A la luz de los ingresos del señor Rubalcaba me he vuelto de pronto mucho más comprensivo con su conducta. Yo critiqué acervamente, por ejemplo, que el señor Rubalcaba no supiera lo que es el federalismo, un día que estaba hablando de él con soltura. Pero a partir de ahora será inevitable que mis censuras pasen por el tamiz de su sueldo: ¿cómo se va a exigir conocimientos sobre federalismo (y a otros miles de áridos misterios que nutren diariamente la política) al que gana algo más de cuatro mil euros al mes? La moneda es infalible: salvo error o excentricidad del necio, el valor lo dicta el precio. No sé si en España tenemos los políticos que merecemos. Pero no hay duda de que tenemos los que pagamos.