SANTIAGO GONZALEZ, 24/06/13
· Vaya por delante que Pere Navarro ocupa entre mis intelectuales de cabecera el puesto que sigue a Suso de Toro y el que precede a Javier Bardem, pero el Señor sabe escribir derecho con renglones torcidos y miren por dónde el deslucido talento del primer secretari ha acertado a poner sobre la mesa un asunto para el debate: el de la financiación de los territorios forales, amparados en la Disposición Adicional Primera de la Constitución:
“Primera.-La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales.
La actualización general de dicho régimen foral, se llevará a cabo, en su caso, en al marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía.”
Luego, el hombre vive en un cierto lío, no se le puede pedir acierto en todo. Su problema es prescribir la solución federal, que es, como se desprende del concepto mismo, incompatible con la desigualdad. Pero debatirlo es buena cosa, aunque llame la atención que dos diarios de la misma empresa, como ABC y el Correo vean las cosas con anteojos tan diferentes. Y las vean tan distintas como se puede comprobar en los dos titulares de portada reproducidos arriba: el primero, de El Correo; el segundo, de ABC.
Pocos se atreverán a discutir al catedrático Ignacio Zubiri la condición de primera autoridad de la Universidad vasca en asuntos de financiación. Él escribió aquí que en 2010 hubo una sobrefinanciación del 60%. El técnico Javier Vicente Matilla era de opinión concordante. Zubiri abundó en este artículo. Y mi querido y admirado Javier Corcuera sostenía en éste que los flujos eran favorables al País vasco desde que la CAV asumió las competencias de Sanidad en 1987.
Angel de la Fuente, que es autoridad nacional, dice en el artículo de ‘El Mundo’ “Todos financian a los más ricos. El cálculo del Cupo”:
“El problema es que todo lo que pone en la Ley [del Cupo] es falso. Es un cuadro con el coste de las competencias del Estado que no han sido transferidas y una serie de compensaciones por impuestos, sobre todo por el IVA, déficit público y otros conciertos. Pero las cifras que aparecen evaluando las competencias del Estado y las compensaciones, son falsas. Infravaloran el coste de las competencias y sobrevaloran las compensaciones, y por eso el importe del Cupo es ridículo.”
Ésta es la cuestión. Enredarse a discutir sobre porcentajes del PIB, de población o de competencias no asumidas es hablar sobre el sexo de los ángeles si se valoran mal las cifras a las que aplicar el porcentaje, aunque sea el más equitativo del mundo. Otro diario de Vocento, El Diario Vasco, publicó a finales de los años 80 un artículo de Javier Olaverri, dirigente de Euskadiko Ezkerra. La pieza iba ilustrada con la imagen de unas cuentas hechas a mano en una hoja de bloc cuadriculada. Era el cálculo del Cupo de aquel año, que la comisión negociadora del PNV había tramado durante el viaje en Talgo a Madrid para negociar con el Gobierno de Felipe González.
Tal como explicaba Olaverri en el texto el cálculo había sido hecho “con el reputado método de contabilidad de Sokoa” (fábrica de muebles que ETA tenía en Hendaya en régimen de cooperativa, en la que la Policía había encontrado dos misiles y la contabilidad de la banda terrorista). El cálculo había sido de-construido como los crucigramas: partiendo del resultado final, la cantidad que se quería pagar, para determinar las cantidades cuyos porcentajes dieran el resultado apetecido. Aquel fue exactamente el Cupo que Madrid aceptó como bueno, según recuerdo. Es una lástima que la información de El Correo no recuerde el artículo citado. (Sería bueno que, si algún lector, alguien que tenga amistad y contacto con Olaverri, el propio Olaverri, alguien que tenga acceso a la hemeroteca de El Diario Vasco, pudiera disponer de aquel artículo, lo cuelgue en un comentario).
El asunto, la verdad verdadera de la vida está en el cómputo de las habas (o de las nueces, vaya) que es la financiación pública por habitante, según datos de la Agencia Tributaria, el Instituto Nacional de Estadística y CCOO: cada español de régimen común recibe una financiación pública de 2.012,21 €. Cada ciudadano vasco, 4.538,64 y cada navarro 4.815,36, no hay quién dé más.
Lo que sí hay es material para el debate. Si el Grupo Vocento tiene estas controversias consigo mismo, la cosa promete, aunque como muy bien dice hoy Juaristi en su columna de ABC, no hay por qué echar toda la culpa sobre los nacionalistas vascos. También Madrid y su voluntad, a ver cómo lo digo de manera elegante, ah, sí, a la manera de Azaña, de hacer que los vascos se sintieran cómodos en España (y de paso les votaran los presupuestos) tiene lo suyo:
“Resultaría absurdamente tautológico reprochar a éstos [los nacionalistas] un comportamiento oportunista y desleal (por definición, el nacionalismo es ambas cosas), cuando se han limitado a aprovecharse de que desde el ejecutivo se hayan antepuesto los intereses de los partidos gobernantes a los de la nación.”
SANTIAGO GONZALEZ, 24/06/13