ABC-IGNACIO CAMACHO

Todo el que dude de la fiabilidad de un pacto con Iglesias, Otegui, Errejón y Junqueras es un submarino de la caverna

EL manifiesto de la plataforma «La España que reúne» está lleno de ideas sensatas, como corresponde al criterio prudente y a la mentalidad moderada de unos firmantes que proceden de la política, del derecho, del periodismo o de la vida académica y universitaria. Entre ellos hay personas que han gobernado relevantes instituciones en España y hasta un ex primer ministro de Francia. Una élite de centro y de izquierda templada, ideológica y biográficamente alejada de los extremismos y de la pasión sectaria; gente progresista en el mejor sentido de la palabra, con una trayectoria de compromiso intelectual y de gestión solvente a sus espaldas. La mayoría está alineada con los principios tradicionales del liberalismo y de la socialdemocracia: Estado del bienestar, economía de mercado, europeísmo a ultranza, soberanía indivisible, libertades civiles, tolerancia: todo lo que hizo posible el consenso constitucional y ha sido la base de la mejor etapa de nuestra historia contemporánea.

Lo que viene a decir el documento, titulado «Carta a los españoles», es algo tan sencillo como que la nación vive un grave momento de disgregación y polarización que pone el proyecto de convivencia colectiva en riesgo. Que lo peor que puede ocurrir en un trance tan serio sería la formación de un Gobierno que enfrentase a medio país contra el otro medio. Que la tensión territorial y el desafío de secesión desaconsejan depositar la estabilidad del poder sobre partidos extremistas, independentistas sediciosos y nacionalistas periféricos. Y, en suma, que el reto en ciernes requiere un acuerdo de las fuerzas que ocupan el eje del tablero, una mayoría constitucionalista que defienda el sistema sin renunciar a mejorarlo y reformarlo desde dentro. Un pacto transversal que supere el tremendismo intransigente y devuelva a la sociedad la concordia y el sosiego.

La lista de los signatarios es extensa y variada en inclinaciones y tendencias. Hay socialistas como Redondo Terreros, Leguina, Valls, Borbolla, César Antonio Molina, Del Valle, Vargas-Machuca, Vázquez o Cercas. Liberales como Jiménez-Blanco, Ysart, Otero Lastres, De Ramón; independientes como Roca Barea, Savater, Sosa Wagner, Ovejero, Azurmendi, Trapiello, De la Nuez o Carreras. Hombres y mujeres de impronta brillante, acostumbrados al ejercicio imprescindible de pensar por su cuenta; cualquier dirigente con cierta responsabilidad escucharía con respeto sus opiniones y estimaría su experiencia. He aquí, sin embargo, el elenco de minervas con las que Sánchez está tratando de articular su benéfico frente de progreso para sacar a España de la caverna: Iglesias, Echenique, Errejón, Iceta, Otegui, Rufián, Junqueras. Todos tipos de confianza, personalidades razonables, juiciosas y discretas. Qué podría salir mal de la mano de esta peña. El que dude de ello no es más que un submarino o un cómplice de la derecha.