CARLOS HERRERA-ABC
- Si, por demás, Griñán es indultado aunque sea parcialmente el gobierno añadirá aún más desgaste al que a diario sufre
Hay socialistas de a pie que se preguntan profundamente preocupados por el futuro a medio plazo de sus siglas. Qué va ser de nosotros después de este tiempo. En qué puede parecerse nuestro partido y su devenir a lo que pasó con los italianos, los griegos o los franceses. Pues probablemente en casi todo, suelo decirles sin disimular cierta pesadumbre. Con Sánchez a la cabeza, el futuro del PSOE se asemeja al que tendría la Monarquía con el felón de Fernando VII, aquel cretino que hizo todo mal. Cada día tiene su afán y ese afán supera al del día anterior: es verdad que lo sustituye y, de alguna forma, lo borra, pero va dejando un poso que, debidamente acumulado, acaba siendo imposible de barrer. La sentencia de los ERE falsos, estaba mas o menos metabolizada ya que se sabía que el TS iba a refrendar los dictados por la Audiencia de Sevilla (conocemos el fallo, no pormenores de la sentencia); aún así, mediante la reacción en manada según la cual el Supremo condena a los justos, gobierno y conspicuos socialistas de cartilla de racionamiento mental, han dado a entender que todo vale si aparece disimulado por el fondo un supuesto motivo de justicia social, muy de la izquierda, que no roba, le da el dinero a los que lo necesitan.
Ningún socialista ha emitido un solo pesar por el resto de condenados (que supongo, a ojos de Sánchez, serán los pecadores, aunque no estoy muy seguro); tan solo Chaves y Griñán han sido objeto de defensa numantina subrayando el hecho cierto de su honradez personal y su nulo lucro en la malversación de cerca de 700 millones de euros, que, por cierto, no es lo que se juzgaba. En virtud de esa defensa, el encargado de revitalizar el PSOE andaluz, Juan Espadas, ha querido justificar las actuaciones sancionadas con el argumento de que «buscaban un fin social», lo cual puede ser cierto en los ERE de cauce legal, pero no en los emitidos de remanguillé, repartidos entre amiguetes, arribistas y clientes varios. Espadas sabe igual de bien que los demás que aquello se ideó, con total impunidad, para comprar voluntades y recompensar fidelidades, además de para retirar algunos pellizcos por el camino. Y debe saber también que la reconstrucción del socialismo andaluz, otrora poderoso, pasa por decir la verdad y reconocer el latrocinio al que se sometió al dinero de los andaluces. En la medida en la que no lo hagan, el miedo de los socialistas capaces de ver más allá de la tapia que tienen frente a sus narices, estará absolutamente justificado. Con actuaciones como las de estos dos días, completamente lamentables, el panorama de aquellos que han de refrendar sus cargos en las elecciones del próximo Mayo es negro como el orto de un mono. Si, por demás, Griñán es indultado aunque sea parcialmente (cualquiera de quienes le conocemos no le deseamos que entre en prisión) el gobierno añadirá aún más desgaste al que a diario sufre. No quisiera yo ser candidato del PSOE a nada.