¿Quién dijo primarias?

EL CORREO 28/05/14
TONIA ETXARRI

Nada más conocer el varapalo electoral de los socialistas en los comicios europeos, Patxi López fue uno de los primeros dirigentes en entonar públicamente el ‘mea culpa’. Antes de que se conociera la decisión de Rubalcaba de intercambiar cromos. Cambió primarias por congreso extraordinario. Pero la drástica puesta en escena del secretario general del PSOE le rompió la agenda a Patxi López, que eligió ayer una hoja de ruta idéntica a la de Rubalcaba, consciente de su dificultad para aspirar a sustituir al líder, cuando en el País Vasco ha perdido nada menos que la mitad de los votos.

Una tarjeta de presentación tan débil como la de Rubalcaba a quien, tan cuestionado por la ejecutiva, nunca le han convencido las elecciones primarias. Y a él, a Patxi López, las primarias le han gustado según la conveniencia. En el congreso de Sevilla, por ejemplo, defendió el sistema de elección interna por encima de cualquier participación abierta. Y de la maniobra se benefició Rubalcaba frente a Chacón. ¿Quién dijo primarias? Él mismo, que desde entonces ha estado centrado en la batalla interna. Tanto es así que en esta legislatura de gobierno nacionalista vasco renunció desde el principio a ser el jefe de la oposición a Urkullu desde el Parlamento autónomo. Ha tenido escasa proyección pública como líder de los socialistas vascos mientras no se ha cansado de repetir que el problema de los socialistas no es de caras nuevas sino de política.

Tendrán la ocasión de demostrar, en su congreso extraordinario de septiembre, si son capaces de ofrecer propuestas que lleguen a la sociedad a la que van perdiendo poco a poco desde el hundimiento de Zapatero. Mientras unos se preguntan si tiene sentido convocar unas primarias después de haber resuelto el liderazgo en un congreso interno, y otros tienen la tentación de proponer la vuelta a la ‘bicefalia’ como en tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra, en Euskadi Idoia Mendia es hoy por hoy el nombre mayormente aceptado para relevar a Patxi López. Pero esa tarjeta de renovación, ¿la pueden exhibir Txarli Prieto en Álava o José Antonio Pastor en Bizkaia?

López tomó las riendas del partido en Euskadi un año después de la dimisión forzada de Nicolás Redondo, tan cuestionado por la dirección del PSOE después de la campaña autonómica de 2001 en la que socialistas y populares fueron de la mano en el bloque institucional que movilizaba los colectivos sociales contra ETA. En aquella misma campaña en la que Felipe González emplazó al líder vizcaíno diciéndole: «No te equivoques, Nicolás, nuestros amigos son los del PNV». Y ocho años después, Patxi López tuvo que aceptar el apoyo del PP vasco para poder ser lehendakari. Paradojas de la política o actitudes veleta.

El caso es que Patxi López, que acertó en su gestión como lehendakari al deslegitimar la violencia desde las instituciones, cometió el error de hacer oposición al Gobierno de Rajoy olvidándose de que era el PP quien le colocó en Ajuria Enea. Con la vuelta a la fórmula clásica de elegir al líder utilizando el filtro del aparato del partido, todos las loas a las primarias han caído en saco roto. Esos cambios son los que descolocan al electorado. Patxi López sabe que no representa la renovación. Pero nadie lo imagina retirado de la política, dando conferencias o haciendo las veces de tertuliano.