Tonia Etxarri-El Correo

  • La idea de establecer un cordón sanitario ante Bildu parece un brindis al sol y el PP busca que los socialistas se retraten

De la mano de los legales pero que adoptan actitudes «no decentes». Así transita el presidente de Gobierno por esta campaña electoral que se le ha torcido desde que Bildu decidió presentar en sus listas a expresos de ETA dejándolo en evidencia, desde su posición de socio preferente. Feijóo está dispuesto a abrir la vía de un cordón sanitario a Bildu. Por eso ayer el PP registró en el Congreso una proposición no de ley que prevé no pactar con quien lleve terroristas en sus listas y en sus estructuras políticas. Que se rompa cualquier acuerdo de gobernabilidad con ellos. Pero la idea de establecer un cordón sanitario ante Bildu parece un brindis al sol. El PP busca que los socialistas se retraten. Y pinchará en hueso. A algunos les incomoda la situación pero votarán en contra de la propuesta del PP. No hay más que ver la actitud de Pedro Sánchez en las dos Cámaras parlamentarias. Si en el Senado evitó decir que no volverá a pactar con Bildu (a preguntas reiteradas de Feijóo) ayer en el Congreso le aconsejó a Mertxe Aizpurúa que los presos de ETA empotrados en sus listas electorales («esas personas») pidan perdón y apuesten por la reparación de las víctimas y la reconciliación. Acto seguido, le dijo que esperaba seguir contando con su apoyo. Fin de la cita.

No le ha salido bien a la denominada izquierda abertzale su plan de integrar a los presos como candidatos para demostrar a su mundo más crítico que ha valido la pena todo el camino recorrido, desde los asesinatos hasta el pragmatismo institucional. Se creyeron que con Sánchez iban a poder seguir metiendo goles y han topado con la persistencia de las víctimas. Cuando ETA se disolvió y se les dijo que podrían hacer política si dejaban las armas, ellos pensaron que, a cambio de dejar de matar, podrían formar parte de los poderes del Estado. Y ahí radica el salto cualitativo que se ha dado en esta campaña. Si ahora ha saltado el escándalo, cuando otros años ya iban presos en las listas de Bildu, es porque antes los gobiernos pactaban con ellos cuestiones puntuales. Ahora forman parte de la corte de Sánchez. Son socios estructurales del gobierno de la Moncloa. Por eso se ha desatado esta tormenta del desierto contra quienes son tan permisivos con el legado de ETA.

El PSOE va adaptándose como puede a las inclemencias electorales para amortiguar el impacto de esta anomalía democrática. Para Sánchez, el origen de esta tormenta no radica en quién sacó ETA a colación (que fue Bildu) sino en el PP por hacerse eco de los datos que denunció Covite. Fruto de la situación tan adversa, el presidente del Gobierno ha llegado a utilizar el nombre de Miguel Ángel Blanco en vano. Un movimiento errático porque ocultó el dato fundamental: ¿Por qué lo mató ETA? Porque ETA exigió el acercamiento de sus presos a cambio de la liberación del joven concejal. Y el PP no cedió. El CIS de Tezanos da bajada al PSOE, reduciendo su distancia con el PP. Sánchez debería cambiar de registro.