En el fondo, todos los ciudadanos que quieran lo mejor para España. Es difícil que todos finalmente lo hagan porque cada cual tiene sus prioridades, sus afinidades y sus debilidades, pero es bastante razonable pensar que lo terminen haciendo al menos muchos de los que, sintiéndose de izquierdas, se han sentido huérfanos políticos durante demasiado tiempo; al fin y al cabo, los que se sienten de derechas ya tienen un partido normal en ese espacio, cosa que no podían decir los primeros. Y es que, hasta ahora, en el flanco del centro izquierda, izquierda o incluso izquierda transformadora, no ha habido un partido que represente a la izquierda progresista, aquella que defiende la igualdad entre ciudadanos y entre territorios y la unidad del Estado, aquello que ha representado históricamente la izquierda democrática digna de tal nombre. Después que no se quejen de que no hay en ese espacio un partido con visión de Estado que defienda la igualdad y la unidad de España.
La izquierda y el nacionalismo son una contradicción en los términos y que lo del PSOE o Podemos no es solo un desvarío sino una extravagancia, o sea, una traición de libro
Desde luego, hay electores que votan a partidos que se ubican en la derecha que defienden la igualdad y el progreso, y hay votantes que no se ubican en ningún espacio ideológico. No vayamos a ser tan sectarios como para pensar que todos los que han votado a la derecha defienden el sálvese quien pueda o el individualismo salvaje, pero tampoco tan ingenuos como para afirmar que es lo mismo un proyecto político que otro. Visto lo ocurrido durante los últimos años en España, bien podría decirse que ser de izquierdas implica abrazarse a los nacionalismos disgregadores que rompen la igualdad y la unidad del Estado; sin embargo, atendiendo a lo que ha sido históricamente la izquierda democrática, puede afirmarse, y con mucho más motivo justo lo contrario, que la izquierda y el nacionalismo son una contradicción en los términos y que lo del PSOE o Podemos no es solo un desvarío sino una extravagancia, o sea, una traición de libro. Y creo que esta es la principal novedad que aporta Izquierda Española al panorama político de nuestros días: reconciliar a España con la izquierda y a la izquierda con España.
Pero ¿qué es ser de izquierdas? Desde luego, ser de izquierdas es algo más que no ser de derechas, y, por supuesto, algo muy diferente a convertir a los adversarios en enemigos y separarlos con un muro. Qué le voy a hacer, me gustan los proyectos políticos respetuosos con sus propias ideas y con su programa, pero también respetuosos con los adversarios y sus votantes. Por lo demás, ser de izquierdas es querer un Estado fuerte que redistribuya (dejando espacio suficiente para la libre autodeterminación del individuo, la libertad individual para seguir su propio camino y la promoción personal basada en la capacidad, el mérito y el esfuerzo), un sistema fiscal justo y progresivo, una normativa laboral que proteja a los trabajadores de posibles fraudes y abusos y les facilite empleos dignos y bien pagados, un sistema público de pensiones robusto y sostenible, unos servicios públicos potentes y un Estado laico tanto desde el punto de vista religioso como identitario; y, en general, luchar contra todas las injusticias de origen (¡incluidos los derechos históricos!) para construir un país donde nacer pobre no te condene a ser pobre toda la vida.
Entre otras, que se pueda estudiar en español en cualquier parte de España, la despolitización de la Justicia, la descolonización de las instituciones o una ley electoral justa
Si a todo esto le sumas otras cuestiones de extraordinaria relevancia en la España de nuestros días, el programa político que se ofrece termina siendo de envergadura. Entre otras, que se pueda estudiar en español en cualquier parte de España, la despolitización de la Justicia, la descolonización de las instituciones o una ley electoral justa donde el voto de cada ciudadano valga igual independientemente de la parte de España desde la que se emita. Lo sorprendente es que defender todo esto conjuntamente sea novedoso.
En mi opinión, la cuestión no es tanto que esta nueva opción política colabore con la derecha para echar a Sánchez como alguno ha reclamado: por un lado, porque Izquierda Española va mucho más allá de Sánchez (o sea, que cuando Sánchez ya no esté, seguirá siendo necesaria); y, por otro lado, porque los programas políticos son distintos porque las sensibilidades y las preocupaciones son diferentes, más allá de que algunas reivindicaciones puedan compartirse. Por ello dice Guillermo del Valle que «Izquierda Española no es una muleta de la derecha y va mucho más allá de Pedro Sánchez«. Aunque Sánchez ha creado nuevos problemas y agravado muchos de los que ya había hasta convertirse en el principal problema de España, hay otros muchos que ya existían y que deben enfrentarse.
La opción más inteligente
Sea como fuera, su aparición en el panorama político es una bocanada de aire fresco y viene a establecerse en un espacio político que, por unas u otras causas, nadie ha querido o podido ocupar con el suficiente ímpetu. UPyD, siendo progresista y radical en el buen sentido del término, optó por la transversalidad política hasta que todo se vino abajo; y Ciudadanos, que nació en el centro izquierda y la socialdemocracia, decidió abandonar su lugar de nacimiento y competir con el PP para liderar la derecha, en un error histórico que recordamos casi a diario. Guillermo del Valle y los que han creado Izquierda Española lo hacen por honestidad intelectual y convencimiento ideológico, razón primera por la cual no tienen que pedir perdón por haber creado este partido político ni permiso para defender las ideas en las que creen. Pero es que, además, es la opción más inteligente. Además de agrupar una serie de propuestas muy necesarias para España, es lo que a Sánchez y a esta izquierda plegada al nacionalismo les hará más daño: una alternativa en su propio flanco que reconcilie a España con la izquierda y a la izquierda con España. O sea, ir a la raíz del problema y de la anomalía.
Y, lo más importante, creo que la aparición de IE beneficiará a España y a los ciudadanos libres e iguales que la conforman. Y creo que deberá sumar perfiles diversos y plurales para enriquecer su proyecto pero sin que este se devalúe; es decir, sin edulcorarse, confundirse o diluirse en proyectos políticos transversales bienintencionados que todo el mundo apoya fervientemente pero nadie finalmente vota. Ya se han firmado suficientes manifiestos que no sirven demasiado. Izquierda Española deberá tratar ahora de lograr representación política y estar presente en las instituciones, lugar donde se es realmente útil. Convendría no desaprovechar la oportunidad que se nos brinda. Que nos conocemos.