Pregunta.– ¿Los dos debates de esta semana y el fin de la campaña han cambiado el panorama que dibujaron las últimas encuestas del lunes?
Respuesta.– Algo está pasando. Estamos viendo trackings y se está dando un vuelco. Se está movilizando el votante centrista, el que quiere un Gobierno de cambio. Y especialmente se está movilizando un electorado que no tenía claro si iba a votar. Además, los indecisos de centroderecha se están decantando hacia Ciudadanos. Eso nos hace ser optimistas y saber que se puede dar la campanada. Va a depender de muy pocos escaños si hay una mayoría de cambio o no y quién la encabeza.
P.– ¿Ciudadanos va a adelantar al PP en votos y escaños?
R.– Hay encuestas que nos dan ya esa posibilidad. Todo está muy abierto. Lo que pido a los españoles es que nadie se confíe. Si queremos que Sánchez no presida de nuevo un Gobierno con los separatistas y Podemos y que Cs lo encabece, que nadie se quede en casa. Dimos la vuelta a las encuestas en Cataluña, ganando por primera vez un partido constitucionalista, y le dimos la vuelta al marcador movilizando al votante de centro y liberal en Andalucía.
P.– Casi ninguna encuesta predice que el centroderecha vaya a sumar.
R.– Estoy convencido de que va a haber mayoría. Me he pasado mi vida escuchando «eso es imposible». Hemos demostrado que sí se puede. Hay un estado de ánimo muy fuerte de proyecto ganador. Es verdad que el PP pierde en la mayoría de los sondeos entre 50 y 60 escaños. Eso es un drama, pero el gran crecimiento de Cs puede dar una suma para que haya un cambio en España.
P.– Muchos indecisos dudan aún entre PP, Ciudadanos o Vox. ¿Qué ofrece Cs a quien todavía no ha decidido a quién votar?
R.–Ofrecemos un proyecto nítidamente constitucionalista, nítidamente liberal. Por primera vez hay un partido en España, después de la UCD, que tiene el liberalismo como ideología, como bandera y como protagonista de la vida civil. Además, Cs no tiene mochilas. El PP ha tenido su oportunidad. Ha gobernado 15 años España, dos veces con mayoría absoluta. Pero no ha hecho las reformas necesarias en educación, en empleo o en la Administración pública. Yo me comprometo a hacer todas las reformas pendientes. Yo sí que creo que hay que impulsar pactos de Estado. Hay algunos asuntos como la despoblación, la educación y las Administraciones públicas que los necesitan.
P.– Tras el fichaje de Ángel Garrido, ¿está haciendo una OPA al PP?
R.–Es una OPA al sentido común. Esta semana he estado con Soraya Rodríguez en Valladolid. Ella representa al PSOE moderado, constitucionalista, con sentido de Estado. Soraya Rodríguez o Ángel Garrido son los moderados sumando fuerzas. Cs se está situando como un proyecto ganador, los demás lo ven y tienen ganas de participar. La UCD también unió a socialdemócratas y a liberales en un proyecto de país. Estoy muy orgulloso de que Soraya Rodríguez, Maite Pagazaurtundúa, Fernando Savater o Ángel Garrido se sumen a un gran equipo en el que ya estamos Inés Arrimadas, mi mano derecha, Marcos de Quinto, Edmundo Bal, Sara Giménez… Eso es el centro: unir fuerzas en torno a un proyecto de país.
P.– ¿El veto de la Ejecutiva de Cs a un pacto con el PSOE es revisable?
R.–Quien haya visto los dos debates sabe por qué hay que echar a Sánchez. Mintió sobre un tema crucial. Me parece indigno. Sacó una carta, una mentira usando el dolor de las víctimas de la violencia machista. El presidente también dijo que nunca ha llegado a un acuerdo con los separatistas. Pero todos los españoles han visto los acuerdos, las cesiones y la moción de censura que pactó. Y es legítimo que un partido de centro y liberal sea la alternativa; mucho mejor que un partido conservador venido a menos. Además, si quedaba alguna duda Sánchez también lo aclaró Sánchez: no va a llegar a ningún acuerdo con Cs, sino con Podemos y los separatistas.
P.– Si tras las elecciones se llega a una situación de bloqueo, ¿podría reconsiderar esa decisión?
R.– No. Es un peligro tener a un presidente que miente, un peligro tener a alguien que es capaz de darle a Torra las llaves de España. Estoy harto de que los separatistas nos marquen la vida pública cada día.
P.– Casado no le cree. Dice que usted no es «fiable» y que «si puede, repetirá su pacto con Sánchez».
R.– Todos los españoles saben que el objetivo de Cs es echar a Sánchez y a sus socios separatistas. Le he tendido la mano a Casado durante toda la campaña para formar un Gobierno de coalición, sin respuesta aún por su parte. El PP se equivoca de adversario. Ciudadanos es la solución y Sánchez, el problema.
P.– ¿Cs podría pactar con un PSOE sin Sánchez si diera un paso atrás?
R.– Eso es como decir que va a caer un meteorito. Sánchez ha hecho todo lo que está en sus manos para podemizar al PSOE. El sanchismo ha acabado expulsando a gran parte del partido. Alfonso Guerra fue purgado; Ibarra ya no está; Francisco Vázquez dijo el otro día que el PSOE es ahora el tonto útil de los separatistas; Soraya Rodríguez ya no está, Joan Mesquida está con Cs… Hay un elenco importante de socialistas moderados que se han ido, igual que se le va a ir una parte importante de votantes hacia Cs. Ese sueño húmedo de algunos que pasa por la marcha de Sánchez sólo será posible desde la oposición. Sánchez, desde el Gobierno, nunca va a dejar la Secretaría General del PSOE. Quien quiera que Sánchez no lidere el PSOE tiene que mandarle a la oposición. Yo propongo que Cs sea el espacio común, el voto útil para dos cosas: liderar un Gobierno de cambio y para que el PSOE se vaya a la oposición. La única manera de que en el PSOE se abra un debate de futuro es que Sánchez pase a la oposición
P.– ¿Ese debate de futuro del PSOE sería el fin de Sánchez?
R.– España se merece a un presidente que no sea sectario y que no intente dividir a la población española en dos. Sánchez es capaz de todo: pactar con los separatistas, aceptar el apoyo de Bildu, negociar condiciones con Torra inaceptables para una democracia o mentir con la violencia machista o con su tesis.
P.– Pero, si pierde el Gobierno, ¿Sánchez se quedaría como jefe de la oposición o tendría que dimitir?
R.– No me quiero meter en la casa de los demás. Hay muchos votantes del PSOE a los que no les gusta Sánchez. Yo les digo que si nos votan, el PSOE se irá al rincón de pensar a ver qué quiere ser de mayor: si es un partido constitucionalista que nunca más pactará con los separatistas o si es una formación que utiliza los argumentos de Podemos.
P.– ¿Por qué es peor pactar con el PSOE que con Vox?
R.– Yo quiero gobernar con el PP, no con Vox. Un Gobierno de Cs y del PP puede ser un Gobierno sensato, aunque tengamos diferencias en libertades, en el aborto, en la eutanasia, en los pactos con el PNV, con los que no estamos de acuerdo… Podemos encontrar 80 ó 100 reformas comunes para hacer un Gobierno serio. A partir de ahí, si Vox entra en el Parlamento, ellos tendrán que decidir: o Sánchez o Rivera. Intuyo que la mayoría de sus votantes preferirá un Gobierno encabezado por mí y no por Sánchez.
P.– Dice no querer gobernar con Vox, pero no lo descarta totalmente.
R.– No va a ser necesario. Cs y el PP vamos a sumar muchos escaños juntos. Una cosa es permitir la investidura y otra formar gobiernos que al final no pueden gobernar. Yo he vivido tripartitos en Cataluña. Bastante difícil es armar un Gobierno entre dos que compiten como para añadir otro que además tiene posiciones ultraconservadoras. Si entra en el Parlamento, supongo que no bloqueará y permitirá la investidura.
P.– Aunque no gobierne con Vox, ¿puede negociar la investidura con un partido que defiende liberalizar la venta de armas o cuyos dirigentes dicen que los gays son enfermos?
R.– Discrepo profundamente de esas políticas. Si soy presidente, en España no se van a legalizar las armas, ni se va a dar un paso atrás en las políticas de LGTBi, ni en libertades civiles. Yo no aceptaré que en este país tengamos que temer a un loco con pistola en la casa de al lado. Y no aceptaré que se considere un ciudadano de segunda, o un enfermo, como dicen algunos líderes de Vox, a alguien por tener una condición sexual diferente. Quiero ser el presidente de todas los modelos de familia. En España hay muchos más liberales que ultraconservadores.
P.– Las medidas sociales y de libertades de Ciudadanos chocan a veces con el PP y son incompatibles con Vox. ¿Cómo podrían formar una coalición con el PP con el apoyo de Vox?
R.– Yo estoy dispuesto a llegar a acuerdos y nuestra trayectoria lo avala. No estoy de acuerdo con el PP en la regulación de la eutanasia, de la gestación subrogada. Tampoco en su voluntad de volver a los años 80 con el aborto… Pero voy a intentar convencer al PP de que apoye estas leyes. Los conservadores normalmente no quieren cambiar nada. Terminarán rectificando no por mí, sino porque sus votantes están más cerca de las posiciones liberales de Cs que de las de Casado.
P.– Si el centroderecha no suma y el PP se derrumba, como usted vaticina, ¿qué futuro le espera a Casado?
R.– Lo tendrán que decidir los militantes del PP. La media de las encuestas le dan una caída de entre 50 y 60, a los que hay que sumar los 50 escaños que perdió Rajoy. Tenemos un PP venido a menos, desinflado y con porcentajes de voto del 17% ó del 18%. Eso imagino que les llamará a reflexión en del PP. A Pablo Casado le veo muy convencido de seguir en esa línea. Los liberales, los más moderados y la gente más centrada, como Garrido o José Ramón Bauzá, se están viniendo a Cs.
P.– Si gobierna, ¿su primer Consejo de Ministros aprobará el requerimiento previo para aplicar el 155?
R.– Sí. El requerimiento es necesario. Es una llamada al orden constitucional. Es decirle, señor Torra, no puede dar instrucciones a los Mossos contrarias a la Constitución, no puede utilizar dinero público para abrir embajadas e ir contra España… Tiene que cumplir la Constitución en las aulas, en las escuelas y no adoctrinar y no permitir banderas separatistas en los colegios. La televisión pública catalana no puede hacer apología del odio contra todo lo que es España. Hay que aprobar ese requerimiento para saber si Torra contesta afirmativamente o no. Si está en un desafío, aplicaremos el 155. Y si hay marcha atrás o una rectificación, nos tendrá que explicar cómo va a aplicar la Constitución. Lo que no puede ser es que el representante ordinario del Estado en Cataluña, que es Torra, sea el máximo enemigo del Estado y diga abiertamente que hay que atacar a España. Eso ningún país del mundo lo permitiría. El 155 es garantía de libertades y de derechos y cuando se ha aplicado, los catalanes han tenido garantizados sus derechos, sus servicios públicos y la paz social.
P.– Aparte del 155, ¿qué propone para normalizar la situación?
R.– Hay que hacer una política de Estado a largo plazo. Propongo un plan para Cataluña a 10 años para recuperar la presencia del Estado. Hay zonas donde el Estado no existe, donde el español no es lengua vehicular, donde no hay ningún símbolo del Estado. Hay pueblos donde echan lejía cuando los líderes de la oposición van a visitarlo, para desinfectarlos. Esa Cataluña abandonada por el Estado debe pasar a estar protegida por el Estado, para que la Constitución siga vigente en toda Cataluña. Esta comunidad no puede ser un territorio sin ley y sin Constitución. Eso tiene que tener otra parte: un proyecto atractivo de una España moderna, abierta a la que la gente se quiera sumar. Hay que hablar más de España y menos de Torra. En una década tenemos que recuperar la presencia del Estado en Cataluña y que la mayoría de los catalanes se sientan partícipes de este gran proyecto que es España.
P.– ¿Ese plan lo aplicaría con la Generalitat de Cataluña intervenida? ¿Cuánto duraría su artículo 155?
R.– Si ellos piden a gritos el 155, se tendrá que aplicar. La pregunta que hay que hacer es la contraria: ¿hasta cuándo van a seguir sin cumplir las leyes? ¿Hasta cuándo la Generalitat va a ser desleal con el orden constitucional? No se pueden aplicar chantajes en democracia.
P.– Estas son sus terceras elecciones generales como candidato, ¿qué resultado marcará el límite del éxito y el del fracaso de Ciudadanos?
R.– El éxito es el cambio. El domingo por la noche, si hay un cambio de Gobierno y Ciudadanos crece o multiplica sus escaños, desde luego será un éxito.
P.– ¿Si no hay cambio será un fracaso para Ciudadanos?
R.– Siempre que Cs crezca, nadie se va a atrever a calificar un crecimiento, un éxito, como lo contrario. Pero la necesidad es gobernar.