Blog de Santiago González
Escribía un atinado Bustos el sábado que habíamos tenido gobiernos mentirosos, pero que esta es la primera vez que tenemos una mentira que gobierna. Impecable, aunque tal vez deberíamos considerar la posibilidad de que también nos esté gobernando la ignorancia, una insuficiencia intelectual profunda fundamentada en un empecinada voluntad de no saber.
Pongamos que hablo de Ábalos, ese tipo que abrochó su dúplica a la interpelación de la portavoz popular con estas palabras: “Pero cómo miente, (señora Álvarez de Toledo), no se puede mentar la soga en casa del ahorcado. No me lo ponga tan fácil. No me hable de dictadores que me viene a la memoria Gadafi. No me lo ponga tan fácil. Eso no edifica, no nos hace mejores a ninguno, ni a nosotros ni al país (protestas) al que amo profundamente porque no he sido otra cosa más que español”.
Bueno, español y mentiroso. O ignorante, por más que la disyuntiva en este caso no destierre completamente la posibilidad de la copulativa. La foto de Aznar junto a Muammar El Gadafi y el caballo. Casi 20 años antes (19 de diciembre de 1984) había recibido Felipe González al dictador libio. Fue en Mallorca. Gadafi reservó 54 habitaciones del hotel Son Vida para él y su ejército de guardaespaldas. Después de Aznar, Zapatero se hizo varias fotos con Gadafi, haciendo manitas en el sofá. La Presidencia del Gobierno publicó en su web el 17 de diciembre de 2007 publicaba una noticia sobre las excelentes oportunidades que se abrían en Libia a nuestros empresarios gracias a la entrevista entre los dos tunantes: “El encuentro entre Zapatero y Gadafi abre unas expectativas de inversión para las empresas españolas en Libia que superan los 17.000 millones de dólares de inversión”(www.la-moncloa.es).
Tampoco recuerda este gañán la intervención de la ministra Chacón en el Congreso (18 de julio de 2008) para anunciar la destrucción de las bombas de racimo y contó el caso de Suraj, un niño afgano que perdió las piernas por uno de esos artefactos. El New York Times informó el 15 de abril de 2011 que las bombas de racimo con las que Gadafi había bombardeado a la población en aquellos días habían sido fabricadas en España en 2007. Carme Chacón se negó a hablar del tema con el Times: “The Spanish Defense Ministry had no immediate comment”. Entre el año 2006 y 2010, la secretaría de Estado de Comercio detalla en su web las ventas de armamento a Libia año por año: casi 20 millones de dólares. Cuéntanoslo Garzón.
Cayetana Álvarez de Toledo había rematado su réplica de manera tranquilizadora: “Quédese tranquilo, no voy a exigir su dimisión. Para dimitir es precisa un condición humana y política previa, que es la dignidad. Usted empezó a perderla aquella noche cuando cogió un coche clandestinamente y puso rumbo a Barajas y ha acabado por perderla hoy aquí”. Tenía razón, pero el doctor Fraude no lo va a destituir. Ábalos es ya la exacta medida intelectual, política y moral de su gobierno. Mentira, pero no solo.