Alberto Ayala-El Correo

Seguro que la mayoría de ustedes han escuchado eso de que ‘las elecciones se ganan por el centro’. Personalmente les diría que sí, pero con matices. Estamos a poco más de un mes para que vascos y gallegos nos acerquemos a las urnas el 12-J para renovar nuestros parlamentos. Luego serán ellos los que elijan a los respectivos presidentes para el próximo cuatrienio.

En pocas ocasiones afrontaremos citas electorales con favoritos tan claros, pese a las incógnitas que pueda aportar la pandemia. El jeltzale Iñigo Urkullu y el popular Alberto Núñez Feijóo se encaminan a otra reelección. Cualquier otro resultado sería un auténtico bombazo.

¿Y qué tienen en común ambos políticos? Evidentemente su moderación. Sus políticas centradas, alejadas de cualquier estridencia. Su imagen de gestores eficaces. Pues bien. Ambos sí que parecen creer a pies juntillas en eso de que las elecciones se ganan desde el centro. Ni Urkullu ni el PNV se separan un ápice de esa posición. Feijóo, tampoco. De ahí su preocupación por el rumbo que han elegido Casado, FAES (la fundación del expresidente Aznar) y Cayetana Álvarez de Toledo para el PP. Al punto que hace unos días el presidente gallego y candidato no dudaba en desmarcarse públicamente de las asperezas parlamentarias de su controvertida portavoz. El lunes Casado se veía obligado a explicar a sus cuadros, en privado, que su apuesta es un PP ‘firme’, no ‘bronco’.

Puede que así sea, pero resulta al menos dudoso vista la descarnada política de oposición que ha elegido contra el Gobierno de izquierdas. Dureza que durante el estado de alarma y el mando único está yendo mucho más allá de cargar contra los repetidos errores y las mentiras de Pedro Sánchez.

Tras el batacazo de Ciudadanos en las últimas elecciones, es como si Casado diera por liquidados a los naranjas y por hecho el regreso al redil popular de la inmensa mayoría de sus votantes. Pero aunque así fuera, que está por ver, es evidente que le resultará muy difícil al PP el asalto al poder mientras subsista una ultraderecha con el peso parlamentario actual de Vox. De ahí su radicalismo actual para crecer por ese espacio.

La estrategia podría funcionarle a Casado si el Gobierno no logra sacar adelante los Presupuestos en otoño o si la UE nos impone duras condiciones a cambio de su ayuda que Sánchez acepta, pero Unidas Podemos no, eso dinamita la coalición y vamos a elecciones.

Pero, ¿y si no es así? ¿Y si Sánchez saca adelante las Cuentas con el PNV, las pequeñas formaciones de izquierdas, parte del independentismo y ya veremos si con los recentrados Ciudadanos de Inés Arrimadas? Algo cada día menos descartable.

El PSOE de Felipe González se mostró inclemente con Suárez y al final logró el poder. Otro tanto cabe decir de Aznar contra el propio González. O de Rajoy con Zapatero. Estrategias radicales que sirvieron para captar voto de centro. Luego, ya en La Moncloa, llegó la moderación. Veremos si la historia se repite o si Casado se ve obligado a cambiar de verdad bronca por firmeza. Dicen por Galicia que Feijóo no ha descartado el salto a Madrid.