Rajoy abre una etapa política inédita desde la Transición

EL MUNDO 27/10/16
EDITORIAL

«ES EL momento de dejar consignas propias de la pugna electoral para avanzar en las soluciones». Es una de las numerosas frases con las que el candidato a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, se refirió a la necesidad del diálogo y del acuerdo en la nueva etapa que se inaugurará el próximo sábado. La cita refleja a la perfección la situación que se abre en la política española. Un Gobierno en franca minoría en el Congreso va a necesitar el apoyo del PP y de al menos otros dos grupos parlamentarios para sacar adelante sus leyes.

«Del rodillo al diálogo» titulamos hoy en nuestra portada. No tiene ninguna intención peyorativa. Es la plasmación de un concepto: ése es el cambio más importante que trae para España la legislatura que acaba de comenzar. El Partido Popular, que gobernó con mayoría absoluta los últimos cuatro años, tendrá que apoyarse a diario en otras fuerzas parlamentarias y ello va a suponer un cambio sustancial en su forma de hacer política.

Rajoy –no puede ser de otra manera– es consciente de ello, por eso apeló a «sumar esfuerzos ante esta situación inédita». «Se abre una etapa de construcción responsable, de responsabilidad compartida», dijo, porque España no puede permitirse un Ejecutivo «débil», sobre todo tras los diez meses de Gobierno en funciones, ante los retos que tiene planteados.

Esta apelación al consenso y esta llamada a la responsabilidad de todos a la gobernabilidad del país fue lo más distintivo de un Rajoy realista, plenamente consciente del nuevo tiempo que llega a la política española. Y, aunque sea un detalle, el primer fruto de que estamos ante algo distinto es el reconocimiento desde la tribuna del Congreso, como hizo ayer, de los casos de corrupción que han afectado a «personas de mi partido».

El candidato hizo un especial hincapié en la validez del «compromiso de Gobierno» de 150 medidas pactado con Ciudadanos y animó al resto de las fuerzas políticas a aportar sus propuestas al acuerdo. En cambio, y a pesar de que si es investido es gracias a la abstención del Grupo Parlamentario Socialista, no hubo ninguna mención específica al PSOE en su discurso.

Aunque prometió concretar hoy en las réplicas algunas medidas que planteará el nuevo Gobierno, Rajoy trazó las líneas por las que debe transcurrir esta etapa de pactos. En primer lugar, recalcó la necesidad de aprobar cuanto antes los Presupuestos de 2017 y las medidas para asegurar la estabilidad presupuestaria. Luego, estableció cinco prioridades que «van más allá» de legislatura. La primera es atacar el problema de la sostenibilidad del sistema de pensiones, para lo que convocará antes de final de año el Pacto de Toledo. Después, volver a abrir el diálogo con los interlocutores sociales para proponer «nuevas» medidas para luchar contra el desempleo.

También ofreció un Pacto Nacional por la Educación, del que salga un modelo estable que garantice la «igualdad de oportunidades» y la «eficacia y calidad» del sistema. Anunció la creación de una Subcomisión parlamentaria en la que se entablen las negociaciones en este sentido. Rajoy no dijo nada de derogar la reforma laboral y la Lomce, dos exigencias que planteará el PSOE a cambio de la abstención.

Rajoy también se refirió a la reforma de la financiación autonómica, para lo que convocará en el Senado a los presidentes regionales, y a nuevas medidas en la lucha contra la corrupción. Como era lógico, ni hubo el más mínimo cambio de posición respecto al desafío independentista en Cataluña.

Hoy tendremos ocasión de escuchar las propuestas de los partidos y de ver la recepción a las ofertas del candidato. En las intervenciones de los portavoces y en las réplicas de Rajoy podremos constatar hasta qué punto los grupos aceptan ese consenso ofrecido por el líder del PP.

Con todo, tenemos que felicitarnos de que la Democracia española vuelva a la normalidad de tener un Gobierno constituido con plenas funciones y de un Parlamento que pueda dedicarse a su labor de legislar y controlar la labor del Poder Ejecutivo. Superada la investidura, Rajoy deberá ganarse la gobernabilidad «día a día», pero no debemos olvidar que la responsabilidad de contar con un Gabinete «estable, duradero, sólido y tranquilizador» en esta nueva etapa dependerá también del resto de fuerzas políticas.