EL MUNDO 07/09/13
· El Gobierno está satisfecho aunque sigue apostando por la cautela y la discreción. Considera Rajoy que la estrategia del contacto oculto y silencioso da frutos positivos. Y ésta es la impresión que admite tener el Ejecutivo tras la cita del 29 de agosto entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Ambos negociaron, según Rajoy, sobre «cosas razonables». También en las filas de CiU se respira, tras la reunión, un aire más esperanzado.
Las fuentes catalanas consultadas tienen una nueva sensación, la de que Madrid no cierra ya a cal y canto todas las puertas a la posibilidad de una consulta no vinculante y a dos años vista.
En La Moncloa prefieren orillar explicaciones y detalles. El cerrojazo por su parte es prácticamente total. El presidente prefiere clasificar sus encuentros con Artur Mas con la etiqueta de «privados» aun admitiendo abiertamente que lo que se trata en los mismos es «importante para todos; para los ciudadanos de toda España y para los ciudadanos de Cataluña».
Y ¿qué es lo que se ha tratado en el último encuentro secreto de La Moncloa? Dos asuntos: la difícil situación económica catalana y sus posibilidades de cumplir el objetivo del déficit y, sobre todo, las vías para dar una solución dentro de la legalidad constitucional al embrollo independentista en el que se ha zambullido la Generalitat.
Respecto a la primera cuestión, el Gobierno central se muestra más transparente: Cataluña contará con la ayuda del Estado para aprovechar las primeras señales de recuperación. «No se les dejará caer», insisten desde el Ejecutivo.
«Nuestra obligación es atender al interés general de los ciudadanos vivan donde vivan», recalcó ayer la vicepresidenta del Gobierno. Y añadió: «El clima de colaboración y cooperación es esencial y más en un momento de crisis como el actual, en el que debemos trabajar todos juntos por el mismo objetivo, que es superarla».
El segundo problema –el reto independentista– es, a estas alturas, mucho más complejo. Sobre este punto, sólo desde el bando catalán se prestan a dar explicaciones. La versión que estas fuentes ofrecen del encuentro entre Mas y Rajoy pinta un panorama mucho menos tenso que el dibujado en la pasada primavera. El president, fiel a su costumbre, no informó previamente de su cita con Mariano Rajoy a ningún órgano del partido. «Las explicaciones siempre llegan después», advierten desde CiU.
En esta ocasión, y según las mismas fuentes, Mas insistió ante Rajoy en que la mejor «válvula de escape» es consultar a los ciudadanos y hacerlo dentro de la legalidad. Aseguran que el president planteó al jefe del Ejecutivo hasta cinco posibles fórmulas jugando con los tiempos y con el contenido de la pregunta que se sometería a los catalanes.
Añaden que la intención última de Mas era la de hacer ver a Rajoy que seguir el ejemplo británico con Escocia no tendría que significar «un drama» puesto que, con tiempo y gestionándolo bien, en la consulta podría vencer «con mucha probabilidad» el no. En definitiva, el presidente catalán llegó a poner sobre la mesa la hipótesis de que el propio Gobierno, en un plazo de dos años, es decir, al final de la legislatura, convoque el referéndum, con autorización de las Cortes Generales y, tal y como estipula la legislación española, sin carácter vinculante.
Siempre según fuentes catalanas, la actitud de Mariano Rajoy esta vez no fue la del rechazo tajante. No descartan que se tratara de una pose para ganar tiempo, pero prefieren por ahora confiar en su sinceridad. El presidente –afirman– se mostró dispuesto a seguir dialogando y ambos acordaron celebrar nuevos encuentros.
Mas regresó a Barcelona paladeando nuevas sensaciones. «Estamos en una fase preliminar que quizá acabe desembocando en un acuerdo. Es pronto para sacar conclusiones firmes, pero el ambiente ha cambiado», constatan en las filas convergentes.
Un dato viene a confirmar este nuevo escenario: sólo una semana después de la reunión secreta de La Moncloa, Artur Mas, ha anunciado su decisión de renunciar a la consulta de autodeterminación en 2014 si la misma no es autorizada por el Gobierno central.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, no quiso hablar ayer de una Generalitat «reculando» en relación con sus posiciones a favor del independentismo y, por el contrario, valoró «muy positivamente» la decisión de «cumplimiento de la legalidad» que el anuncio de Artur Mas implica, puesto que se mueve en el marco de la Constitución que siempre ha esgrimido el Gobierno. La número dos habló de «lealtad institucional» y auguró también futuras ocasiones de diálogo.
EL MUNDO 07/09/13