ABC – 28/05/17
· Critica la equidistancia ante los empresarios catalanes, a los que pide más contundencia.
El Gobierno de Rajoy se niega a hablar de un posible «choque de trenes» en Cataluña –«nosotros no vamos a ningún choque»– pero ayer, en Sitges, el presidente volvió a garantizar que no habrá un referéndum de independencia de ninguna de las maneras: «Ni quiero, ni me lo creo ni puedo autorizarlo, y siendo yo presidente no se va a producir, tengan la certeza». Todo está preparado para frenarlo, pero al mismo tiempo el Gobierno quiere ganar la batalla social. Para ello el presidente alertó, con especial crudeza, de las consecuencias «terribles» que tendría una independencia de Cataluña, que comparó con las del Brexit.
Rajoy llegó a Sitges para clausurar las jornadas económicas del Círculo de Economía, al término de una semana en la que el Gobierno ha endurecido claramente su mensaje frente al desafío independentista a la vista de la aceleración de sus planes y el fracaso de la operación diálogo. Antes de que tomara la palabra, el presidente del Círculo, Juan José Brugera, había subrayado que «el conflicto catalán es de naturaleza política y solo se solucionará desde la política», así que pidió al Gobierno que apostara por la «vía del diálogo y la transacción» para lograr una solución «alternativa, porque no todo es blanco o negro».
Unos días antes, el Círculo exigió a Puigdemont respeto al marco legal. Y Rajoy, como despedida en su intervención de ayer, afirmó que la solución no solo depende del Gobierno, sino también del Congreso, «y de todas las personas que creen en su país». «La equidistancia está muy bien, pero no en todo momento, ni en todas las facetas de la vida», comentó.
La vía del Congreso
El presidente dijo en Cataluña lo que ya había dicho en Madrid y por carta a Puigdemont: que el referéndum no se va a celebrar, pero también que hay una solución política. Esta pasa por llevar las propuestas al Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, y tratar de llevarlas a cabo mediante una reforma de la Constitución. La respuesta de Puigdemont ha sido un «no» tajante.
Visto que el diálogo no ha dado frutos de momento, y que la invitación a hacer las cosas legalmente tampoco, Rajoy apeló ayer a los sentimientos, pero también al bolsillo de los catalanes, por el coste que tendría una supuesta secesión. Hizo lo que no había hecho hasta ahora: comparar el desafío independentista con las consecuencias del Brexit, un auténtico caos repleto de incertidumbres.
Rajoy primero subrayó que una supuesta independencia de Cataluña significaría no solo la ruptura de lazos históricos, culturales, familiares.. Supondría su expulsión inmediata de la Unión Europea. «Se irán de Europa, digan lo que digan», avisó Rajoy. Y ahí sacó a relucir lo que está ocurriendo con la salida del Reino Unido: «El Brexit tendrá consecuencias malas, primero para los británicos pero también para el resto de Europa, y eso que se hizo por un procedimiento legal».
Una secesión de Cataluña, advirtió, sería «lo peor que nos puede pasar, un trauma, con consecuencias económicas terribles». De entrada, esta Comunidad perdería un 30 por ciento de su PIB, según el dato que ofreció Economía. Pero Rajoy también se refirió a la pérdida de ayudas europeas y de batallas como la de la Agencia Europea del Medicamento, cuya sede se disputa Barcelona tras el Brexit. «Algunos ya andan chisgarabeando por ahí fuera», dijo Rajoy, en alusión a los que, fuera de España, quieren aprovechar la situación conflictiva en Cataluña para quedarse con Agencia.
«¿Creen que es normal?»
El Gobierno insistirá de forma especial a partir de ahora en las consecuencias nefastas que tendría una secesión. Pretende así que se involucre la sociedad en su conjunto, y no solo los políticos, para evitar la «liquidación» de las normas básicas de convivencia en tiempo récord, «en solo un día».
Rajoy insistió en este punto, que ahora mismo es el que más preocupa al Gobierno: la posibilidad de que la mayoría independentista del Parlamento autonómico catalán pueda llevar adelante sus planes con una reforma reglamentaria que han hecho a la carta para lograr sus fines.
«En un día, alguien pretende por mayoría liquidar la Constitución, el Estatuto de Autonomía, liquidar la unidad nacional, liquidar la soberanía nacional, sacar a Cataluña de Europa… ¡Y todo eso en un día! Por sorprendente y paradójico que parezca es exactamente así», advirtió Rajoy ante los empresarios reunidos por el Círculo de Economía.
Más sentido común
El presidente se preguntó si podía aceptarse semejante nivel de radicalismo: «¿Creen que esto es normal? ¿A qué niveles de radicalismo vamos a llegar? ¿Cómo se pueden poner decisiones tan importantes en manos de unos extremistas como la CUP? ¿Les parece sensato y razonable?». Al final, Rajoy insistió en que hará todo lo posible para evitar que los secesionistas logren sus objetivos: «Voy a poner todo lo que esté en mis manos para que el sentido común se imponga».
Rajoy llegó acompañado a Sitges de su ministra de Sanidad y Servicios Sociales, Dolors Montserrat. Junto al presidente del PP catalán, Xavier García Albiol, tuvo un breve encuentro, antes de la clausura de las jornadas, con la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, acompañada del diputado catalán Toni Roldán.
ABC – 28/05/17