EL CONFIDENCIAL – 02/01/16
· El PP debate, pero entre susurros. Rajoy tiene a día de hoy el partido bajo control. Está tranquilo. Sólo protestan «los de siempre, Aguirre y Aznar».
Mariano Rajoy está convencido de que, a diferencia de lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez, a él nadie le toserá internamente. Cree que tiene al PP bajo control, y que sus órdenes serán acatadas sin rechistar. Pone como ejemplo lo vivido en el Comité Ejecutivo del lunes 21, cuando líderes territoriales y altos cargos fueron uno a uno tomando la palabra para seguirle en su plan de resistir en la Moncloa. Sólo dos personas incluyeron un ‘pero’: Esperanza Aguirre reclamó «autocrítica» una vez se intente formar gobierno y José María Aznar, relegado a un extremo pese a su condición de presidente de honor, avisó de que ya toca un congreso que debería de ser abierto a la militancia.
Para el líder del PP, esa reunión fue decisiva ya que palpó el sentir interno y comprobó con qué apoyos llegaba ante la España ingobernable que dibujó las urnas el 20 de diciembre. Además, estos días mantuvo contactos con actores clave de la formación para recabar su opinión sobre el panorama, y se quedó tranquilo. Según un declarado marianista, protestaron «los de siempre», en alusión a Aznar y Aguirre. Y el ruido interno fue bastante menor al escuchado tras las autonómicas y locales, cuando varios barones se revolvieron y Rajoy tuvo que ejecutar cambios de urgencia en Génova y modificó su estrategia de comunicación. «Aznar, Esperanza o Cayetana –Álvarez de Toledo– en realidad no son nada para el PP, sólo le hacen caso los medios, y cada vez menos», remató el destacado cargo del PP.
Aznar citó los estatutos para pedir un congreso y Rajoy le contestó que se hará, pero no especificó cuándo. Tocaba en 2015, pero el PP asumió que su líder no pasaría por ese trance a tenor de que ya se hicieron los cambios oportunos para que fuera candidato sin el aval del cónclave. «Será a primeros de 2016», se contestó entonces. Ahora, se vuelve a retrasar hasta que se aclare la compleja situación política, y Rajoy ha recabado el apoyo de las principales estructuras de la formación para que nadie le lleve la contraria. Juan Vicente Herrera, ya crítico con él en otras ocasiones, fue el único que se ausentó en el Comité Ejecutivo.
Sea como fuere, Rajoy se ve fuerte y sin nadie capaz de hacerle sombra internamente. «Fue insoportable», bufó en charla informal un integrante del órgano interno sobre la catarata de elogios de los barones a Rajoy el lunes 21. A partir de ahora, el líder del PP insistirá una y otra vez en que tiene «el mandato democrático» de seguir en la Moncloa, y presionará al PSOE con una gran coalición a la que sumar a Ciudadanos siempre con él liderando el Gobierno, como recalcó Andrea Levy en esRadio. Un proceso de diálogo «con generosidad y amplitud de miras», se encargó de informar por escrito la Moncloa, pese al «no» reiterado de Pedro Sánchez.
Por varias veces, Rajoy ha proclamado que quiere un Gobierno estable con el que pueda aprobar los Presupuestos y otras leyes que él considera fundamentales. Un escenario que en su propio entorno ven harto difícil, y de ahí que en privado no se descarten otras elecciones en pocos meses, y se cita mayo. «Está todo muy complicado. La pelota está en el tejado del PSOE», repiten tanto en la Moncloa como en Génova, donde rechazan hablar de ofrecimientos concretos ya que Sánchez «ni se ha sentado a negociar».
Si finalmente hay nuevas elecciones, Rajoy ya ha dicho públicamente que se presentará una vez más, y su entorno augura que mejorará los resultados del 20D ya que el globo de Ciudadanos «ha pinchado». No necesita convocar un congreso del PP, ya que se cambiaron los estatutos para evitarlo. El cónclave se celebraría después de los comicios y «ya le anuncio que sí, que me presentaré y que me veo con fuerzas y ánimos», contestó el propio Rajoy el día 21.
El presidente en funciones está seguro de que nadie se sublevará, entre otras cosas porque pocos salvo Alberto Núñez Feijóo, Cristina Cifuentes o el citado Herrera tienen el peso necesario tras la catástrofe electoral del pasado mes de mayo. «Está muy tranquilo». Si bien, casi entre susurros, algunos altos cargos sí que abren el debate sobre un posible relevo que diera más fuerza a la candidatura del PP.
La discusión se hace en privado, a veces en los típicos encuentros navideños. Barones y dirigentes de distintas estructuras consultados por este diario reconocen que han analizado los pros y los contras de que Rajoy se hiciera a un lado, aunque no hayan hablado de ello con el líder. «Sólo Feijóo o Cifuentes podrían abrir, de verdad, ese debate, y no se van a atrever. Por muchos contubernios, Rajoy tiene hoy por hoy muy controlado al PP», según el diagnóstico de un histórico diputado.
El nombre de Soraya Sáenz de Santamaría, muy silente tras las elecciones, ha vuelto a ponerse encima de la mesa de forma recurrente. Algunos dirigentes creen que si ella fuera cabeza de cartel el impulso electoral sería mayor que con Rajoy. «Hay quienes dicen que el presidente mantiene la confianza en ella, otros que se han dado cuenta de cómo es y que ha acabado dando la razón a Cospedal», remató el citado parlamentario.
Los barones consultados, siempre en privado, admiten que Rajoy podría ser «parte» del problema, pero descartan la posibilidad de dar un golpe en la mesa. «Sinceramente, no creo que esas confabulaciones de las que hablas vayan más allá de una comida de navidad», comentó un líder regional. Precisamente, el presidente en funciones está sacando pecho de que a él no le está pasando como a Sánchez y que tiene a todo el partido controlado. «No hay alternativa mejor», dijo sobre su propuesta de gobierno al término del último consejo de ministros del año.