EL CORREO 25/10/13
· El jefe del Ejecutivo cambia de opinión tras calibrar el enfado de los damnificados, que también arremeten contra la Audiencia Nacional.
· ‘Justicia para un final con vencedores y vencidos’ es el lema de la concentración convocada por la AVT.
Mariano Rajoy, que el miércoles declinó hasta en cinco ocasiones valorar en el Congreso el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que tumbó la ‘doctrina Parot’ –solo dijo como respuesta que «llueve mucho»–, arremetió ayer contra la sentencia de Estrasburgo, que calificó de «injusta y equivocada». El presidente del Gobierno hizo este comentario en Bruselas, apenas unas horas antes de participar en un Consejo Europeo, y al día siguiente de reunirse con las presidentas de la Fundación de Víctimas y la Asociacion de Víctimas del Terrorismo.
Rajoy, lejos de la neutralidad institucional que intentó mantener nada más conocerse la sentencia, dejó claro que no le gusta nada la anulación de la ‘doctrina Parot’ –que dejará en la calle a más de setenta etarras y peligrosos delincuentes comunes– porque, en contra de la tesis del tribunal europeo, considera que es una herramienta jurídica «ajustada a derecho».
El jefe del Ejecutivo cambió de estrategia tras la reunión que mantuvo el miércoles en La Moncloa con Ángeles Pedraza y María del Mar Blanco. Un encuentro que sirvió a Rajoy para calibrar de primera mano el alto grado de enfado de este colectivo tanto ante la decisión de Estrasburgo como por la rapidez con la que la Audiencia Nacional decretó la libertad de la etarra Inés del Río, así como por la, a su juicio, tibia respuesta gubernamental.
Rajoy intentó separar su opinión como líder de los populares españoles de su posición como jefe del Ejecutivo. Por ello, dejó claro que, como presidente, acataría la sentencia pese a «que no me gusta nada, me parece una sentencia injusta y equivocada y me parece que la interpretación que habían dado en su día tanto la Audiencia Nacional como el Tribunal Supremo como el Tribunal Constitucional español era lo más justo y lo más equitativo. Pero las cosas son como son y hay muchas cosas en la vida que no nos gustan».
La clave de este brusco cambio de rumbo radica en el temor de la dirección del PP a que el ala más conservadora del partido diese la espalda al Gobierno al considerar que había traicionado a las víctimas de ETA, máxime cuando los dirigentes de más peso de la organización en Madrid, el presidente de la comunidad, Ignacio González, la presidenta del partido, Esperanza Aguirre, y la alcaldesa de la capital, Ana Botella, se habían adelantado a la decisión del PP con el anuncio de que acudirían a la concentración organizada para este domingo por la AVT con independencia de lo que acordara su partido.
Para evitar dar argumentos a estos sectores, Rajoy acabó de un plumazo con los mensajes de moderación que la dirección nacional del PP ha transmitido desde que se conoció la sentencia y mandó al partido a participar el domingo en la movilización de protesta que organizan las víctimas con el lema ‘Justicia para un final con vencedores y vencidos’.
El máximo mandatario popular quiere escenificar el «pleno y total apoyo» a las víctimas, aunque para ello desautorizase a otros dirigentes conservadores que hasta el miér-
coles veían poco probable que el partido gubernamental pudiera participar en un acto contra una sentencia de un tribunal de justicia que obliga al Gobierno y que en un Estado de Derecho debe acatar.
Tanto La Moncloa como la dirección popular mantuvieron contactos con los organizadores para evitar que la manifestación se convirtiera en un acto de agravio a la política antiterrorista del actual Ejecutivo, aunque otros colectivos de víctimas que estarán en la protesta, como Dignidad y Justicia, señalan como «responsables directos» de la excarcelación de la etarra Del Río al Gobierno y a la Audiencia Nacional. Fruto de esas negociaciones con la AVT es que el lema de la concentración sea inocuo para el PP. Es más, recoge una de sus tesis sobre el final de la violencia.
Fernández Díaz iría
Con un arco de sensibilidades tan dispares, en el PP no las tienen todas consigo sobre si serán bien recibidos en la plaza Colón de Madrid, un escenario que llegó a albergar hasta ocho concentraciones de este tipo contra la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero, y que contaron siempre con la activa participación de los populares. El PP teme el efecto bumerán y que, al menos para algunos sectores, sus dirigentes se conviertan en chivo expiatorio de la protesta.
El partido estará representado por la práctica totalidad de los miembros del comité ejecutivo nacional, salvo María Dolores de Cospedal, que alega motivos de agenda personal para no estar presente en una convocatoria que apoya porque el PP «ha estado y siempre estará al lado de las víctimas». Junto a ellos, asistirá el exministro del Interior y actual portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja que, en contra de la tesis oficial del PP, insiste en que el fallo de Estrasburgo forma parte de la negociación con ETA y del proceso de paz que abrió Zapatero.
El Gobierno, como explicó Rajoy, «tiene que estar en su sitio, apoyando a las víctimas, pero no vamos a estar» en la manifestación, aunque algunos de sus miembros, como el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró que no dudaría en acudir a la marcha si no fuera ministro.
EL CORREO 25/10/13