EL CORREO 27/01/14
· Confirma que no adelantará las elecciones previstas para noviembre de 2015, el año en el que asegura que llegará el «despegue» definitivo de la economía española
Mariano Rajoy sólo dedicó una pequeña porción de su discurso a ETA, pero sus escasas palabras sobre el terrorismo fueron para dibujar el futuro «mejor» que espera a los españoles cuando la banda se disuelva y entregue las armas. «Para todos, empezando por ellos», opinó ayer el presidente durante su balance anual de Gobierno.
La solución definitiva al terrorismo, reiteró, «pasa fundamentalmente por la disolución» de ETA. «Así lo pienso, así lo he reiterado hasta la saciedad y así creo que va a ser» porque, según enfatizó, entonces se entrará ya «en un etapa de normalidad, de tranquilidad y de mirar hacia adelante». Y ello, añadió, «sabiendo que en España siempre hay mucha gente que ha dejado su vida y perdido sus derechos fundamentales básicos por culpa de otros que han atentado contra ellos y formado una organización criminal que todavía existe».
Lanzado este mensaje, Rajoy dedicó la mayor parte de su intervención al nuevo rival político surgido en la sociedad española. No pronunció la palabra Podemos. Pero vino a dibujar un panorama en el que dejó claro que esta vez se trata del bipartidismo o el caos. Por ello, puso en valor la necesidad de que en estos momentos los ciudadanos apuesten por la «estabilidad» política de España, algo que, a su juicio, tan sólo pueden garantizar PP y PSOE. «Entenderá usted que yo para mi país siempre prefiera lo mejor», aseguró el jefe del Ejecutivo, que traía consigo como muestra la experiencia de aquellos países donde, entiende, «la gente vive mejor».
«En Estados Unidos, Alemania o Francia –recordó– la alternancia de las fuerzas mayoritarias constituye la dinámica habitual». «Cuando eso deja de pasar, surgen cosas que lo único que generan es inestabilidad, falta de progreso, retroceso y pérdida de bienestar», alertó Rajoy a un año de las elecciones, cuando la formación de Pablo Iglesias campa a sus anchas en las encuestas.
Atrás queda la ‘oposición a la oposición’. Ahora toca suavizar las críticas. El mismo mes en el que el presidente ha descalificado el modo de proceder del secretario general socialista, Pedro Sánchez, el mes en el que ha definido como «un gran error» la marcha de Alfredo Pérez Rubalcaba, el jefe del Ejecutivo optó ayer por pasar por encima de los nombres y ensalzar al PSOE como el partido con el que acordar los grandes asuntos de Estado.
Es pronto para hablar de coaliciones postelectorales o de pactos de Gobierno, pero en privado en el Ejecutivo no dudan en reconocer que ese es el escenario deseable. Uno en el que populares y socialistas se respalden para evitar que opciones «populistas» se hagan con el poder. De hecho, el presidente quiso poner en valor la España en la que desde 1978 se ha gobernado en mayoría, minoría o en «coalición». Queda un año, sin embargo, para que los resultados electorales sitúen a las diferentes fuerzas políticas en esta tesitura.
Airear los logros
Si todo sale según lo previsto, los españoles serán llamados a las urnas a finales de 2015, exactamente cuatro años después de los comicios que el 20 de noviembre de 2011 elevaron a Rajoy a La Moncloa. El jefe del Ejecutivo ni tiene «intención» de adelantar las elecciones ni tampoco ve «razonable» retrasarlas hasta enero de 2016. Lo que queda, además, meridianamente claro es que él quiere revalidarse como presidente y que ya ha