EL MUNDO 06/09/14
· Ciutadans, PSOE y Unió descartan formar un frente antisoberanista
«Defender la unidad nacional es una obligación de todos aquellos que sienten y mantienen planteamientos similares». Con esta contundencia, Mariano Rajoy impulsó ayer la propuesta, lanzada por María Dolores de Cospedal, de formar una gran coalición de partidos en Cataluña frente a la consulta independentista.
El presidente del Gobierno extendió su mensaje a favor de la unión a la «reconfortante mayoría» de políticos de distintas ideologías que «comparten el principio de que la soberanía radica en el pueblo español». «Cualquier proceso de desintegración de un país, de separación de una parte, sólo conduce inevitablemente al empobrecimiento del conjunto de los ciudadanos», advirtió. «Es malo para El que se va y es malo para todos», aseguró sobre una hipotética independencia de Cataluña.
Queda menos de una semana para la Diada, que se antoja otra vez capitalizada por el independentismo, movilizado para exhibirse y para intentar decantar a su favor el reto de la consulta del 9 de noviembre, y el Gobierno redobla su mensaje contra el referéndum soberanista. Lejos de España, en la cumbre de la OTAN, Rajoy también urgió a Artur Mas a «no jugar a equívocos» sobre la consulta, que repitió de nuevo que no se celebrará. Horas antes, el presidente de la Generalitat exigió respeto a «la legalidad catalana».
«Claro que será legal si la convoco legalmente, pregunten a los demás si respetarán la legalidad», sugirió Mas ante el recurso de anticonstitucionalidad que el Ejecutivo central interpondrá cuando se ratifique la ley de consultas y se convoque el referéndum del 9 de noviembre. En cambio, Rajoy exhortó al mandatario catalán a no entrar en «más disquisiciones» porque, reiteró, la consulta «simplemente» no se hará. También blandió que la segregación de Cataluña del resto de España «es un asunto muy serio» que, en su opinión, causaría empobrecimiento.
Avanzándose a la ola soberanista que se avecina, el PP ha trasladado ayer y hoy a su plana mayor a Cataluña para, según dijo ayer Alicia Sánchez-Camacho, evidenciar que «hay vida más allá del 9 de noviembre» y entonar su discurso contra el secesionismo en boga. Mas prescribió a los conservadores que «ausculten el pulso» de Cataluña durante la conferencia política que celebran en Badalona «y digan si ven una mayoría abrumadora por querer decidir el futuro político».
El mensaje de mayor calado lo verbalizó la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, que apostó por una «gran coalición» con PSC, Unió Democràtica, Ciutadans y UPyD contra el independentismo. Sin embargo, los partidos opuestos a la secesión de Cataluña y el referéndum andan lejos de aliarse si la previsible prohibición de la consulta soberanista anticipa las elecciones autonómicas. Sólo la formación de Rosa Díez se declaró dispuesta a tender puentes.
Aunque Cospedal no aclaró si la invitación era en vistas a sumar siglas si los comicios finalmente se convocan, la oferta de los populares sonó a réplica a una de las posibles salidas de escape que Mas trama: unas elecciones interpretadas en clave de plebiscito, en las que los adeptos a la autodeterminación –juntos o por separado– traduzcan los votos en apoyos a la ruptura con España.
No es la primera voz que llama a erigir un frente contra el bloque soberanista. En todo caso, la proposición de Cospedal para conformar una entente es la de mayor calado oída hasta la fecha.
La secretaria general popular, que identificó el independentismo con el «totalitarismo», aseguró que el PP tiene «los brazos abiertos» a sus eventuales socios y apeló a «la generosidad y el sentido de la responsabilidad» para urdir un pacto contra los defensores del Estado catalán. «No puede ser que los que más gritan, quienes piden incumplir la ley y quieren llevarnos al abismo, digan que se unen por cualquier cosa, y los que defendemos la centralidad y la moderación no nos sentemos a hablar y ofrecer una solución al problema donde nos han mentido independentistas y nacionalistas», argumentó.
Los destinatarios del mensaje lo acogieron con frialdad y desecharon de inmediato la fórmula por la que el PP aboga ahora en Cataluña. «No somos partidarios de los frentes. Es un planteamiento absolutamente equivocado», zanjó el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
No menos explícito resultó Albert Rivera, líder de Ciutadans, quien sí ha planteado sondear acuerdos entre los constitucionalistas ante unas hipotéticas elecciones autonómicas, pero sin coaliciones previas y huyendo de un tripartito con los contrarios a separarse de España. «En Ciutadans trabajamos para conseguir una mayoría parlamentaria democrática y constitucional que apoye un gobierno de todos en Cataluña. Pero sería inviable que hoy fuéramos en la misma lista electoral que el partido de Bárcenas o el de los ERE. Es regeneración, no degeneración», dijo en Twitter.
Cospedal también rondó a Unió. Pero su máximo exponente y líder, Josep Antoni Duran Lleida, le instó a no perseverar en esa dirección. «No saben la diferencia entre un huevo y una castaña», bromeó el líder democristiano, quien opinó que, a su entender, los populares «continúan sin entender nada» de lo que ocurre en Cataluña.
La única en mostrar cierta simpatía por entenderse con el resto de fuerzas en Cataluña fue Rosa Díez. La presidenta de UPyD prometió «no escatimar esfuerzos para defender la legalidad» y apostó por cooperar a favor de los catalanes, a los que ve «amenazados por sus propios gobernantes».