ABC 12/03/14
Mariano Rajoy no cede ni ante Artur Mas ni ante las provocaciones de los nacionalistas, que utilizan la plataforma del Parlamento para retarlo a que dialogue con Cataluña y «escuche a los pueblos en las urnas». La sesión de control en el Senado volvió ayer a convertirse en el escenario para que el senador de CiU, Josep Lluis Cleries, volviera a instistir en la consulta soberanista.
El presidente del Gobierno, como suele hacer cada vez que le provocan, respondió con contundencia y afirmó que «yo, desde luego, por encima de la ley no estoy dispuesto a que pase ningún ciudadano, el primero yo». Estas palabras fueron la rúbrica de una intervención inicial en la que Rajoy recordó que la oferta de diálogo que le trasladó Artur Mas fue «o aprueba usted el pacto fiscal o hago lo que estime oportuno y conveniente». Además –continuó el presidente–, «me enteré por los medios de comunicación de que alguien decidió que iba a hacer un referéndum ilegal, decidió ponerle fecha y, además, no contento, fijó también las preguntas».
Dialogar no es imponer
Ante este desafío, Rajoy interpeló al senador catalán: «Póngase en mi lugar y deje aparte las ilegalidades —que son todas en esta materia—. ¿Qué hubiera hecho usted? ¿Decir dónde tengo que firmar? Eso no es dialogar, eso es tratar de imponer». A continuación, se mostró dispuesto a hablar, «pero no a transgredir la ley». «Todos tenemos derecho a opinar sobre nuestro país. Eso es la democracia, eso es la soberanía nacional. Lo que no se puede es tratar de imponer a los demás su doctrina. De lo que no se puede hablar es de liquidar la soberanía nacional», explicó.
Al margen de la cuestión catalana, Rajoy también salió en defensa del concierto económico de Navarra, en respuesta a una pregunta del senador de UPN, Francisco Javier Yanguas. Sobre este asunto, afirmó: «Este presidente y el Gobierno que presido no cuestiona ni van a cuestionar nunca el régimen foral navarro y, por supuesto, respetan su plena vigencia». En este sentido, reafirmó su compromiso con «una Navarra foral y española, frente a aquellos que se dejan seducir por cantos de sirena, sin ser conscientes de las graves consecuencias que sus actos pueden traer»