EL MUNDO – 18/12/15
· El PP considera que tendrá dificultades para lograr mayoría suficiente con Ciudadanos y no descarta un pacto de gobernabilidad.
· Susana Díaz califica la propuesta de «patética y de perdedores»
El PP inicia hoy, con el cierre de la campaña, un viaje a lo desconocido que pasa por una cita inédita con las urnas tras una legislatura explosiva. Con el recuento del domingo se abrirá un nuevo ciclo y los populares no ven con claridad cuál será su papel. «No sabemos lo que va a pasar», reconocen. Creen que sus posibilidades no han mejorado tanto como esperaban y que C’s ha frenado en seco su ascenso, lo que hace difícil que ambos vayan a sumar mayoría el domingo. Esta situación ha llevado al partido a pensar en un plan B: una gran coalición con el PSOE para garantizar la estabilidad.
Frente al estancamiento del centro derecha, en los últimos ocho días la remontada anunciada por Podemos se ha hecho realidad y, según los distintos sondeos que maneja el PP, está empatado con el PSOE o incluso le supera.
Esta circunstancia ha llevado a los populares a recuperar el discurso del miedo ante un posible Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias –el PSOEMOS le llaman–, pero también a pensar en el plan B de la gran coalición por si finalmente y como se teme el respaldo de Ciudadanos no fuera suficiente para continuar en La Moncloa.
El pacto con los socialistas es para muchos imposible, pero aun así en el PP han vuelto a mirar hacia él ante las dudas de una victoria clara. Desde hace dos días, cuando sus trackings diarios consolidaron a Podemos como segunda fuerza, Mariano Rajoy inició un viraje en su discurso para advertir de una coalición de izquierdas. Y ayer en Barcelona dio el siguiente paso en esta estrategia.
De forma expresa, el presidente del Gobierno no descartó ayer una gran coalición a la alemana cuando, en un desayuno coloquio de La Vanguardia, el moderador le preguntó qué puede suceder si Ciudadanos no le apoya y si es imposible a priori un acuerdo entre PP y PSOE. La respuesta de Rajoy fue: «Con franqueza, mi intención es empezar a hablar de este asunto el día 21 de diciembre». En ningún momento negó la posibilidad.
Fuentes del PP confirmaban poco después que esta opción está sobre la mesa. «No descartaría en este juego diabólico el escenario de una gran coalición. A la gente le parecería sensato», señalaron las fuentes consultadas. No obstante, admiten que no podrían llegar a un pacto de gobierno con Pedro Sánchez al frente del PSOE, por lo que el gran acuerdo en favor de la estabilidad tendría como condición la salida del actual líder socialista.
Según explicaron fuentes populares, el propio Pedro Sánchez no permitiría un pacto de estas características. Más allá, después del debate del lunes «a cara de perro» no es el interlocutor con quien el PP tiene más confianza.
El hipotético escenario que manejan los populares es que el previsible desmoronamiento del PSOE el domingo provoque la dimisión de Sánchez y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, tome el control. Y el PP con Susana se entiende. «La relación con ella es correcta y compartimos una visión de país. Su modelo de España encaja con el nuestro», apuntan desde el partido. En las últimas horas, a raíz de la agresión sufrida en Pontevedra, la presidenta andaluza ha hablado con Rajoy para interesarse por él. No está confirmado que lo haya hecho con Sánchez.
Rajoy lleva también varios días defendiendo la importancia de la estabilidad política. «Lo que me gustaría es un Gobierno con apoyo mayoritario de la Cámara, que se pueda presentar un programa y cumplir con los compromisos adquiridos», dijo ayer en Barcelona. «Voy a batallar para que sea eso lo que se produzca».
Esa batalla ha comenzado. Ante el incierto resultado del domingo, el PP ha querido trasladar a la opinión pública el debate sobre la gran coalición por si, finalmente, resulta que es la única opción de gobierno a la que agarrarse.
Mientras, queman las últimas horas con el mensaje del miedo «a que gobierne El Coletas». El presidente repitió ayer –como hizo el miércoles en Cangas de Onís (Asturias)– que una coalición entre Podemos y el PSOE «no sería bueno para España». Para Rajoy es uno de los peores escenarios y así pretende transmitirlo a su electorado.
El mensaje más que nunca es que el voto útil debe ir al PP, pero desde el partido se reconoce que están «en una situación complicada». «La alternativa es un Gobierno con Pedro (Sánchez) o con Pablo (Iglesias) de presidentes. PSOEMOS o PP», dicen
Es una última vuelta de tuerca a la campaña. Casi a la desesperada. Cuando a principios de diciembre el CIS publicó la encuesta preelectoral, la distancia de ocho puntos sobre el segundo les parecía insuficiente. Ahora les parece aceptable una diferencia de cinco. «Cinco puntos es una buena distancia», afirman en el PP. Confían en la fidelidad de los mayores de 65 años –el 80% acude a votar–, pero dudan de los jóvenes, cuyo porcentaje de voto es del 48% y que están divididos entre las opciones del nuevo tetrapartidismo.
Instalados en la incertidumbre, temerosos de que todo lo que ha funcionado hasta ahora puede fracasar, los populares se declaran incapaces de saber qué va a ocurrir con cuatro partidos en liza. Pero asumen que aquello de engordar el grupo parlamentario gracias a los restos se ha acabado y que en las circunscripciones de tres escaños el reparto será de uno-uno-uno. «El sistema ya ha cambiado». Sin gurús que alumbren el camino saben que «la suerte está echada».