EL CONFIDENCIAL 01/02/16
· En la dirección del PP todavía confían en que la división interna de los socialistas acabe por pasar factura a su dirigente: no se creen que le vaya salir la jugada de formar un Ejecutivo con Podemos
Sánchez tuvo que amenazar a los barones de su partido con apelar a la militancia para que le dejen pactar con Iglesias y los nacionalistas que se presten a la negociación. Según fuentes del PP, es una maniobra previsible que sirve al secretario general del PSOE para ganar tiempo, pero que también le obliga a entablar ya negociaciones públicas con un Iglesias que es un maestro en la materia de acorralar y exprimir al dirigente socialista.
Aunque entre los diputados y los cuadros medios del Partido Popular cunde el temor a que al final Sánchez consiga apuntarse la carambola de su Gobierno ‘anti-PP’, en la dirección siguen convencidos de que Rajoy, una vez más contra las cuerdas y sin aparente margen de maniobra, acierte a evitarlo a última hora. En los mismos medios, reconocen que carecen de información sobre las conversaciones reservadas de su jefe, pero dan a entender que debe de contar con datos para fiarlo todo a la misma apuesta: el fracaso del dirigente socialista.
El comité federal del PSOE ha servido para confirmar que Sánchez está dispuesto a todo, incluso a convertir a su partido en asambleario, con tal de aspirar a llegar a La Moncloa con sus 90 diputados, y pese a que buena parte de ellos obedecen a los llamados barones regionales, al menos un 20% a Susana Díaz. La consecuencia positiva para los intereses del PP es comprobar cómo el empeño personal y del equipo del secretario general en pactar con Podemos e independentistas choca con buena parte de las estructuras de poder autonómico del PSOE.
Bastaría con que media docena de socialistas se ausenten de la sesión para descuadrar la suma de PSOE, Podemos, IU y los añadidos de ERC, DL o PNV
“La pelea interna no ha hecho más que empezar” y “parece que esta [la consulta a las bases] se la van a guardar”, comentan miembros del Grupo Popular, convencidos de que la tensión interna irá a más, en cuanto Iglesias empiece a marcarle las pautas de la negociación del “Gobierno progresista” a Sánchez en público. Dan por hecho que los barones le vigilarán en todo el proceso hasta hacerlo fracasar, durante las conversaciones e incluso a la hora de la votación de investidura en el Congreso. Bastaría con que media docena de socialistas se ausenten de la sesión para descuadrar la suma de PSOE, Podemos, IU y los añadidos de ERC, DL o PNV. Luego, después de ese fracaso de Sánchez, llegaría el turno de la investidura de Rajoy en caso del ahora imprevisible cambio de actitud de los socialistas, o el de la salida más probable, la repetición de las elecciones.
Rajoy dejó en manos del partido (el vicesecretario Javier Maroto) reiterar lo que él ya dijo al terminar la primera ronda de entrevistas del Rey con los representantes de los grupos políticos: que mientras no tenga apoyos para gobernar, con sus 123 diputados no puede aceptar el ofrecimiento de someterse a una sesión de investidura. Y como sin el apoyo o la abstención de los socialistas no tiene posibilidad alguna de postularse, deja paso a Sánchez, con los 90 escaños socialistas más la oferta en firme y a cambio de vicepresidencia y las carteras ‘de Estado’ de los 69 de Podemos y Alberto Garzón.