Apenas un par de horas después de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acordaran en una reunión en el Congreso poner en marcha una «agenda común» con la idea clara de «desmantelar las políticas del PP», Mariano Rajoy almorzaba en La Moncloa con Albert Rivera.
Aunque era un encuentro previsto hace tiempo, ambos líderes ratificaban así su condición de socios preferentes para la gobernabilidad y, de paso, escenificaban un entendimiento sobre asuntos económicos –se hacía oficial la negociación sobre el techo de gasto y los Presupuestos para 2018–, el problema de Cataluña y Europa.
En su almuerzo, que se prolongó durante algo más de dos horas, además de comentar las conclusiones de la reunión entre Sánchez e Iglesias los líderes del PP y de Ciudadanos abordaron asuntos de interés político y económico.
Cataluña, el Brexit, la lucha contra el yihadismo y las cuentas públicas fueron los cuatro ejes de su encuentro, en el que mostraron su unión en lo que respecta a los asuntos de Estado. Esta tarde sus equipos comienzan la negociación oficial del techo de gasto para 2018.
Este encuentro se produjo sólo 24 horas antes de que Rivera se reúna hoy también en el Congreso con el secretario general del PSOE. Una cita en la que habrá menos entendimiento que en la de Sánchez-Iglesias, pues el jefe de filas de Ciudadanos, y así se lo trasladará al líder del PSOE, sólo está dispuesto a acuerdos parlamentarios puntuales y no a forjar un pacto a tres bandas para conformar una mayoría parlamentaria alternativa.
La cita entre los líderes del PP y Ciudadanos sirvió, también, para oficializar la apertura hoy de las negociaciones entre sus respectivos equipos económicos sobre el techo de gasto, los objetivos de déficit y los Presupuestos Generales del Estado para 2018. Luis Garicano, Toni Roldán, Francisco de la Torre y José Manuel Villegas se reúnen esta tarde en la sede del Ministerio de Hacienda con Cristóbal Montoro y los secretarios de Estado de Presupuestos y de Hacienda.
Aunque la tensión política entre el PP y Ciudadanos se ha incrementado en las últimas semanas –sobre todo a raíz de la puesta en marcha de la comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP–, ambos partidos son conscientes de que se necesitan mutuamente: los populares para sacar adelante todo lo relativo a las cuentas públicas y garantizar así la estabilidad de la legislatura; los naranjas para aprobar medidas que les sirvan para exhibir peso parlamentario y logros políticos de calado con sólo 32 diputados.
En este marco se abre la negociación económica, llamada al entendimiento. Eso sí, Rivera está dispuesto a elevar su precio político y por ello ya ha puesto sobre la mesa la exigencia de bajar el IRPF en 2018 a las rentas más precarias. Para fundamentar su petición tiene un buen argumento en cartera: los 2.000 millones comprometidos para el complemento salarial para menores de 30 años están disponibles, toda vez que se usarán para cubrir esta medida fondos europeos. En consecuencia, la rebaja fiscal es plenamente «factible» haciendo uso de esa cantidad, que finalmente no saldrá del Presupuesto nacional.
Además, en Ciudadanos encuentran sustento en el discurso triunfalista que hace el Gobierno destacando el crecimiento económico que, además, será revisado próximamente al alza; el ritmo de la creación de empleo y el incremento de la recaudación tributaria. Todos estos datos son esenciales para apoyar la condición impuesta por el partido naranja.
«El crecimiento y la recaudación están siendo superiores a las previsiones que manejamos en el acuerdo de investidura», desgranan fuentes del equipo económico de Ciudadanos.
La formación que encabeza Rivera amenaza con que si no se baja el IRPF votarán en contra del techo de gasto y de los Presupuestos. Su posición de máximos es que la rebaja sea para todos los contribuyentes, aunque no en la misma cuantía, pero las fuentes consultadas admiten que la posición más realista es que esa reducción de la carga fiscal se consiga finalmente para las rentas más bajas.
Ciudadanos siempre ha estado dispuesto al entendimiento con el Gobierno en materia económica. Por eso, Rivera rechaza el cordón sanitario al que lo invitaba Sánchez.
Por parte del Gobierno, la disposición a estudiar las peticiones de Ciudadanos es clara. No obstante, desde el Ministerio de Hacienda precisan que una medida como la rebaja de impuestos será objeto en última instancia de la decisión del propio Mariano Rajoy.
Cristóbal Montoro ha insistido hasta la fecha en que la reducción tributaria debía acometerse en el ejercicio 2019, es decir, al término de la legislatura. Es evidente que, además de por motivos económicos, tales como dar aún más margen para cumplir los objetivos de déficit comprometidos con Bruselas, existe una clara motivación política: en vísperas de elecciones la bajada de impuestos es una excelente baza ante los votantes.
Sin embargo, las fuentes consultadas en Hacienda reconocen que ya ahora empieza a haber margen para acometer medidas de este tipo, aun cuando deban ser todavía muy prudentes.
Ayer mismo, el titular de Economía, Luis de Guindos, aseguró que «hay posibilidad y margen de maniobra», aunque pidió no adelantar acontecimientos porque la exigencia impuesta por Ciudadanos debe «analizarse» detenidamente.
Del encuentro que ayer mantuvieron el presidente Rajoy y el líder de Ciudadanos quedó un buen sabor de boca en Moncloa. El Gobierno ve al alcance de la mano la posibilidad de volver a congregar en torno al techo de gasto y al proyecto de Presupuestos para 2018 la misma mayoría parlamentaria que ha logrado para sacar adelante las cuentas del Estado para este 2017.
El techo de gasto y los objetivos de déficit serán aprobados por el Gobierno el próximo lunes en un Consejo de Ministros extraordinario y serán remitidos al Congreso de los Diputados para su debate y votación los días 11 y 12 de julio.