IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
- Si falta empleo es porque faltan empresarios
Nuestro nivel general de paro es tremendo y el que afecta a las capas más jóvenes de la sociedad es terrible y eso que los datos están amortiguados por culpa de una natalidad minúscula en las cohortes de población concernidas. ¿Cómo es eso posible? Pues el primer bloque de respuestas es muy sencillo. Porque creamos pocas empresas, ya que tenemos pocos empresarios. ¿Y a qué se debe que tengamos pocos empresarios, cuando el País Vasco ha sido siempre un hábitat poblado con muchos ejemplares de esa especie biológica? Este segundo bloque es más complejo. Sin ánimo de ser exhaustivo, le doy aquí algunas razones.
1.- ETA. A lo largo de su desdichada existencia ETA asesinó, hirió amenazó, extorsionó, secuestró y acosó a distintos colectivos. Uno de ellos fue el vinculado al ámbito empresarial. De todas las víctimas mortales de la banda 33 fueron empresarios, 55 altos directivos de empresas y 50 empresarios autónomos. Los empresarios que deberían crear hoy empresas crecieron y se formaron en ese ambiente poco propicio para el nacimiento de vocaciones.
2.- El desapego social. Quien haya leído el libro o vista la serie de Patria sabrá cuál era el ambiente social en el que vivían los empresarios en aquel entonces. Una mezcla de odio y amenazas externas y de lejanía afectiva, insensibilidad y ausencia de empatía cercanas más allá de su estricto y próximo círculo familiar. Ser el ‘Txato’, ver tu casa pintada de amenazas y recibir cartas de extorsión mientras tus amigos te huían y el negocio se deterioraba era una dura opción que no genera vocaciones.
3.- El ambiente político. Los partidos de la izquierda nacionalista jaleaban el espectáculo, pero el mismo PNV, quien siempre se declaró a favor del empresario, tardó hasta agosto del año 2000, cuando le asesinaron a Joxe Mari Korta para decir (El Presidente del GBB) que ETA había matado «a uno de los nuestros». ¿De quién eran entonces los anteriores, de ‘los vuestros, de los suyos’?
4.- La crispación laboral. Las relaciones entre los empresarios y los trabajadores son siempre complejas, pero aquí era habitual que se adornasen de un eslogan brillante y nada inocuo. «Obrero despedido, patrón colgado». El silogismo que viene a continuación es evidente: Como casi nadie quiere que le cuelguen, lo mejor es no despedir a nadie y la manera más eficaz de no tener que despedir es evitar el contratar.
5.- El sistema fiscal. Es muy cierto que nuestras autoridades fiscales, en general, han protegido a las empresas vascas en el Impuesto sobre Sociedades. Pero han menospreciado el impacto que tiene un tratamiento severo de las rentas y el patrimonio. Si usted es un alto ejecutivo de una empresa alemana que piensa invertir en España, ¿qué preferiría, vivir en Madrid pagando menos o en Euskadi pagando más y teniendo que dedicar sus hijos un esfuerzo relevante para aprender euskera, un idioma cuya difusión en Alemania es reducida?
6.- El sistema educativo. El País Vasco es, de lejos, donde mejor funciona la Formación Profesional y uno de los lugares donde más cercanía existe entre universidad y empresa, pero no es suficiente. Las estadísticas demuestran que la empleabilidad aumenta según se eleva el nivel educativo, así que este es un trabajo que nunca termina. Ya que estamos, la nueva Ley Celaá nos muestra a la perfección el camino a evitar. Si queremos mejorar la educación y evitar el excesivo nivel de abandono escolar, lo único que no hay que hacer es rebajar el nivel de exigencia. Hay que trabajar más y no menos.
7.- El irresistible atractivo de lo público. El sector público paga más y mejor a cambio de menos horas de trabajo y no despide nunca a nadie. Con el paro por las nubes y con los ERTE’s embalsando a cientos de miles de trabajadores, no hay entre ellos ningún empleado público, todos pertenecen al sector privado. Demasiada competencia para dedicarse a emprender y asumir riesgos.
8.- Las prioridades administrativas. En todas las esferas de la Administración, departamentos como Medio Ambiente, Urbanismo, etc., tienen más peso que Promoción Económica. No digo que esté mal, pero tiene consecuencias a la hora de empezar o ampliar un negocio. Nada es gratis.
Seguro que, si lo piensa un poco, se le ocurren más razones, pero estas que le he expuesto me parecen las más importantes. ¿A usted?