Relevo en Ajuria Enea

LA VANGUARDIA
Florencio Domínguez

La gran cualidad política de Urkullu no es su carisma, sino su habilidad para controlar resortes de poder
Patxi López presidió ayer la última reunión del Gobierno vasco socialista. Iñigo Urkullu encabezó el lunes la última reunión de la ejecutiva del PNV como presidente de este partido. Hoy se iniciará en el Parlamento de Vitoria el debate de investidura y mañana, jueves, Urkullu será elegido el quinto lehendakari de la democracia, lo que le obligará a dejar su puesto al frente del PNV.
El sábado tomará posesión de su cargo y se producirá el relevo de López por Urkullu como inquilino del Palacio de Ajuria Enea, sede del poder autonómico vasco.
En el debate de investidura, Urkullu tendrá que disputar con la candidata de EH Bildu, Laura Mintegi. La izquierda abertzale y sus socios saben que no van a tener más votos que los suyos y que no son suficientes para ganar al PNV. A pesar del carácter testimonial de la candidatura, quieren aprovechar el eco de la sesión parlamentaria para poner de manifiesto su disposición a disputar la hegemonía al PNV. A fin de cuentas ese es un objetivo estratégico fundamental de la candidatura articulada en torno a la antigua Batasuna y no van a perder la oportunidad de dejarlo patente.
El nuevo lehendakari será elegido con los únicos votos de su partido porque el PNV no ha tenido interés en alcanzar acuerdos previos con ningún otro partido, a pesar de que al no disponer de mayoría absoluta necesitará apoyos para poder gobernar. En las conversaciones postelectorales, la única oferta del PNV a las otras fuerzas fue intercambiar respaldos en las instituciones o, al menos, un compromiso de no obstaculizarse mutuamente.
El PNV no ha querido presentar enmienda a la totalidad de los presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa, gobernada por Bildu, con la esperanza de obtener una contrapartida similar cuando le toque presentar las cuentas del Gobierno vasco.
La falta de una mayoría estable será la principal dificultad de la legislatura, a pesar de la conocida habilidad del PNV para el pacto.
Los nacionalistas no han querido cerrar un posible acuerdo con los socialistas para no dejar a Bildu campo libre al frente de la oposición, aparte de la falta de entendimiento personal que Patxi López e Iñigo Urkullu han mostrado en los últimos tres años. Tampoco han querido un acuerdo formal con Bildu que podría forzar a moverse al PNV fuera del campo de juego que se ha trazado y que le daría una dosis extra de legitimidad a la izquierda abertzale, reforzándola en su papel de competidor.

La gran cualidad política de Urkullu no es tener un carisma mediático como líder, sino su habilidad para controlar los resortes internos del poder.
Su punto fuerte es su capacidad para moverse en escenarios discretos y concitar apoyos. A diferencia de Ibarretxe, que se cerró puertas, el actual líder del PNV lo que ha hecho ha sido abrirlas. A partir de mañana va a necesitar desarrollar esa habilidad más que nunca.